ropa

1.2K 177 14
                                    

Jimin cerró con cuidado la puerta, tratando de no hacer mucho ruido al hacerlo. Soltó un suspiro y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Había conseguido que sus hermanos se durmieran.

Se acercó a la ventana, no estaba seguro de qué hora era, pero sí que debían ser más de las 09:00.

¿Debería seguir durmiendo? ¿O ir a explorar el castillo? La segunda parecía una buena opción, después de todo no conocía casi nada de ese lugar y tal vez encontraría algo productivo para hacer.

¿Qué harían sus padres en su lugar? Soltó un suspiro. Quería llorar, pero estaría perdiendo el tiempo que podría utilizar ayudando en aquel lugar con alguna tarea, o cuidando a los niños.

Se dió vuelta y caminó hacía la puerta del que al parecer ahora era su cuarto y la abrió nuevamente.

El guardia de antes seguía ahí, pero esta vez no parecía querer detenerlo, solamente le sonrió y él, amablemente, le devolvió el gesto.

Trató de recordar cómo era el camino que había tomado para llegar a las escaleras, cosa que no le tomó mucho tiempo porque en cuestión de minutos ya estaba bajando por estas.

El lugar era muy lindo debía decir; las paredes eran de colores cálidos que te hacían sentir cómodo y al mismo tiempo le daba "clase" al castillo. Éstas estaban decoradas por distintos cuadros de personas seguramente muy importantes pero que Jimin no lograba reconocer. El piso era cubierto por una hermosa alfombra azul y amarilla. Esta parecía estar en casi todos los cuartos y pasillos, aunque a veces cambiaba el diseño el color no. Había unos altos ventanales también, que dejaban ver el bellísimo bosque y cielo. Algo que había notado, bastante curioso, era que había demasiados cuartos, más de los que debería tener un En fin, el castillo era magnífico.

Al llegar a la primera planta se encontró con varias personas yendo de un lado a otro. Diría que eran sirvientes, pero ninguno llevaba el uniforme de uno, en cambio, portaban finos y esplendorosos trajes. Hasta pasaban algunos niños.

Y hasta que las miradas de varios allí no se posaron en él, no había notado que aún seguía en sus ropas sucias y rotas. La vergüenza lo atacó instantáneamente. No es que fuera alguien que le importara mucho las apariencias, pero tampoco se sentía cómodo andando así por el Castillo.

Se ocultó detrás de un pilar y mordió su labio. Podría subir y cambiarse, pero, ¿Con qué? No tenía nada más que lo que llevaba puesto.

—¿Necesitas ropa?—una voz detrás de él lo sobresaltó, provocando que pegara un salto en su lugar y se diera la vuelta con rapidez para ver de quién se trataba—Tranquilo, solamente soy yo—Yoongi esbozó una sonrisa con un deje toque de burla.

—Oh, sumajes- Y-yoongi—Jimin hizo una reverencia ante el mayor.

—¿Y bien?—el rubio inclinó su cabeza confundido. El pelinegro viro los ojos—La ropa, creo que necesitas prendas limpias y más cómodas—habló señalando con la cabeza ligeramente.

—O-oh, s-si, creo que sí...p-pero no se moleste, después de todo yo sólo pedí hogar para mis hermanos, no sé preocupe por mí—habló rápidamente, sacudiendo sus manos con la misma velocidad por delante de su pecho.

Yoongi nuevamente rodó los ojos.

—Tonterías, ven conmigo, te daré algo para que uses—el mayor se dió vuelta, haciendo que su saco ondeara y creara sonido.

El más joven estaba un poco confundido por el buen trato que el hombre estaba dándole. No obstante decidió seguirlo en su camino de regreso por las escaleras.

My Dear DragonWhere stories live. Discover now