Vía Lactea

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Nadie le dijo a Reich que estar embarazado sería tan difícil.


Por supuesto, debió haberlo asumido de alguna manera. Después de todo, él siempre escuchaba a las mujeres quejarse de estar adoloridas, cansadas y enfermas, pero se lo atribuía al hecho de que eran débiles. Un hombre debería poder cargar con un niño sin todos esos problemas, ¿verdad? Fue esa mentalidad la que le hizo ni siquiera cuestionar a Estados Unidos cuando sugirió que debian tener un bebé.


Sin embargo, pronto le quedó claro que realmente debería haber pensado mas aquella decisión. No pasó mucho tiempo antes de que su cuerpo comenzara a cambiar y adaptarse a esta nueva etapa en su vida. Al principio no estaba tan mal, solo tenía algunos calambres de cuando en cuando, pero nada demasiado serio ... Hasta que llegó el primer trimestre.


Los dolores de espalda diarios y las náuseas matutinas que duraban hasta la noche lo estaban volviendo loco. Apenas podía hacer algo sin molestar al maldito crío y que este se moviera, causándole mucho más dolor de lo que debería. No podía comer casi nada sin que le molestara el estómago y le hiciera vomitar una y otra vez. Eso, junto con descubrir que en realidad estaba esperando gemelos, comenzó a hacer que el alemán se sintiera como si estuviera en el mismo infierno.


Sin embargo, no todo era tan malo. Al menos estar tan fragil y en constante dolor le aseguraba que la atención de Estados Unidos estuviera 100% puesta en él. Lo alimentaba y ayudaba a bañarse cuando lo quisiera, y en los momentos en que sus hormonas ardían con necesidad, tenía la polla de su amante a su entera disposición. Era agradable estar tan lleno de afecto y cuidado, especialmente para un imbecil tan narcisista como él.


Habían pasado 9 meses, pero para Reich el embarazo se había sentido como una eternidad. Su vientre se había vuelto más grande, así como otras partes del cuerpo que se volvieron aún más gordas y gruesas. Sus caderas se habían ensanchado en preparación para el nacimiento de los gemelos de los cuales Estados Unidos era responsable. Hoy en día, el alemán se sentía más irritable, fácilmente frustrado y con sus necesidades más altas que nunca. Sin mencionar que su pecho había hecho espacio a un par de cosas algo.. peculiares.


Había sido un día particularmente agotador, a pesar de que el hombre ni siquiera había salido de la habitación en aproximadamente una semana. Se despertó tras su siesta de dos horas, sintiendo a su cuerpo resentir los intentos por sentarse, especialmente sus senos ahora dolorosamente hinchados. El hombre gimió con cansancio, tomando uno de los bultos en su mano y siseando por lo sensible que estaba. Sin mencionar que, tan pronto como se agarró, fue como si hubiese roto una represa.


Esto había estado sucediendo desde hace unos días, pero había empeorado después de que echó a Estados Unidos de su habitación debido a sus cambios de humor desenfrenados. Y era demasiado orgulloso como para pedirle regresar. Se despertaba sintiendo sus tetas sensibles, mas al mismo tiempo le picaban, era jodidamente horrible. Sus intentos de vaciarse en la ducha o en el lavabo del baño tampoco servian de mucho, ya que al final del día aun le quedaba mucha leche dentro.


Era duro, ciertamente. En este punto de su embarazo, no quería nada más que alguien que lo abrazara y lo ayudara a aliviar el dolor por el que pasaba su cuerpo mientras se preparaba para el nacimiento de los gemelos. Quería que América le frotara el vientre y lo besara suavemente en la mejilla, quería que sintiera a los bebés patear y moverse dentro de el para que al menos pudiera fingir que no dolía como el infierno. Pero no podía simplemente ir y disculparse, por supuesto que no. Eso implicaría que se había equivocado al echarlo y, bueno ... Eso simplemente no podía ser. Era el Tercer Reich, por el amor de Dios. Nunca estaba equivocado.

smut amereich que escribí para mi crush de TwitterKde žijí příběhy. Začni objevovat