Capítulo 5: "Eres un problema"

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Las clases de relleno eras materias que te colocaban, innecesarias para tu carrera. Solté una risita por lo bajo—No parece tan fastidioso después de todo— señalé con la mirada al profesor Cresh.

—Es un sujeto agradable —chasqueó la lengua contra su paladar e hizo una mueca de lado—Pero habla más de lo que debería un profesor.

Una risa espontanea salió de mi boca. Intenté reírme lo más bajo posible para no llamar la atención. Nadine sacudió el brazo de Bailey, se giró a su dirección y ella comenzó a susurrarle algo en el oído, soltando una risita entre dientes al indicarle un lugar en específico. Bailey miró al lugar. Y como de costumbre, los temas ajenos me llaman por mi nombre. Vi a donde veía él, sin embargo, di un brinco de susto al ver el repentino cuerpo de un chico sentarse detrás de mí. Ese cuerpo tatuado que conocía. No tardé en sonreír cuando Hult lo hizo al verme.

—Te esperaba —susurré hacia él. Mirándolo detalladamente, se notaba algo miserable. Con dos bolsas un tanto oscuras debajo de sus ojos, ya de por sí era bastante pálido. Sin embargo, no tenía color ni siquiera en las mejillas. Esa alerta de preocupación sonó como una sirena en mi mente.

—Pensé que te encontraría durmiendo en media clase —alzó una ceja divertido. Abrí ligeramente los labios dejando salir una risa algo desgastada.

—¡He cambiado!—me defendí. El chico rodó los ojos al mismo tiempo que ladeó una sonrisa... Una sonrisa forzada. De verdad, no estaba en buenas condiciones. Su aspecto era de alguien que no ha dormido en días.

—Ujum —respondió con un zumbido desde su garganta. Sin abrir la boca. Parecía burlarse de mi internamente. Su postura era relajada desde su asiento, con sus piernas estiradas. Sus ojos fueron bajando hasta un punto fijo por mis piernas, que por una abertura detrás de mi asiento, podía ver —Lindas medias, Gwen —halagó con su típico tono burlón.

Incliné mi cabeza y saqué los pies a un lado. De nuevo, mis medias disparejas. Una de color gris y otra de color blanco. Las mejillas me ardieron—Bueno, eso no ha cambiado —mi voz salió en un hilo. Lo escuché reír por lo bajo. Mi presión subió cuando se inclinó hasta mi oído. Su respiración rozaba con mi cuello. Los vellitos de mis brazos se pusieron de punta.

—Pero sigues siendo jodidamente encantadora —ronroneó. Unas simples palabras para que mi sistema ardiera.

Comprimí una sonrisa, apretando fuertemente los labios. Volví a dirigirme a mi libreta. Pero no tardaría en desconcentrarme de nuevo.

—Hola Hult —esa voz chillona es muy reconocible. Pero ahora se encontraba detrás de mí. De reojo observé el esbelto cuerpo de Nadine, sentándose al lado del chico.

—Hey —lo oí responder sin ganas.

—Mi señal estaba pésima ayer, por eso te dejé de responder— manifestó la chica, en un tono como si quisiera que alguien oyera. No sé por qué tuve la sensación de que ese alguien era yo.

—Uh, está bien —volvió a responder sin esfuerzo. Hult no era para nada agradable con ella.

—Entonces. ¿Saldremos hoy? —preguntó ella en un tono travieso. Mi estómago no tardó en arder, con mi corazón retumbando en mi pecho. Los celos afloraron en mí, y traté de controlarlos. ¿Ellos eran amigos? ¿Hult la conocía?

Me costó tragar saliva, como si tuviera una roca atorada en la garganta. Hice esfuerzo en mantener mi atención a lo que escribía en la libreta. Miré a Bailey por el rabillo y este no parecía darles importancia. Estaba muy sumergido en él mismo. Escribiendo.

—Te dije que tal vez —escuché al castaño mediante un murmuro. ¿Qué? ¿Planeaba salir con Nadine? Eso es absurdo. Él y ella saldrían, cuando yo ni siquiera he tenido el placer de estar al menos dos minutos con mi novio.

Ángel 234(I&II)Where stories live. Discover now