Las mejillas de Cyara se sonrojaron ante ese comentario, mezclándose también con la vergüenza que sentía en ese momento.

—Dado que ahora trabajas en el club tendrás que firmar un par de contratos antes, después pondré a una chica a tu disposición para que se encargue de enseñarte todo sobre el local y sus normas —comentó, a la vez que abría uno de los cajones y sacaba más papeleo.

—Está bien, gracias por todo esto —murmuró en voz baja.

—No agradezcas, linda.—Le extendió el contrato —. Puedes leerlo con calma.

—Perfecto —respondió antes de ponerse a leer, únicamente se trataba de un papel diciendo que a partir de ahora trabajaría allí, que se responsabilizaba y bla bla bla—. ¿Tiene un bolígrafo?

Joel sonrió satisfecho al escucharla, tomó uno del lapicero que decoraba encima de la mesa y se lo tendió.

—Gracias.—Firmó en donde lo tenía que hacer y se lo entregó.

—¿Te paso también el contrato de sumisión?— preguntó en un tono divertido, aunque realmente tenía ganas de preguntárselo con seriedad.

—¿Disculpa?— frunció el ceño confusa.

—Si, ya sabes —dijo, como si para ella fuera algo obvio —. El contrato que firman todas las sumisas, es necesario, de lo contrario no deberían ponerte una mano encima.

—¿No deberían?— enarcó una ceja—. ¿Me está diciendo que lo harán?

—Hay términos que nosotros también tenemos que cumplir pero en el momento que incumplas una regla, Cyara... Ahí van a tener que castigarte, nadie puede interferir en eso.

—¿Castigarme? ¿Por qué?

—Y créeme, cada Maestro tiene castigos muy diferentes...

—¿En qué sección está usted?— preguntó, sin venir a cuentas, ya que tenía mucha curiosidad a cerca de eso.

—Mejor te digo en que sección está cada uno y así te ahorras preguntar.—Su expresión era divertida, ver la curiosidad en la joven que tenía enfrente le resultaba fantasioso—. La primera es de Zabdiel, de la segunda se encarga Erick, yo estoy en la tercera, Richard está a mando de la cuarta y Christopher gobierna en la quinta.

—Oh, vaya...—Tragó saliva, un tanto nerviosa—. Pensé que usted estaba en la segunda... Ya sabe, parece más amable.

—La amabilidad no tiene nada que ver — soltó una risita negando con la cabeza —. Te quiero animar a que pruebes esto, Cyara.

—¿Te refieres al BDSM?

—Si, tienes mi permiso para hacerlo —asiente brevemente con la cabeza —. Cualquier duda puedes preguntarme, también tienes acceso libre a cualquier piso.

—¿En horario de trabajo?

—Cuando quieras, te estoy dando esa oportunidad.—Sus ojos han oscurecido varios tonos cuando la vuelve a mirar—. Me gustaría que cumplieras con tus obligas, pero no te voy a privar de explorar y de conocerte a ti misma.

—Esto es demasiado extraño —confiesa, dejando escapar un suspiro de sus labios.

—Deberías de leer esto, bonita.—Los papeles que tenía anteriormente en sus manos pasan a estar en las de Cyara—. Es un contrato de amo-sumisa. Ahí encontraras todo tipo de prácticas sexuales, apéndices,constumbres, fetiches...

—¿Y lo entenderé todo?

—No, no lo harás.—Mordió su labio para evitar reír, y que Cyara pensara que se estaba burlando de ella—. Pero me tienes para consultar tus dudas.

Oscura tentación Where stories live. Discover now