Capítulo 196

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Puede que a veces sea insensible, puede que a veces sea fría, y puede que al mismo tiempo le de importancia a cosas insignificantes, puede que tenga mal genio y una actitud de mierda. Puede que sea muchas cosas, pero lo que no puedes decirme jamás es que haya sido mala amiga.

He estado ahí, he estado ahí cada vez que lo has necesitado. Cuando querías llorar, desahogarte, gritar, vociferar y purgar gente yo estuve ahí, cada segundo de todas las maneras posibles. Desde un abrazo hasta un mensaje a distancia.

Y en la situación en que se encuentra el mundo vaya que fueron muchos mensajes...

Te aconsejé, te escuché y lo toleré. Porque ciertamente no voy a mentir, a veces ser el hombro para llorar no es sencillo, puede ser agotador y en ocasiones frustrante, pero aun así no me importó, porque me preocupo por ti y eso pesa mucho más que cualquier tipo de cansancio.

Todos estos meses han sido largos y sé que la has pasado mal, por eso decidí guardar mis propios asuntos que quería contarte porque supe que no era el momento, no era mi momento para desahogarme, era el tuyo. Eso decidí entonces.

Muchas cosas me han estado atormentando, y todas esas cosas que hice por ti no te las recrimino porque me salen del corazón, no es una obligación. Tan solo estaba siendo tu amiga, estaba tratando de ser una buena amiga.

Sin embargo, hay un límite entre ser una buena amiga y ser un títere. Sé muy bien que ese chico te hizo daño, las rupturas siempre son horribles pero son parte de la vida, del camino. Eventualmente, sacarás algo bueno de ello, no te aseguro que eso borre todo lo malo de la situación pero algo es algo y hay que tomarlo.

 Yo entiendo todo eso, entiendo que estas en tu proceso de sanación y que la ira y venganza están muy presentes en el camino, nadie te juzga porque es justo que lo sientas. Lo que no es justo ni para ti ni para nadie es que te comportes como un bebé, una persona egoísta, llena de palabras filosas y manipuladora.   

Eres mi amiga, eres como mi hermana, pero no por eso puedes creerte con el derecho de decirme qué hacer y tampoco ponerme entre la espada y la pared, porque yo no pienso elegir. Nunca, nunca en mi vida colocaría una amistad sobre otra sin importar cual sea el grado de confianza. No lo haría... o por lo menos no intencionalmente.

Mis principios son mis principios y eso lo debes de entender, no pretendas que voltee las cartas y vuelva enemigo a alguien que ni siquiera me ha dado una mala mirada. No soy manipulable, no soy susceptible. Ni sueñes, ni creas que con decirme 'deja de hablarle, no pueden ser amigos porque tu eres mi amiga no de el' yo simplemente cambio mi interruptor y voy como borrego a hacer lo que me dices.

Oh, no. Eso es estar demasiado lejos de la realidad.

Si hago algo es porque yo creo en ello, porque lo siento y no porque a alguien más le parezca. No soy una plastilina que la gente moldea a su antojo. Es una lástima que no lo puedas entender. Sería trágico que dejaras que nuestra amistad muriera por algo tan banal como un capricho.

A estas alturas espero que no estés creyendo que yo me voy a disculpar, porque no lo haré, no creo que defender lo que piensas sea un pecado. Si escribo esto es porque me siento impotente y decepcionada. Decepcionada de que al parecer no me conoces lo suficiente y de que dejes que la ira te consuma, decepcionada de darme cuenta que todos estos meses que he estado ahí sin importar nada te saben a culo, decepcionada de tu egoísmo e insensatez.

Supongo que a veces... a veces los malos sucesos pesan más que los buenos momentos.


RememberWhere stories live. Discover now