👑Capítulo VIII👑

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Ese lugar desconocido era oscuro, tenebroso y siniestro.

— Ha despertado. — Giré la cabeza hacia donde se encontraba la puerta, encontrándome con aquel hombre sentado a unos pocos pasos de distancia.

Cualquiera pensaría que estaba sentado allí para que la luz de la luna o del sol no le molestara, pero a mí me daba la sensación de que estaba allí para evitar que huyera de aquel aposento.

— ¿Dónde estoy? — Pregunté mientras trataba de hacerle ver que no le temía.

Era consciente de que debíamos encontrarnos en villa Vurshka porque ese hombre era el líder de aquellas tierras, pero no sabía qué tan cerca estábamos de Britmongh. Nunca había salido de los terrenos de Malek y tampoco había visto algún mapa de la época que me pudiera servir para ubicarme.

— Se encuentra en mi palacio, mujer. — Murmuró con un tono de voz bajo que causó que los vellos de mi nuca se erizaran.

Me puse de pie e intenté llegar a la puerta para abrirla y salir corriendo, pero no me fue posible. Tal y como había pensado, su posición no era por mera comodidad, sino algo estratégico. Cerré los ojos y apreté los labios con fuerza tan pronto sus manos se aferraron a mi cintura y me empujaron hacia la cama.

— Por favor, déjeme ir. — Susurré.

A mi mente llegó el recuerdo del ardor que sentí en mi piel cuando ese hombre me golpeó la primera vez que nos vimos.

— ¿A dónde cree que va? — Dijo mientras se colocaba levantaba de la silla y caminaba hacia mí. — Acaba de llegar a mis tierras, mujer.

El líder de Vurshka se colocó sobre mí, arrebatándome mi espacio personal y aprisionándome contra el lecho. Mi cuerpo tembló violentamente y el miedo que sentía en esos momentos debió verse reflejado en mi rostro porque sus comisuras se elevaron. Su cabeza se movió lentamente de un lado a otro mientras comenzaba a acariciar mi mejilla con su gran y áspera mano.

— No debe temer. — Susurró cerca de mi oreja. — Todavía no la tomaré como mía. — Mi columna fue víctima de un gran escalofrío. — Usted posee una belleza exótica que acabaría con la cordura de cualquier hombre en estas tierras. — El líder de Vurshka pasó su nariz por mi mejilla y fue descendiendo hasta llegar a mi mandíbula.

Cuando creí que su recorrido continuaría por mi cuello, el hombre se levantó y se irguió para poder observarme desde arriba.

— Usted será la mujer que me dará descendencia. — Contuve la respiración durante unos segundos.

— No. — Él recorrió mi cuerpo con la mirada en repetidas ocasiones.

Que me mirara así me hacía sentir asco de mí misma.

— Lo hará. — Aseguró. — Cortaré la cabeza de todos los hombres que desee poseerla y me encargaré de que tenga a mi descendencia.

— No. — Repetí por lo bajo.

— Mujer, se encuentra en mis tierras... Usted me pertenece y si deseo preñarla, lo haré. — El hombre frente a mí dejó escapar una pequeña risa burlona. — Podría tomarla en estos momentos sobre el lecho y nadie lo impediría. — Apreté los labios con fuerza para tratar de contener la impotencia que sentía.

Era una tonta.

Yo misma me había lanzado a las manos de quien iba a abusar de mí y me golpearía hasta matarme.

— Si así lo quisiera podría colocarme entre sus piernas y poseerla. — Continuó hablando. — Si eso llegara a suceder, ni siquiera el rey de Britmongh podría reclamarla porque usted me pertenecería.

Destino Medieval© EE #1 [En Edición]Where stories live. Discover now