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El inicio de clases se reprogramó a una semana después del establecido por el ministerio de educación, dado que el profesor de matemática sufrió una paro cardíaco y falleció. Su asignatura ocupaba gran parte de la carga horaria semanal y siendo el último año de secundaria, mucho más.

En lo personal sentí lástima por el señor, no era fanática de su materia pero era un buen hombre, la noticia me había caído como un balde de agua fría, a diferencia de mis compañeros que se burlaban de estar seguros que ese no había sido la causa de su muerte, ellos pensaban que el señor García había tomado algo para causar una erección y no aguantó la dosis.

Tuvimos más suerte que otros para seguir de vacaciones por el duelo, pero cuando llegó el lunes, yo fui la única fresca. Al ser nuestro último año, mis compañeros organizaron la fiesta "último primero primer día" en la casa de Tomás Hook, donde se juntaron para tomar y bailar así llegar juntos al colegio desvelados y presentarse ante el alumnado y plantel docente, como los egresados.

Ellos estaban exaltados contando entre sí las anécdotas de la noche anterior, no esperábamos ningún remplazo porque no nos dijeron nada, pero cuando la puerta se cerró, creí haber sido la única que me di cuenta quien entró. Pensé que era un alumno pero a nosotros no nos dejaban vestirnos normal, teníamos que usar uniforme ya que era un instituto privado y de un mandato norteamericano.

El chico se acercó al escritorio del profesor y se sacó el bolso colgado en su hombro, tenía puesto un pantalón negro ajustado y zapatillas Vans, remera negra holgada y cuando se dio la vuelta para sacarse los anteojos de sol, mi boca cayó abierta.

Se revolvió el pelo oscuro y bufó con un evidente malhumor.

— ¿Tanto van a hablar? —se quejó en voz alta haciendo que mis compañeros se dieran la vuelta, pero los chicos siguieron sin darle atención, las chicas se sentaron enseguida y Tom dejó de tenerlas a su alrededor, pero siguió hablando y el chico lo miró mal. —sentate en la silla, el banco no es para eso.

— ¿Disculpame?

—No, no te disculpo, sentate bien.

— ¿Sos el nuevo profesor?

—Si se calman voy a hablar. —le contestó a Vicky a mi lado pero me miró a mí, le sostuve la mirada por unos segundos y era fría y calculadora, por lo que pestañó y volvió la vista a la clase, tragué sintiendo un respeto obligatorio hacia su dureza. — ¿se van a calmar?

—Sí. —dijeron la mayoría de las chicas, pero Tom seguía sentado en la mesa y al chico eso no pareció gustarle, se acercó hasta él con ocurrencia.

— ¿Tenés algún problema de compresión, algún tipo de retraso mental o qué? —le preguntó enseriado, Tom levantó una ceja, la mayoría de las chicas se rieron y yo lo miré asombrada que se atreviera a tratar así al descendiente de Hook.

—No.

—Bueno entonces sentate bien. —dijo elevando la voz y a mi compañero no le quedó opción, lo miró con el mismo desprecio que recibía y se sentó de mala gana. —Si se la dan de rebeldes, voy a ser peor, no quiero empezar el primer día con sanciones o detenciones como les digan ustedes, ¿alguien si?

—Si te quedas vos sí. —soltó mi amiga adelante y todas se rieron, pero al dirigirse hacia ella contagió su seriedad con algo de sarcasmo.

—Sí seguro, vamos a hacer veinte ejercicios de matemática y después te vas a llevar a tu casa como diez más, si no me los entregas mañana podés limpiar el baño del colegio, pero obvio me quedo yo. —dijo y a la china Lin se le borró la sonrisa, él volvió a su escritorio y Vicky se me acercó para hablarme en el oído.

—Qué buen culo.

No le contesté, pero estaba totalmente de acuerdo con su apreciación, no encontraba alguna imperfección en ese hombre.

—Voy a ser su titular, es mi primer año ejerciendo y aunque sé que es el último de ustedes no voy a considerar nada porque vengo a enseñar, dicho eso, me llamo Franco Clark y enseño matemática, ¿alguna pregunta?

— ¿Tiene novia? —le preguntó Vicky exaltada a mi lado y toda se rieron, yo la miré incrédula y él no la miró peor que yo.

—No, y quiero preguntas acorde a la materia, propias de lo que nos compete.

— ¿Cuántos años tiene? —volvió a preguntar, y yo corrí mi vista a otro lado para no hacerme cargo que era mi amiga, porque estaba claro que no entendió nada.

—Veintidós. —contestó y las chicas empezaron a cuchichear, él negó mirándolas con suspicacia y suspiré para tomar seguridad al levantar la mano entre el revuelo. La notó y después de mirarme unos segundos logrando que me sintiera incómoda y me arrepintiera de llamar su atención, asintió.

— ¿Qué vamos a ver este año con usted?

—Alguien normal. —dijo acercándose al pizarrón y todos se callaron para verlo. Vicky me guiñó el ojo y yo rodé los míos. —vamos a ir rápido con el programa, así que más les vale que por lo menos sepan sumar.

Empezó a escribir en el pizarrón con una letra horrible algunos de los temas que veríamos del programa y agarré mi cuaderno para copiarlos y tenerlo en cuenta, no estaba interesada pero le había prometido a mi papá que iba a hacer mi esfuerzo con matemática, era importante para él porque quería que siguiera bajo la enseñanza de la institución en el exterior y con el nuevo profesor, creía que podía ir bien.

Era mejor darle una buena impresión de buena alumna y jugarle por otro lado, no me sumaría a los acosos y apuestas por más hermoso que fuera con esa boca tan simétricamente perfecta, debía aprobar matemática y lograr que él viera mi interés en aprender su aburrida materia.

Jugarle por otro lado era posible, pero mantenerse al margen de la obviedad, debía ser el inicio.

— ¿Quiere saber nuestros nombres? —interrumpió Gina, se dio vuelta y dejó el fibrón para adelantarse despacio a su lugar, apoyándose sobre el escritorio.

—La verdad es que no, no me interesa, pero dado que ya saben el mío, podría ser. —se cruzó de brazos y enseguida los músculos se le contrajeron, por debajo de la manga corta pude divisar algo de tinta. —aparte veo que ya tienen muchas intenciones que va a ser divertido cortar, empiecen de a uno, nombre y algo que tenga que ver con la materia.

La mayoría que habló todos decían que amaban la matemática, al menos las chicas querían llamar su atención por ese lado y como nadie había dicho realmente lo que se debería usar para esos casos, cuando llegó a mí me aclaré la garganta.

—Me llamo Mia y la verdad es que odio la matemática, por más intentos que haga nunca la voy a entender y quizá me egrese sin saber Pitágoras.

Él asintió y se quedó mirándome fijo tanto como yo mientras que Vicky buscaba atención para empezar a hablar, no le quedó otra que corresponderle pero sus ojos miel me hicieron sentir un escalofrío que pretendí evitar, era como si se negara con la mirada lo que intentaba vender con su postura, y eso conmigo no le iba a funcionar.



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⏰ Last updated: Sep 28, 2020 ⏰

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Seduciendo lo Prohibido.Where stories live. Discover now