—Hola pequeña, te dije que volveríamos a vernos —me saludó con tono divertido. Reculé unos pasos.

—¿Cómo sabías que vendría aquí? —le pregunté sorprendida y asustada a la vez.

—Fue fácil, tu ruidoso paseo a caballo y tu aroma inconfundible se cruzaron en mi camino, solo tuve que seguirte un poco para averiguar dónde ibas, así que me adelanté para recibirte —dijo mientras se acercaba más a mí.

—¿Dónde está James? —le exigí.

No podía mostrar debilidad o miedo, no podía darle esa satisfacción. Si aquellos eran mis últimos momentos los afrontaría con el poco coraje que tuviese.

—No está —aseguró con voz lastimera—. Así que solo estamos tú y yo aquí, mmmm y hueles de maravilla —cerró los ojos y me olió.

—¿Vas a matarme?, cuando vuelva James y vea lo que me hiciste irá a buscarte —tenía que intentar algo para que me dejase ir, eso fue lo único que se me ocurrió.

Reculé un poco más hasta que me topé con la pared, ahora ya sí que no tenía escapatoria. Estaba condenada...

—Cuando lo haga, ya me habré marchado de la ciudad —rio de forma estridente y burlona.

En un segundo su mano estaba en mi cuello, el corazón se me iba a salir del pecho. Sentí como me presionaba con fuerza y empezaba faltarme el aliento, tiró de mi hacía arriba y me sostuvo en el aire, mis pies no tocaban el suelo. Cuando empezaba a ahogarme me soltó y caí bruscamente al suelo, proferí un grito de dolor. No pude hacer otra cosa que intentar respirar y toser mientas me encontraba ahí tirada. Momentos después me agarró del pie y tiró de mi hasta que mi cabeza se golpeó contra el suelo, sentí como perdía la noción de lo que pasaba y todo me daba vueltas. Aquel era mi fin y jamás podría decirle a James cuanto le amaba.

—Eres tan frágil e inocente pequeña —recorrió mi rostro con la larga uña de su dedo índice.

Se movió tan rápido que ni siquiera pude ver cuando se sentó encima de mí. Su mirada felina me paralizó, ni siquiera podía moverme para resistirme, sonrío y dos largos colmillos se desplegaron donde antes había unos normales. Se relamió los labios con la lengua. En un segundo como dos pequeñas agujas sus colmillos se clavaron en mi cuello, pude sentirlos afilados desgarrando mi carne. La sangre comenzó a brotar de las incisiones y caía cálida por mi piel, sentí como me drenaba. Comencé a sentirme débil, la vida me iba abandonando poco a poco. Cuando creí que estaba a punto de desmayarme, Jena voló hacia el otro extremo de la estancia cayendo al suelo, al fin pude moverme y gateando con las pocas fuerzas que me quedaban, me acurruqué en un rincón cerca de la ventana.

Cuando me atreví a mirar busqué a Jena y vi que James estaba delante de mí, Jena se puso en pie de un salto, su boca estaba llena de mi sangre que goteaba sobre el vestido.

—¿Qué estás haciendo aquí Jena? Te advertí que no te acercases a ella —la amenazó con voz firme y desafiante.

—Me traen sin cuidado tus advertencias —su voz parecía aún más siniestra, hablando de aquella forma.

Se limpió la boca con la manga, poniéndosela perdida. Yo no me atrevía a moverme, solo observaba a aquellas dos criaturas pálidas como la nieve discutir. Jena se abalanzó sobre James tan rápido que ni siquiera pude verla, los dos se enzarzaron en una pelea de la que apenas podía ver nada, solo se escuchaban objetos romperse y caer al suelo. Apenas distinguía nada, se les veía aparecer esporádicamente cuando alguno de ellos caía al suelo. Con cada impacto alguna parte del suelo o de la pared quedaban destrozados, cuando al fin pude ver algo James sujetaba a Jena del cuello, vi que estaba herido, una herida profunda que sangraba profusamente cruzaba su mejilla derecha, su hermoso rostro se hallaba desfigurado. Jena rio.

Macabra Tentación - 1.El Vínculo (¡¡subida de nuevo!! A la venta en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora