Capítulo 2

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Styan

Ada y Dareh se habían marchado para siempre. Al principio no podía entender las razones de ese híbrido idiota, pero según mi hijo iba creciendo, mis ojos se iban abriendo. No sólo se trataba de su nombre. Mi hijo era él. El estúpido híbrido. El día que lo descubrí fue todo un shock para mí, sin embargo entendí muchas cosas y me maldije por todas las veces que le había herido durante mi juventud. Al final el idiota era yo.

Por suerte, Dana me rescató a tiempo. No puedo imaginar qué habría sido de mí sin ella. Era la mujer de mi vida: fuerte, valiente, y muy contrario a la primera impresión que podía dar, era una persona amorosa y muy leal. Por suerte, pude darme cuenta a tiempo y me consideró digno de ella, a pesar de las muchas estupideces que hice y dije, cegado por mi exceso de testosterona adolescente.

Mi hijo estaba haciendo su tarea de la escuela, cuando se detuvo pensativo.

―Papá, ¿los amigos imaginarios existen? ―preguntó de repente.

Su pregunta me dejó en blanco.

―Pues... no sé qué decir. Depende... supongo.

―¿Existen o no? ―su mirada se volvió más severa. Él era bastante exigente conmigo.

―Dentro de tu cabeza son reales, pero fuera de ella no... supongo ―expliqué no muy convencido, tratando de salir del paso.

Parecía haberse quedado conforme con la respuesta, pero siguió hablando.

―Hoy he hablado por primera vez con mi amiga imaginaria.

―¿En serio? No sabía que tenías una.

―Sí, se llama Ada... creo.

En el instante en que escuché ese nombre algo se removió dentro de mí. Miré a mi alrededor para asegurarme de que Dana no lo había escuchado. A pesar de todo lo que habíamos vivido, ella odiaba a Ada. Decía que era una niñata llorona con aires de heroína que sólo sabía dar problemas a los demás. Puede que fuera cierto, pero tenía claro que le debíamos la paz de la que disfrutábamos.

―¿Papá? ―Dareh llamó mi atención y me sacó de mis recuerdos. ―¿Estás bien?

―¿Dónde has visto a Ada? ¿Y qué es eso de que es imaginaria?

―Estaba jugando bajo el viejo nogal cuando apareció de repente, de la nada. Dijo que era mi amiga imaginaria y que se llamaba Ada, y en seguida desapareció ―el pequeño frunció las cejas desconcertado.

Era un niño muy inteligente, de eso no cabía duda, lo había heredado de mí, pero eso hacía que le resultara difícil aceptar cualquier cosa que no tuviera una explicación lógica. Si él supiera todas las cosas que se escapan de la lógica que llegaría a poder hacer algún día, tal vez se esforzaría por ser más abierto de mente.

―Ah, eso es... extraño. Si vuelves a verla, conversa con ella. Estoy seguro de que será buena amiga ―le dije, poniendo mi mano sobre su cabeza y agitándole el pelo.

Él puso los ojos en blanco y me apartó la mano.

―Te he dicho que ya no soy un niño pequeño. No hagas esas cosas.

―Está bien, hombrecito. Como quieras.

―No es la primera vez que la veo... ―admitió desviando la mirada. ―Ni siquiera recuerdo cuándo empecé a verla. Siempre pensé que era alguien que a veces estaba por ahí, pero hoy es la primera vez que la veo aparecer de la nada y luego desvanecerse delante de mis propios ojos... ¿Crees que es un fantasma?

Ada, la Amiga Imaginaria// Engel 3Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt