Tal vez por el hecho de llevaba deseándolo por demasiado tiempo, y hasta ese momento solo pudo ocurrir.

No fue el primero en besar sus labios, eso sí que no era un secreto, por lo menos no para ella y la víctima, pero si lo fue a la hora de hacerle sentir tanto dejándole sin saber cómo actuar con racionalidad, queriendo más.

¿De él?

...

Lo cierto es que fue el primero en hacerle pensar que una familia podía darse en su vida, cuando sus planes desde siempre habían sido tener su libertad plena al ser catalogada como una solterona.

La vida, el paso y todo lo que esta conllevaba orillándola a tomar esa decisión que le parecía acertada, pese a que no le complaciera del todo.

No obstante, podía esforzarse para que la llenase.

Suspiró sonoramente, sin percatarse de que todo ese tiempo había sido observada, quizás por la única persona que en esos momentos la entendía, pese a que no se lo manifestara abiertamente.

—¡Frey! —salió de su letargo, al escuchar la voz de su hermano.

Los días siguientes a la cena en casa de los Somerset, que se convirtió en desastre, no lo había querido ver o en todo caso a nadie.

Ni siquiera salía de casa o realizaba los bocetos pendientes.

Nada podía efectuar a causa de la desazón que sentía en su corazón.

La opresión en el pecho de saberse una mujer desalmada, por romper el corazón de un hombre tan único como lo era Adler Somerset.

Él que le había demostrado que se podía disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, el que hizo que apreciara su sonrisa única como la cura que necesitaba para sus heridas.

El que con sus ojos azules le cortaba la respiración por lo penetrantes que se podían tornar.

El que con sus palabras le alegraba el día, y con su presencia le iluminaba hasta la vida.

Era un hombre tan sencillo, pese a lo perfecto y refinado.

Tenía una mirada tan pura, que a veces opinaba que sus sentimientos eran de su total conocimiento.

Era un hombre tan interesante.

Tan único.

La podía calmar en sus peores momentos, y él había presenciado unos cuantos cediéndole su hombro para que se desahogase a gusto.

¿Y que había hecho ella para regresarle las atenciones?

Lo único que hizo fue de alguna manera ilusionarle, y romper su corazón.

Un corazón que pese a lo fisurando se dio una segunda oportunidad para amar, escogiéndola a ella.

Siendo un verdadero privilegio que le hacía sentir un vacío en el estómago e hincharle el pecho, agitándola en el proceso.

Estaba perdida y lo peor es que tenía una incógnita en la cabeza que ni siquiera la dejaba dormir.

¿Freya Allard, que sientes por Adler Somerset?

...

—Cuando vas a salir de ese hueco al que te arrojaste por voluntad—se acercó al ver que seguía tan ensimismada, que apenas se había percatado de su presencia, pues ignoró su llamado.

—¡Alex! —le abrazó cuando lo tuvo a su lado —. Sigo sin entender, porque no salgo de este poso en donde mi corazón se empeña en querer a un imposible, dejando de lado la verdadera oportunidad de ser feliz —es que enserio quería, y no podía.

PROTEGIENDO EL CORAZÓN (LADY SINVERGÜENZA) © || Saga S.L || Amor real IIWhere stories live. Discover now