—No somos personas de seguir ordenes, señor.

—Créame, lo sé.

Él se cruza de brazos delante de mí y se me queda viendo, su sonrisa no trasmite nada bueno, de hecho, es una de esas que mi abuelo y alguno de mis tíos les dan a sus enemigos. Entiendo a este lobo, estamos invadiendo su "territorio" y el hecho de que seamos vampiros tampoco ayuda mucho. Si llegamos a un acuerdo, dudo que sea uno en donde podamos bajar la guardia.

—¿Cuál vendría siendo su condición?

—No me molesta en lo absoluto que anden por el bosque, me da igual — sus ojos se achinan un poco, no menciono el hecho de que ellos son los que están invadiendo mis nuevas tierras — pero no quiero que se acerquen al claro, no quiero que molesten a mis empleados ni a mis animales.

—¿Qué pasa si no consentimos?

—Me vendré de todos modos — sonrió un poco — y si cualquiera de ustedes se acerca a la mansión, lo asesinare con mis propias manos, no es la primera vez que lo hago.

La diplomacia con los lobos que se han ido de sus manadas no sirve, pero el amenazarlos menos. No había tenido que entablar un acuerdo con un lobo antes, es por eso que no se usar bien las palabras, tal vez si Gabriel hubiera hablado, habría salido todo bien desde el principio. Antes de conocer a Karen solo me habría mudado y si alguno de ellos se hubiera acercado a uno de mis humanos, lo habría asesinado sin siquiera detenerme a pensar si lo que estoy haciendo está bien o no. Karen me ha cambiado.

—Que vampiro más altanero — susurra uno de los lobos — te aproximas a pedir que obtengamos un acuerdo, pero nos amenazas de asesinarnos si es que no accedemos y nos acercamos a la mansión.

Me quedo callado, no voy a perder mi tiempo hablando con un lobo que no tiene voz en la conversación, después de todo, por algo no lo han elegido a él como líder de la manada.

—No me incomoda tus condiciones — susurra el joven — nosotros no solemos ir al claro, pero no me parece el hecho de que no ganemos nada a cambio — su sonrisa crece más.

—Les recuerdo que están profanando territorio del vampiro al frente de ustedes — interrumpe Gabriel — y él tiene documentos que revelan que esto es de él, ustedes solo tienen su esencia en los árboles.

El líder ríe. Parece ser un lobo justo, pero a la vez inteligente y eso es una buena combinación, tal vez no sea tan difícil llegar a un acuerdo con él.

—Solo demandaré una cosa — da un paso hacia adelante — una vez al mes nos proporcionarán una caritativa suma de dinero, estamos pensando en adquirir un terreno para instalarnos, así no tenemos que estar atravesando por esto — mira de reojo a Gabriel — ¿Qué te parece mi trato Dante Bell?

Estos lobos — gruñe Gabriel en mi mente.

—Bien, acepto — sonrió — pero la estimación la sitúo yo, después de todo, es mi fortuna — el hecho de que se sepa mi nombre no me molesta ni me causa sorpresa, después de todo, debió haberlo escuchado cuando hablaba con el antiguo dueño de la mansión — pero si uno de tus lobos rompe su palabra, se esfuma el dinero y el lobo ¿bien?

—Es un trato entonces.

Nos damos la mano, fijamos la suma de dinero y nos marchamos. Puedo sentir sus ojos clavados en mi nuca, sospecho que aún se encuentra sonriendo. Mientras ellos vivan con nosotros, no podremos estar completamente tranquilos. Esos lobos no son de confianza. No podemos bajar la guardia segundo alguno y eso Gabriel lo sabe muy bien.

Le pedimos al cochero que se prepare para partir y ninguno de los dos con Gabriel mencionamos palabra alguna mientras lo observamos. Se le ve mucho más calmado y eso es bueno. Al llegar a la mansión tendré que comunicarle a Aine y Riley que es lo que los lobos han pedido a cambio de que se mantengan tranquilos, sé que ellas no dirán nada con respecto a la suma de dinero, pero es bueno mantenerlas informadas.

#2 StrongerWhere stories live. Discover now