Olvido.

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Que fácil fue olvidarte.
Dejar que tus recuerdos se secaran al sol
Como regueros de agua fría sobre la masa desértica
Como hojas verdes sobre el incipiente otoño.

Que fácil fue olvidarte.
Dejar que tus grilletes no asieran más mis pies
Que las esposas de tus ojos no retuvieran más mis manos
Que tu fragancia no me encarcelara, tras los barrotes de acero que forjabas con tu ser.

Que fácil fue olvidarte.
Dejar que te escurrieras por el río hasta perderte entre las aguas
Convertir tu presencia en un susurro que se apaga
Como se apaga el fuego cuando ya no quiere arder.

Que fácil fue olvidarte.
Contarle al tiempo que ya no existes
Extinguirte entre masas y masas de recuerdos
Inventarte entre la niebla densa, donde nuestras miradas ya no se alcanzan.

Que fácil fue olvidarte.
Porque olvidarte había sido mi motivo belicoso
La espesura que confundía mi temor
Un velo de seda enmarañado sobre mi cabeza.

Y que fácil fue olvidarte
Y ahora bates tus alas como un pájaro al viento
Entre las nubes de mis lejanas tormentas
Donde el sol de mis ojos no avivará tu trino
Donde ni la ventisca de mi boca te volverá agua sobre mis tierras.

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