👑Capítulo XVI👑

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— ¿No se siente cómoda hablando conmigo? — Negué rápidamente.

— No, con usted es diferente, pero siento que cuando se habla de tú hay cercanía. — Dejé de hablar al ver que mis palabras comenzaban a frustrarlo. — No es algo que...

— ¿Debería hablar como en sus tiempos? — Apreté los labios antes de volver a negar.

— No es necesario, me siento cómoda con usted sin importar cómo hable. — Aseguré, pero eso no pareció convencerlo. — ¿Se sentiría más tranquilo si le enseño a hablar sin formalidades?

— Sí. — Di un corto asentimiento.

— De acuerdo. — Giré mi cuerpo para quedar de frente a él. — Repite conmigo. — Malek contuvo la respiración, pero asintió. — Lo estás haciendo muy bien.

— L-L-Lo... — Mis comisuras se elevaron lentamente. — No, olvídelo. No puedo hacer algo así.

— Vamos, tú puedes. — Sus labios se torcieron como si hubiera olido algo desagradable.

— Elizabeth, nunca sería capaz de hablarle a alguien de esa forma, ni siquiera a Arthur y él es mi más fiel sirviente. — Lo miré con la ceja alzada y me acerqué a su rostro.

— No es lo mismo. Arthur es tu fiel sirviente y consejero, pero yo soy tu novia, ¿no? — Sus comisuras se elevaron ante el recuerdo del significado de esa palabra.

— No utilice nuestra unión para conseguir lo que desea. — Trató de escucharse serio, pero su sonrisa lo delataba. — L-Lo e-estás...— Apretó los labios antes de continuar. — Haciendo muy bien. — Soltó atropelladamente.

— ¡Excelente! — Chillé de la emoción y me acerqué para darle un pequeño beso en la mejilla. — Eso estuvo muy bien, Malek. — Sus comisuras fueron cayendo con lentitud bajo mi atenta mirada. — ¿Qué sucede?

— ¿Puedo hacerle una pregunta? — Asentí. — Si pudiera volver a su época, ¿lo haría? — Tomé sus manos entre las mías y comencé a acariciar sus nudillos con mis pulgares.

— No lo sé. — Murmuré. — Allá está mi familia y toda mi vida, pero acá están ustedes, está usted y de cierta forma aquí también se encuentra un pedacito de mi vida, de mí. — Él se mantuvo quieto durante algunos segundos y luego asintió lentamente. — Malek, deje de pensar en eso. — Entrelazó nuestros dedos.

— No puedo. — Dijo con la mirada fija en nuestras manos. — No puedo dejar de pensar en ello.

— Cuando llegue el momento de tomar una decisión usted será el primero en saberlo, pero ahora no sirve de nada torturarse de esta forma. — Sonreí ladeadamente, aunque más que una sonrisa debía parecer una mueca de desagrado.

— Esperaré por su decisión. — Aseguró.

Alejé mis manos de las suyas y me acerqué un poco más para poder rodear su torso con mis brazos. Al principio su cuerpo se tensó, pero luego de unos segundos se relajó hasta tal punto en el que incluso me devolvió el abrazo.

Sabía que las muestras de afecto en público no eran del todo bien vistas, sin embargo, un pequeño e inofensivo abrazo no le hacía daño a nadie.

Estuvimos fundidos en aquel cálido abrazo durante unos pocos segundos, pero fueron suficientes para lograr que el temor y la incertidumbre que había respecto a mi regreso a casa se fuera con el viento que acariciaba suavemente nuestras pieles.

Con el pasar de las horas y a regañadientes, Malek tuvo que dejarme sola para cumplir con sus labores. Cuando creí que no volvería a verlo hasta el día siguiente y me preparaba para cambiarme de ropa e ir a dormir, escuché unos golpes en la puerta antes de que ésta se abriera.

Destino Medieval© EE #1 [En Edición]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz