Capítulo Cuarenta Y Cuatro: Todo Cambia

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—Lo sé —susurré acariciando su mejilla—, y promete que cuando eso pase no vas a mirar atrás. No importa si yo me quedo en el camino, tú no vas a volver. Te lo ruego.

—No dejaría a mi amigo ángel por nada del mundo —. Sonrió a penas y suspiró—. Tengo miedo, Noah. Sé que eres valiente por mí pero sé que él no se va a detener hasta matarte.

—Soy un ángel, no muero con facilidad.

—Pero tengo miedo de que mi papá no llegue antes de que él te haga daño —murmuró—, ¿Qué pasará si mueres? Mamá estará devastada y tus hijos...

Yo la miré y negué con la cabeza cuando pude recuperar algo de mi energía.

—Emily es fuerte y sé que si me pasa algo, tú vas a ayudarla a levantarse de nuevo —murmuré—, además, mis hijos siempre van a tener a su madre y sé que de todos en la familia vas a ser tú quien les diga que fuimos valientes, tú serás quien cuide de ellos también.

—No dudes eso jamás —. Asintió.

—Entonces puedo estar tranquilo al saber que todo estará bien si yo llego a faltar y que éste mundo no perderá su control solo porque yo no esté más en él.

—No digas eso, no es divertido.

Yo la miré y sonreí un poco.

—¿Qué pasa contigo? Antes solías reír en momentos como éste, no te importaba la dificultad del problema, tú siempre sonreías.

—Era una niña.

—Aún lo eres —afirmé—, no importan los años que pasen y tampoco lo madura que te vuelvas, yo sé que siempre ante mis ojos vas a ser ésa niña dulce que rescaté junto a Adán.

Ella me miró a los ojos y vi que de inmediato comenzaron a hacerse llorosos cuando mencioné aquel nombre. Megan comenzó a llorar y tomó mi mano con gentileza para así tratar de calmar su llanto antes de poder hablar.

—Él lo mató —sollozó—, Adán venía conmigo en el avión y se interpuso a los planes de Roy en cuanto lo vimos, sin embargo, yo le creí a ése imbécil y ahora mismo Adán está muerto.

—¿Qué?

—Cuando bajamos del avión, él se acercó a nosotros diciendo que tú lo habías enviado y le creí, después Roy lo secuestró solo para que yo viniera con él. Me asustó diciendo que si no lo hacía lo iba a matar y cuando me negué, disparó su arma al pecho de Adán y no supe más —murmuró limpiando sus mejillas a pesar de que más y más lágrimas salían de sus ojos para mancharlas—, lo dejó como un perro en el suelo y me trajo a éste lugar. ¿Lo puedes creer? Mi mejor amigo murió sólo y todo fue mi culpa.

—Meg...

Tomé su mano con fuerza y contuve mi dolor solo para poder quitar las lágrimas que habían quedado en sus mejillas.

—Él pudo sobrevivir...

—Adán no es un ángel, Noah. Sé que no sobrevivió.

—Dime la verdad, ¿Él es solo tu amigo?

—Por supuesto que sí, lo amo con mi alma, te lo juro, pero nunca se lo pude decir —susurró limpiando sus mejillas—, yo nunca le pude demostrar que a pesar de los años que nos separan, yo sentía que él era mi mejor amigo. De verdad lo es, Noah. No quiero creer que yo dejé que muriera en un lugar frío y lejos de las personas que lo aman. De sus hijos y su esposa.

Me conmovió el ver que Megan, a pesar de tener una edad muy corta, estaba sintiendo esos fuertes sentimientos que prácticamente la hacían humana y que por mucho que yo me sorprendiera, ellos ya estaban allí.

El Ascenso De Un Alfa ©Where stories live. Discover now