PRÓLOGO.

32 1 0
                                    

Hace tiempo que no veo un atardecer... En mi memoria existen algunos que vi cuando era niña. Mi madre me abrazaba fuertemente mientras estaba acurrucada entre sus piernas. Se valanceaba de un lado a otro mientras me daba pequeños besos en la frente. Pero ahora, siempre miro la oscuridad. No me reconozco. No recuerdo como eran sus manos, ya no siento esa cálida sensación de protección. Estoy triste y a la vez quiero ser feliz. Pero ella...

Ella...

Ella dice que merezco lo mejor. Esta arta de malos tratos y según, todo lo que hace, es por amor. Por que desde que existe, su único objetivo es cuidar de mi. La verdad es que le tengo miedo. Me observa cuando duermo y a veces siento que puede controlar mi respiración. Me ha encerrado aquí y no me deja salir. He sido muy ovediente y eh prometido mantenerme quieta.
A decir verdad... Me resulta difícil estar rodeada de un único color, es difícil no escuchar más que su voz.

-Hola Denny. ¿Como dormiste hoy?- Me dijo con una voz que a mi parecer mas que molesta, enfadada.

-Hola.-Conteste con un tono apenas perceptible.

-Hoy debo salir... -

-¿Otra vez?. ¡LLÉVAME!-Y mis lágrimas comenzaban a salir desesperadas.

Una vez más las ganas de orinar eran descontroladoras. No quería estar más ahí y por los cielos que están escuchandome... Quiero salir corriendo!!!

En seguida sentí mis entrepiernas empapadas. ¡Carajo!.
Estaba convencida de que Yess se enfadaria, más que eso, estaba segura de ello. Estaba desesperada pues no podía distinguir nada en esta oscuridad, así que sólo me quedé inmóvil a merced de lo que fuera a suceder. El edor de la orina empezó a expandirse y mi corazón se aceleró, no de vergüenza, más bien de miedo. Realmente yo no era tan fuerte. Sabía por algunas otras ocaciones que mi miedo le era agradable.

-Te acabas de orinar. ¿Denny?

-...

-Pregunte. ¡¡¡¿Por que huele tan asqueroso?!!!. Grito enfadada.

-...

-¿Cuántas veces te he dicho que eso molesta a mamá y sobre todo a mi?- Dijo firmemente y su respiración se empezó a acelerar.

-¡Perdón! ¡Por favor!- Pedí con la esperanza de que lo pasara por alto. De un momento a otro Yess respiro hondo y exhalo lentamente.

-Ok. Mira, lo siento. No es mi intención incomodarte, lo que quiero es que estés bien. Que estemos bien - Se acercó hacia mí, podía escuchar sus rodillas arrastrándose entre la tierra que había en el suelo y sus manos buscaban mi rostro. Sostuvo mi cara y me beso tiernamente en la frente. Como mamá lo hacía.

-Esta vez lo dejaré pasar ok, pero debes prometer que estarás más tranquila. Ahora levantaré el desastre y en cuanto pueda regresaré - Seguido de eso, sentí como desabrocho mis pantalones y los desliso por mis piernas húmedas.

Quito mis pantaletas mojadas con tanto entusiasmo que pensé en un abrupto cambio de temperatura. Pero solo me cubrió con algo que al parecer era un una frazada. Acarició mi cabeza como a un perro después de haberse comportado exitosamente y sus pasos se perdieron entre la oscuridad.
Finalmente vi esa luz que siempre se atraviesa fugazmente frente a mis ojos cuando ella se va. Quedé semidesnuda, nuevamente sentada en ese rincón llorando por no poder distinguir algún otro color.

<<¿Habrá alguien que quiera hacer algo por mi?>>.

Si existiese esa persona, juro que daría mi vida para protegerle, aunque ahora solo quiera morir.

UNA VIDA SIN MUERTE. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora