TODO PASA POR ALGO

En la vida hay buenos y malos momentos; esta es la historia de un niño muy pobre, tenía unos pantalones rotos. Unos zapatos muy viejos y gastados. Sus padres eran de los que no se preocupaban por su hijo en lo absoluto. Iban por el mundo, viviendo de la manera como mejor les parecía; un día el niño decidió irse de casa, pues para su familia el no significaba nada.

El niño muy triste iba caminando por las calles de la ciudad, cuando de repente empezó a sentir mucha hambre y no sabía que hacer. De repente se le acerca un anciano. Y le pregunta ¿qué haces aquí? El niño le contestó caminando hasta donde me llevé el camino, pues me fuí de mi casa y no tengo a donde ir, ni con quien contar; mis padres nunca se han preocupado por mí, el anciano le dijo; si deseas puedes venir a vivir conmigo, yo te puedo cuidar y proteger de los peligros de la calle.

¿El niño muy asombrado y a la vez con una sonrisa en sus labios le dice enserio Ud. haría eso por mí? el anciano le contesta estoy dispuesto ayudarte en todo lo que necesitas. Tengo todo para darte. La vida que nunca habéis tenido y que quizás nunca en tu vida pensáis tener, el niño no sabía que decisión tomar, ni que decir ante lo que sus oídos estaban escuchando y sus ojos viendo. Pues la oportunidad de oro se le estaba presentando en el momento más difícil de su vida.

Y es allí, donde aquel niño pobre que nunca nadie se había preocupado por el, ni aún sus mismos padres, encontró el regalo más preciado que todo niño desea tener; amor y cuidados. Entonces empezó una nueva vida para el niño pues el anciano que lo encontró en la calle era un millonario empresario. Lo que el niño jamás se imaginó, es que su vida daría un giro de ciento cincuenta grados.

Aquel anciano contrató a los mejores educadores de esa época para que instruyeran aquel niño y lo convirtieran en un hombre de bien y seguro de si mismo. Para él todo era diferente ya no vestía sus pantalones rotos, zapatos sucios, viejos y gastados. El anciano lo convirtió en un verdadero príncipe.

El lugar donde vivía era realmente maravilloso, nada comparado al lugar donde vivió sus primeros años de vida, que ya no quería ni un momento recordar, por lo triste que fue su niñez, pero de algo le sirvieron esos cortos y dolorosos años de mala experiencia. Esto lo convertiría en uno de los mejores empresarios de aquel maravilloso país donde vivía. Se educó muy bien, se preparó en la mejor escuela, en un prestigioso colegio y se graduó en una de las mejores Universidades, algo que jamás imaginó alcanzar ni aun en sus mejores sueños.

Ahora empieza una nueva etapa en su vida nuevamente de dolor y tristeza aquel maravilloso anciano que un día lo recogió en la calle había enfermado ya por su edad. Esto fue un duro golpe para aquel jovén. Rogaba a Dios y al cielo que no se llevara a la única persona que lo dió todo absolutamente todo por él.

El momento de la partida del anciano que tanto amaba había llegado y con la muerte del anciano su vida tomaría otro rumbo, para su sorpresa él anciano había dejado toda su fortuna, la gran herencia a nombre de este joven, que él había adoptado como su único y legitimo hijo. Y Oh! continuaban las sorpresas para el jovén, este no había sido cualquier anciano. Aquel que lo encontró en la calle un día cuando era solo un niño, había sido su abuelo que jamás había conocido.

Al enterarse de la noticia el lo lloró aún más, pues la única persona que realmente se preocupó por él, era nada más y nada menos, que su abuelo; aquél anciano que por un momento quizás no quiso aceptar su ayuda humanitaria por ser un desconocido.

Así empezó su nueva vida aquel jovén aguerrido, valiente que ahora se había convertido en el hombre más rico y poderoso de todo el país, y esto no queda allí pasaron los años y este ahora ya todo un apuesto caballero salió de paseo por uno de sus más bellos paisajes, llenos de hermosas plantas y flores árboles sin fin. Era un bosque encantado. Y así bajo la lluvia que cubría su rostro empezó a correr y a correr por todo el maravilloso paraíso que había sido concedido disfrutando de aquél maravilloso regalo le había dejado su abuelo.

Pasó el tiempo y se convirtió en el Gobernador de esa nación. Empezó a trabajar por su pueblo y a todo el que solicitaba su ayuda, él se la prestaba, pues él había vivido en carne propia lo que era pasar necesidad. ¿Se le acercaron a su oficina un par de ancianos a solicitar una ayuda y él les preguntó y vosotros quiénes son? Ellos inmediatamente dijeron sus nombres y apellidos y él gobernador les dice: ¿Ustedes aquí como llegaron de aquellas lejanas tierras? Ellos le contestaron la aldea donde vivíamos se nos incendió y perdimos todo lo poco que teníamos, así como un día perdimos a nuestro hijo por nuestro descuido, llevamos más de 30 años buscándolo y no hemos recibido noticias de él.

Aquel gobernador sorprendido de que sus padres lo habían estado buscando durante tantos años el les dijo yo soy su hijo perdido. Ellos aún más sorprendidos no supieron que decir. En ese momento se echaron al cuello de su hijo lloraron juntos. Sus padres le rogaron los perdonase por no verse preocupado por el ni darles el amor y cuidado que en ese entonces necesitaba. él los perdonó no les reprochó nada ni les reclamó por no verle dado la atención que merecía de niño.

Ahora ya el gobernador tenía junto a él a sus padres. Y solo dijo esta frase: TODO PASA POR ALGO.