Capítulo 40: Más problemas

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—He cambiado más de lo que crees.

—Claro —el sarcasmo es evidente —Entonces ahora sales con mi... ¿hermanastro? 

—S-sí —afirmo —Pero ambos sabemos que no vine a hablar contigo acerca de eso.

El nerviosismo es evidente en su rostro, pasa su mano por su cabello y toma asiento en un sofá, yo me siento junto a él esperando que alguna palabra salga de su boca —Escucha. Era un chico de diecisiete años al igual que tú, ninguno de los dos teníamos idea de lo que hacíamos, así que olvidemos todo y sigamos con nuestras vidas —se encoge de hombros. Es un idiota si cree que será así de fácil.

—¿Estás bien de tu cabeza? —alzo mi voz —¿Encuentro al padre de mi hija después de años y lo único que me dice es que le importa un bledo?

—Entonces es una niña ¿eh? —una sonrisa de felicidad sale de su rostro —¿Cómo está ella? —evade mi intento de discusión y su rostro se torna algo serio.

—Bien, perfectamente bien sin ti.

—Me alegro.

—No te entiendo.

—¿De qué hablas?

—¿Por qué intentas evadir todo? Tú fuiste parte de todo esto y saliste huyendo mientras que yo me las arreglaba sola.

—Y me siento culpable —admite —Pero sinceramente no me afectó mucho.

Me guardo mis insultos y trato de tranquilizarme —Claro, a ti no te afectó porque después de eso saliste de la ciudad y me evitaste a toda costa.

—¿Crees que después de eso alguna otra chica querría salir conmigo? ¿O qué crees que hubieran pensado de mi en el instituto? Mi reputación acabaría.

 —Entonces de eso se trata. De ti.

—Puedes decirme todo lo que quieras con todo derecho, no hay nada que no haya escuchado antes.

—Eres un maldito egoísta —murmullo entre dientes. Antes de que el pueda hablar, lo paso de lado y salgo de la habitación con la ira corriendo mis venas, creí que después de hablar con él entendería sus razones, soy tan ingenua...

Bajo las escaleras intentando disimular mis ojos llorosos, a quien primero me encuentro es a Layla, la sirvienta que nos ha atendido y hablado amablemente —Linda ¿Estás bien? ¿Quieres algo de té?

—No, gracias —sonrío, creo que no puedo disimular tan fácil.

—El señor Benjamín ordenó que hiciéramos una comida, si tu novio te ve así te aseguro que irá por Thomas y lo golpeará horriblemente.

Río torpemente y acepto el té —Por cierto ¿Dónde está Eitan?

Ella no evita sonreír al escuchar mi pregunta —Si te lo digo, no me lo creerás.

—He pasado por cosas inesperadas en estos días, seguro lo creo.

—Bien... —menciona mientras prepara el té —Eitan está en el jardín jugando a las cartas con su padre.

Una enorme sonrisa se forma en mis labios ante su comentario, me alegra que haya un avance entre su relación padre e hijo.

—Eso es asombroso —exclamo.

—¿Qué es asombroso? —Eitan se aproxima a la cocina junto a nosotras.

—Creí que estabas en el jardín —evado su pregunta.

Él sonríe de lado —Lo estaba, hasta que una sirvienta llegó diciendo que la comida estaba lista.

—Oh, cierto —menciona Layla —Tomen asiento en el comedor.

También Eres Mi PrioridadWhere stories live. Discover now