—Bueno, en realidad es una ilusión —admitió con la voz perezosa—. Es lo que hago con la casa también. Siento si mi percepción de la playa no es tan... realista.

—Me estás jodiendo —Louis volvió a reír—, es la mejor playa que he visto en mi vida.

No es que Louis hubiese visto demasiadas playas como para compararla, pero tenía sentido que fuese la mejor. Dos hoyuelos invadieron las mejillas del vampiro, quien disfrutaba el sol como nunca antes lo había hecho.

Un cardumen se coló entre sus tobillos, provocándoles cosquillas. Louis observó los peces de colores ir y venir en el agua translúcida y se volteó para mirar hacia Harry, quien tenía una de sus manos haciendo sombra a sus ojos sensibles. Lo besó sin pensar, abrazándolo desde la cintura, que le quedaba justa ya que sus pies estaban algo enterrados en la arena mojada. Harry lo tomó del rostro y sus anillos le enfriaron las mejillas.

Se separaron con un chasquido. Louis miró en los ojos de Harry y encontró calidez; jamás los vio de esa manera. Era la mezcla del verde y el dorado y el brillo resplandeciente lo que lo hizo sentir hipnotizado.

—¡Vamos a nadar! —gritó el vampiro con entusiasmo y Louis se sorprendió gratamente. Podía contar con los dedos de una mano las veces en que lo había visto tan animado, por lo que negarse no era una opción.

Corrieron al agua con la ropa puesta, saltando las olas pequeñas y riéndose de todo y de nada al mismo tiempo. Louis se sumergió y sacudió la cabeza al salir, las gotas cayendo por su rostro deliberadamente. Salpicó con su mano a Harry, quien sonrió y saltó hacia él para abrazarlo.

—Tonto... —exhaló el humano, besándolo en la mejilla para luego bajar a su cuello. Cuando Harry menos lo esperó, lo empujó por los hombros para hacerlo caer bajo el agua. La risa de Louis resonó en toda la playa —o la habitación—.

Al salir, sus manos se unieron por inercia, y Harry tiró de ellos hasta quedar recostados en la arena. Quemaba al tacto, pero no lo suficiente como para hacerles daño.

—Entonces... ¿A dónde se irán?

Louis no quería arruinar el ambiente, pero tampoco deseaba actuar como si nada sucediera.

—Lejos —respondió a secas.

Intentaba no caer ante la necesidad de escucharle decir Te llevaré conmigo, haz tus maletas y espérame en medio del bosque. Harry no le debía eso, y Louis lo entendía. Al intentar despejar su mente, observó sus manos y sus dedos entrelazados.

—¿Puedo robarte uno de estos? —dijo refiriéndose a los anillos. Harry sonrió y se quitó uno del dedo meñique.

—Este es uno de los más especiales —explicó, al mismo tiempo en que lo colocaba en el dedo medio del humano. Bailaba un poco y le causó gracia la diferencia de tamaños.

El anillo era de oro, sencillo, fino y con algunos diamantes blancos incrustados, y se lució con sublimidad en su pequeña mano bronceada.

—Harry —lo llamó.

—Dime.

—No tienen que escapar.

Harry apoyó los codos en la arena para incorporarse un poco, con el ceño fruncido y un mechón de cabello rebelde cayendo en medio de su rostro. Jamás se había tomado el tiempo de explicar, por lo que comprendía la inquietud de Louis.

—Nos persiguen porque tenemos la manera de evitar la sangre humana. Ellos creen que nuestra sangre es superior, o algo así. Nosotros tenemos bien en claro que no es cierto, pero a ellos no les interesa, pues querrán experimentarlo por su cuenta. Ha sido de esa manera por siglos.

Louis no comprendió del todo. ¿Quiénes eran "ellos"? ¿Para qué querían favorecerse, de todas formas? Según tenía entendido, ser vampiro era una especie de maldición, de la que cualquiera querría librarse.

Apreció el torso de Harry, donde la camiseta que utilizaba para "dormir" se levantaba un poco y dejaba ver sus tatuajes de laureles. Sin dudarlo mucho, se subió a horcajadas sobre él y le robó otro beso, un poco más intenso que los anteriores. Se aseguró de degustar su lengua y morderle el labio tanto como su respiración se lo permitiera.

—Mátalos.

—Es difícil matar a un vampiro, Lou —declaró con total tranquilidad, como si el pequeño muchacho inocente no hubiese insinuado que cometiera un asesinato—. Algún día se cansarán. Además, es una buena excusa para recorrer lugares bonitos.

La marea subió, lo suficientemente alta como para mojar las piernas de Harry. Louis sonrió y delineó el tatuaje de la mariposa con la punta de su dedo. Luego, se arqueó un poco para poder llevar sus labios hacia allí. La piel fría y todavía húmeda se tensó un poco ante el contacto de su nariz cálida.

—Voy a extrañarte mucho —El murmullo se perdió en un rumor junto al sonido del viento, a pesar de que el vampiro logró oírlo.

—No digas eso.

Hizo un puchero aunque Harry no pudiese verlo del todo —Pero lo haré.

—Eres joven, Louis. Tienes una vida que vivir —suspiró Harry, colocando sus manos grandes en su cintura—. Te buscaré, ¿Si? Te lo dije antes.

Louis bostezó antes de poder decir una palabra o siquiera reclamar. Confiaba en Harry.

Asintió con la cabeza luego de que Harry le preguntase si se encontraba cansado. Era de madrugada, después de todo, y había tenido un largo día.

El vampiro le hizo cerrar los ojos y el calor se disipó lentamente, al igual que el sonido del mar, la textura de la arena debajo de sus cuerpos y la humedad de sus prendas. Harry lo levantó en sus brazos para llevarlo a la cama, y la sensación del esponjoso colchón fue el detonante de que se quedase completamente dormido. Harry se acostó sobre su pecho y tarareó una lenta y armónica canción antes de perderse en sus pensamientos por el resto de la noche.

Realmente lo extrañaría. 


Holaa! Perdonen la tardanza, no encontraba un minuto libre para escribir, fue horrible :(

Espero que les guste el cap, voten y comenten mucho!! Besos, J

Vitalidad » lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora