¿Y si te digo que te extraño? [EN REVISIÓN]

Capítulo 29

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Abrí los ojos soltando un suspiro, mene la cabeza 《Recorde lo de esa noche, que pesadilla》. Firme la carta dejándola en la mesita de medicamentos.

Papá me había enviado un mensaje hoy en la mañana apenas termino la charla con el juez. Al final se demostró quienes eran los culpables verdaderos de este caso, aunque yo no sea ni la mitad de inocente. Nadia y Joel, la pasarían en la cárcel de menores, era algo bueno que las cosas retomen sin curso. De eso estoy seguro, pero se lo merecen.

También les escribí una carta a ambos. Estoy seguro que ya la leyeron, pero nunca lo podré confirmar.

Le di un beso en el cabello que lo tenía revoltoso —Lo que trato de decirte y se me atora en la garganta es que te amo, Domenica. Y siempre he hecho, aunque sea algo discreto.

—Allan, no tienes que hacerlo.

—Solo cumple tu promesa, Liam. —sentí como mi pecho se arrugaba dentro de mi —No la dejes sola en la noche le teme a la oscuridad, su imaginación es tan fuerte que crea sombras donde no hay, haz que coma bien es demasiado plagosa cuando se trata de verduras y sobre todo, ve la sonreir por mi.

—¿Y tu que harás? ¿Vas ocultarte?

—Voy a iniciar desde cero. Todo colapsó Liam, si me quedó, créeme que sufrire más, y ni siquiera llegaré a recuperarme. —sonrei genuinamente. —Necesito un respiro.

—Espero que sea uno corto.

—Nos vemos sabandija.

Salí de su habitación. Iba dejar un par de Doritos a Carla como última comisión. Tenia que darle de comer, es una glotona —sonrei—, ella fue una gran ayuda en el hospital para mi. La echaría de menos.

Con todo lo que sucedió, Pedro había venido como aquella vez que volví al equipo. Él no me golpeó, solo me abrazó mientras lloraba desconsolado, como un niño pequeño.

¿No se como puede perdonarme?

Anabel se distanció de mi. Me estuvo evitando durante este mes entero, será complicado volver estar como antes, ni siquiera pido su perdón. Se que ha de estar enojada conmigo y esta en su derecho.

¿Y Pablo? Me estuvo animando bastante para no caer en depresión y ahora que lo recuerdo, no revisé mis mensajes. Apuesto que ya envió su frase positiva del día. Se volvió como una tía mimada —Negue con la cabeza— Es un buen tipo.

—¿Ya te vas? —arrugó las cejas.

—Sí. Toma, —abrazo la funda de Doritos —tu última ración de comida chatarra de parte mía.

—¡Oh Allan, me harás llorar!

—Tranquila Carla, es natural llorar por esta belleza exótica.

Puso los ojos en blanco divertida.

—Cuídate bastante, para cualquier cosa que necesites avísame. Soy tu recepcionista de confianza. —me guiño el ojo.

—Gracias, pero evitare por un tiempo los hospitales.

Di vuelta atrás. Antes de dejar este lugar iré a disculparme con alguien más que me falta. Nunca me lo perdonaría si no voy hoy.

Al llegar, estacione la camioneta al frente del árbol frondoso desgastado.
Con un girasol en mano, baje. Camine lento con las manos comenzando a sudar, es la primera vez que vengo a verla desde que Liam tenía quince.

Me detuve a leer su placa.

Karen Fernández

"Vuela alto, alfin eres libre de este mundo lleno de ataduras "

10 de diciembre de 1598 hasta,
El 09 de febrero de 2001.

Me senté en suelo semi húmedo. Deje el girasol encima de la tumba sonriendo en grande.

—Al fin nos conocemos, soy yo, tu hijo ¿me recuerdas, mamá? —mi voz se quebró en par de segundos —. Perdón, soy muy llorón, creo que eso lo saque de ti porque papá casi no llora. Quiero contarte que estoy bien, se que tu me das fuerzas. Perdoname por haber sido tan cobarde para no venir a visitarte —relami mis labios —. Tal vez no me recuerdes. Pero te diré cómo soy ahora.

:He crecido soy alto ahora, no mucho. Llego al promedió,  no tengo problemas en el estudio, me aplico havecez ¡Y amo el básquetbol! Havecez veo las gradas, y siento como si estuvieras observandome. Aunque no te conozco, te extraño mucho. Si.. si nos encontramos en el otro mundo, prometo que te buscaré y al fin podremos estar juntos, tal vez me cuente más sobre ti que ¡vaya me muero de mucha curiosidad! Te lo prometo.

"Adiós, mamá "