Desliz

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Día 19: Primera Vez

Katsuki no siempre odió el invierno. Cuando era pequeño, le gustaba salir y tener peleas con bolas de nieve, construir los muñecos de nieve más grandes de todos, y patinar en el hielo de vez en cuando. Siempre ha sido sensible al frío, pero incluso antes de que su don se manifestara, no era algo que capas y capas de suéteres no pudieran arreglar. No fue hasta darse cuenta que el frío afecta a su don que empezó a detestarlo.

Y hablando de frío, se estaba congelando aquí afuera.

Era la peor época de invierno, Navidad estaba a la vuelta de la esquina, y el montón de brutos a quienes ahora reconoce como sus amigos había sugerido ir a comprar regalos, y lo que se supone que iba a ser una visita rápida al centro comercial, de repente se convirtió en una excursión a la feria local con todos sus compañeros de clase.

De alguna manera (y Bakugou no tiene otra explicación más allá de haberse ablandado después de dos años de conocer al montón de idiotas, aunque jamás lo admitirá), lo habían convencido de salir con ellos.

Mina dijo que seguramente era porque Todoroki le había pedido que los acompañara, pero eso lo admitiría aún menos. Ya no pierde el tiempo preguntándose cómo se había enterado. Aparentemente, todos estaban muy al tanto de cuán enamorado estaba del bastardo bonito antes que él mismo se diera cuenta. La única persona que parecía no saber nada, era el propio bastardo. Lo cual era algo bueno, en realidad, ya que Todoroki no pareciera tener ningún interés en él más allá de la amistad a la que lo obligó a lo largo de los años, y por mucho que le duela, prefiere no perderla por sus estúpidos sentimientos.

Pero, aunque la suposición de Mina estaba en lo correcto, seguía sin tener ninguna intención de permanecer en este lugar más tiempo. Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, y tomó otro sorbo del café caliente que estaba bebiendo. Qué puto frío había. Intentó acercarse más al calentador que tenía a la par, y alzó la vista para corroborar que nadie lo estuviera viendo y así escapar sin que intentaran detenerlo. Podía ver a todos sus compañeros caminando alrededor, algunos entraban a las tiendas de dulces, otros habían ido en búsqueda de los paseos en trineo, pero la mayoría estaba haciendo cola para entrar a la pista de hielo.

Vio cómo todos se probaban sus patines y se encaminaban dentro. La mayoría se tambaleaba, moviendo sus brazos de arriba abajo, o agarrándose de algo para no caer. Algunos eran muy habilidosos, como Ashido — qué sorpresa. Otros, como Kaminari, se caían de culo inmediatamente, lo normal. Sin embargo, lo que sí lo sorprendió fue ver a la persona que pensó estaría hasta haciendo piruetas ver al resto de sus amigos desde afuera de la pista, con esa mirada entre tonta y tierna de confusión en su cara.

Debió haber sentido la mirada confusa de Bakugou, porque volteó a verlo y empezó a caminar a donde él estaba parado.

—¿No estás huyendo todavía? –preguntó Todoroki una vez que llegó a su lado, portando esa estúpida sonrisa, y carajo, los dueños de este puesto deberían comprar un nuevo calentador porque no se sentía para nada comparado con lo cálido que Todoroki hacía que se sintiese con solo pararse a su lado. ¿Estaba acaso usando su don? Tenía que estarlo usando.

—Yo no huyo de nada, Mitad-mitad –se quejó, sacudiendo el vaso que tenía en sus manos, tratando de ver cuánto café le quedaba todavía—. ¿Por qué no estás patinando con los demás? Pensé que a Elsa le habría gustado eso más que nadie –dijo burlándose antes de beber su último sorbo de café.

—Ya te dije que dejes de llamarme así –dijo Todoroki, rodando sus ojos—. Y sí, se ve divertido, pero en realidad no sé cómo hacer eso.

¿Pero qué? Seguramente escuchó mal, aunque no cree que sus explosiones le hubieran afectado su oído tanto aún.

Desliz «BakuTodo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora