Los martes son los peores días de la semana, este en especial, tenía muchas tareas y aún más evaluaciones, estaba por completo frustrada y veía como las demás personas en la clase se derrumbaban de maneras impresionantes incluso alcanzando el llanto en algunas ocasiones; sentía el estrés viajando en el aire y haciendo del ambiente aún más incómodo de lo que debería ser. Descubrí que el estrés y el miedo son dos de las cosas más contagiosas del mundo, siempre llegaba alguna persona muerta del miedo por no haber estudiado y se ponía a especular acerca de las preguntas de el examen creando un caos atroz entre todos los demás alumnos, por otra parte quienes no habían realizado las tareas corrían de un lado para otro en un frágil intento de conseguir a alguien lo bastante generoso como para prestarles la tarea antes de la tan irónicamente esperada llegada de cualquier profesor, y al otro lado del salón me encontraba yo sentada, observando el caótico paisaje en un estado de extraña despreocupación teniendo en cuenta lo poco que había estudiado y larga lista de tareas que no había realizado; junto a mi acostada sobre el asiento estaba mi mejor amiga Megan Andrews, era un poco más baja que yo tenía el cabello castaño parcialmente liso y un poco esponjado, se veía muy demacrada en especial por las pronunciadas ojeras que llevaba alrededor de los oscuros y rasgados ojos, era obvio que por alguna razón se había desvelado el día anterior y estaba tratando de aprovechar el retraso de los profesores entre clases para recuperar un poco de sueño perdido. Delante de Megan se encontraba otra de mis amigas que se miraba desesperadamente las manos sudorosas tratando de mantener la mayor cantidad de información en su mente antes del examen, su nombre era Dianna Banner la más estudiosa del salón a quien todos admiraban incluyéndome, era bajita de piel trigueña cabello largo y negro hasta los hombros, ojos cafes, podría decirse que era como diría Megan un "buen espécimen", es decir potencialmente bonita.

Por un momento un grito entre tanto bullicio llamo mi atención, provenía del otro lado del salón y sabía exactamente quien lo había proferido era Jamie Roberts que seguramente se había partido alguna uña, era bajita , rubia , y tenía los ojos claros , su aspecto físico la convertía en la más bella del salón solamente sobrepasada en belleza por Dianna a quien le tenía mucho odio, ella era a mi percepción completa y totalmente desagradable, se creía superior a los demás y se los hacia saber, no tenía miedo de decir lo que pensaba de manera brusca y grosera, todos le temían todos menos nosotras. Dianna la odiaba pero prefería hacerlo en silencio en algunas ocasiones era muy pacifica, por el contrario Megan no tenía miedo nunca, a decir verdad era un poco inhumana pero sin dejar de ser la persona más noble que he conocido.

Por otro lado estaba el novio de Jamie, Connor Matthews que era más como su esclavo, la apoyaba en todo y la seguía a donde fuera, en ese justo momento pensé que debería estarle limando la uña rota. Todas se morían por él , pero no era mi tipo de hombre , era alto, su cabello era castaño y corto, un mechon le caía sobre el ojo derecho casi tapándoselo por completo dejándole el otro ojo café a la vista , era moreno y tenía un nariz aguileña, podría decirse que no era nada feo.

Es una engreída, lo consigue todo con palabras bonitas. Pensé

-Lo sé-dijo Megan

- ¿joder lo dije en voz alta?

-Demasiado alta diría yo-hizo una pausa antes de añadir- Igual que siempre

Yo y mi imprudencia, me la pasaba tanto el tiempo pensando que hasta se me olvida el manejo del volumen cuando de verdad hablaba.

- ¿No les parece raro que Hannah no llegara aun?-Dijo Dianna de un momento a otro.

Hannah Simons mi amiga más alocada, la que siempre se ocupaba de las maldades y la enemiga de toda la vida de Jamie, nunca conocí bien la historia pero creo que tiene algo que ver con sus familias y sus hermanos. Alguna vez el hermano de Jaime salió con Hannah, desde ahí se juraron odio eterno o algo por el estilo.

- ¡Mírala!-dijo Megan en el justo momento en el que y recordaba la historia.

Y ahí llegaba Hannah despeinada con la blusa medio caída mostrando su blanco hombro y pasto en el oscuro y largo cabello castaño, era demasiado alta para tener dieciséis años, y sería demasiado alta como para tener veinte, estaba vestida de manera casual, una camisa azul que decía "la realidad es relativa", unos jeans, y botas.

- ¿Dónde se supone que estabas?- Le dijo Megan sin siquiera saludarla.

Hannah tardo un poco en responder y luego dijo -Todos tenemos días malos, de lo contrario no conoceríamos la importancia de los días buenos-Y se quedó en silencio mientras Megan, Dianna y yo nos mirábamos completamente confundidas.

Algo va mal. Pensé y trate de buscarle un lado gracioso a la situación.

-¿Desde cuándo tan profunda?-pregunte un poco burlona, pero Hannah se quedó callada.

Después de unos silenciosos minutos el profesor llego y el aula se quedó callada de un momento a otro, el pánico era tácito en el aire, todos aquellos que odiaban la filosofía parecían estresados, el profesor entro saludo con la cabeza y se sentó en su respectivo escritorio.

-El tema de hoy ...- Dijo con tono despreocupado, mientras me distraje jugando con el lápiz -Es "ALMAS GEMELAS"-

En ese momento volqué mi cabeza con rapidez para mirarlo a los ojos. Este tema de verdad me interesaba, y al parecer no era la única que quería saber sobre almas gemelas, Megan observaba al profesor con los ojos abiertos como platos.

-Anhelar encontrar a nuestra otra mitad es algo que muchos buscan -Continuó-y la historia ha contribuido a que eso ocurra, ya que el primer texto conocido donde se menciona sobre ellas fue en la obra "El banquete" de Platón, ahí se indica que existían tres sexos, uno masculino, femenino y un tercero que era Andrógino es decir femenino y masculino al mismo tiempo los cuales habrían sido personas muy fuertes y antecesores de nosotros, según la leyenda Zeus se sintió amenazado por esta raza y decidió dividirlos, desde entonces ambas mitades se buscan.

-Gays-gritó alguien desde el fondo, pero nadie le prestó atención, todos parecían demasiado absorbidos por el tema como para voltear.

La clase acabó y el aula se desocupo rápidamente; Megan y Dianna debatían sobre la clase y Hannah caminaba con la mirada un poco ausente, al salir del salón todas nos despedimos y me dispuse a caminar hacia mi próxima clase.

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Tenía miedo, el siguiente seria el día que tanto había esperado y esa idea me aterraba de maneras inimaginables, no sabía exactamente qué hacer y el miedo era demasiado fuerte, tanto que dolía.

Sabía que debía dormir, pero claramente no podía, las manos y el pecho me sudaban, y la cabeza me daba vueltas, sentía como la sangre me quemaba por dentro desde la cabeza hasta la punta de los pies lo que indicaba que la hora estaba cerca.

Recordé las instrucciones que me grabaron en la mente al nacer "Nathan, debes buscarlo y matarlo, si no lo logras no vuelvas" el eco se repetía infinitamente en mi cabeza; ¿cómo podría matar a alguien?, no estaba seguro de poder hacerlo, ¿cómo iba a saber quién era la persona correcta? ¿y si era más fuerte que yo?, entre tantas preguntas al final logre conciliar el sueño, mientras la abrumadora oscuridad me envolvía vi su rostro, su hermoso rostro. Y me quedé dormido.

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