Wea Soft Que Escribí Porque Ocupo Mimitos

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La pareja finalmente había llegado a casa después del nacimiento de los gemelos el cual, por supuesto, no fue un trabajo fácil para el pequeño alemán. Su trasero aun dolía mucho después de expulsar a los bebés que, para su mala suerte, habían heredado el gran tamaño y peso de su padre.

Sin embargo, todo estaba en el pasado ahora. Habían pasado unos días desde que regresaron del hospital y ahora los nuevos padres volvían a sus vidas normales. Con la incorporación de los dos nuevos miembros de la familia, por supuesto.

Estados Unidos se iba a trabajar por la mañana y dejaba a Reich con los niños en casa, donde generalmente pasaba su tiempo cuidando de ellos. Había tenido suerte, pues estos resultaron ser muy tranquilos en lo que respectaba a los recién nacidos. Al menos de esa manera no tendría ganas de comerselos por colmar su paciencia.

También ayudaba el que URSS estuviera lo suficientemente cerca de su habitación para ocuparse de ellos cuando Reich estaba demasiado cansado para levantarse. Con la pronta llegada de su propio hijo, tenía mucha leche de sobra para los gemelos. No es como si Reich se opusiera a eso, de todos modos. También era su pareja, después de todo.

Sin embargo, hoy era uno de esos días en que Reich quería pasar un tiempo con los bebés. Después de ser visitado brevemente por el sovietico, fue dejado solo en la habitación con los gemelos, quienes en este momento se alimentaban tranquilamente. Se sentía relajado mientras sostenía a las pequeñas criaturas entre sus brazos, sosteniéndolas contra su pecho para poderles amamantar sin problema. Las hormonas liberadas por el acto de amamantar hacian que el hombre de ojos verdes se sintiera tranquilo y relajado, sentimientos que generalmente serían muy difíciles de obtener por sí mismo.

La llegada de alguien a la puerta lo hizo levantar la vista de sus crias, sintiéndose un poco más aliviado al ver a sus dos compañeros de pie allí mismo. URSS y América entraron en la habitación, subieron a la cama con él y recostandose a su lado, con el rubio sentada al lado del alemán y el soviético acostado de espaldas, usando el regazo de Estados Unidos como almohada.

"¿Cómo están?" Preguntó el hombre mayor entre los tres, mientras Reich dejaba descansar la cabeza sobre su hombro. Se sentía bien cuando estaban todos juntos así, sin conflicto por al menos un rato.

"Están bastante bien, creo ... Este ha estado comiendo mucho más que esta" Respondió el más pequeño del trío, acariciando el suave cabello rubio que pertenecía a su hija. Una pequeña risa vino del ruso, haciendo que tanto América como Reich se volvieran para mirarlo.

"¿Realmente los estás llamando "este" y "esta"? No se los creo" Mencionó, mirando a ambos hombres con una expresión incrédula. "¿Aún no han pensado en algún nombre? "

"En realidad no" respondió el alemán, sus ojos volvieron a América en busca de ayuda. No era realmente bueno en ese tipo de cosas. "Solo sé cómo nombrar perros"

Los otros dos hombres se rieron de sus palabras, sin decir nada que lo contradijera. Era cierto, sus mascotas siempre tenian los mejores nombres gracias a Reich, pero no era de extrañar el qué sus hijos aún no tenían nombres a pesar de tener más de 3 días de nacidos.

América calló por un momento, tratando de pensar en algunos nombres para los niños mientras los miraba. Tampoco era el mejor para nombrar, pero se estaba volviendo un poco molesto referirse a ellos como "estos".

"¿Qué tal ... gilipollas y cabrón"

La mera mención de esos nombres hicieron reir al ruso y provocaron un gruñido bajo de Reich, quien los miró con el ceño fruncido y acercó a sus hijos a él, claramente ofendido y con un severo "No" como respuesta inmediata.

"Tengo una mejor", dijo URSS, apoyándose sobre los codos y mirando a los niños desde un lado. "Llámalos Pito y Bolitas"

Otra carcajada surgió de los dos hombres que entraron en la habitación, ganándose otra mirada desaprobatoria por parte del nazi. A veces realmente se preguntaba cómo había terminado unido a estos dos imbéciles.

"Mis hijos no van a tener nombres tan ridiculos" siseó, alejando a los gemelos de él ya que habían terminado de amamantar y volviéndolos a poner en su cuna, regresando a la cama poco después y sentándose al lado de América con las piernas en forma de pretzel. Al hombre realmente no le importaba que estuviera un poco enojado con él, ya que al final solo acarició su mejilla con la mano y tuvo al alemán acurrucandose con él una vez más. Era muy lindo, la forma en que podía usar las hormonas que la lactancia producía a su favor.

"Muy bien, entonces ¿qué tal ... Leslie para la niña y Robert para el niño?" Sugirió, a lo que tanto Soviet como Reich sacudieron la cabeza. "¿Recuerdas la vez que nos trajiste una Leslie para cenar? Esa perra me causó calambres durante días ...", se quejó el alemán con un tono caprichoso, al mismo tiempo que se acomodaba más cerca de su compañero.

"Y Robert es tan solo un mal nombre, no me gusta" Fue la respuesta que obtuvieron del sovietico. Al menos todos podían estar de acuerdo con eso.

"¿Hannah?" América dijo una vez más, siendo nuevamente negado por su amante de ojos verdes.

"¿Cassidy?"

"No"

"¿Freddy?"

"No"

"¿Michael?"

"¡No!"

"Elizab-"

"Dios mío, América, ¿siquiera lo estás intentando?" Gruñó el alemán, ahora un poco frustrado. Su cuerpo finalmente se habia librado de esos buenos sentimientos de antes. Enserio que no era fácil buscar un nombre propio para sus hermosos primogénitos.

"¿Qué tal ... Bonnie?" Murmuró el ruso con un tono ligeramente dudoso, haciendo que la pareja que tenía delante pensara en la sugerencia por un momento.

"Sí ... ese suena bien" dijo el nazi con un tono más suave, sintiéndose un poco más relajado y dispuesto. América asintió y se volvió para mirar a los bebés que dormían en la cuna.

Realmente los amaba. Como, mucho más de lo que pensó que haría. Al principio, solo había aceptado tenerlos porque entonces podría ordeñar y mimar a Reich todo lo que quisiera, pero ahora que los tenía más cerca de él, sabía que llegarían a ser, bueno ... Al menos decentes. Se aseguraría de eso.

"Evan suena como un buen nombre". Dijo el estadounidense sin pensar mientras veía a su hijo descansar junto a su hermana, ambos disfrutando de un sueño tranquilo. Era adorable, para ser honesto. Los otros dos hombres estuvieron de acuerdo.

Antes de que lo notaran, los tres se habían acurrucado el uno con el otro. URSS fue el primero en quedarse dormido en el pecho de Estados Unidos, dejando al rubio y al pelirrojo a solas durante al menos un momento. Reich estaba acurrucado junto a su amante, acostado de lado mientras su cabeza descansaba sobre el pecho del mas alto. El mencionado le acariciaba el cabello con una de sus manos suavemente, disfrutando de la compañía de sus dos encantadores amados.

"Entonces ... Evan y Bonnie, ¿eh?" Ronroneó, a lo que el ario solo asintió perezosamente. "Creo que eso suena bastante bien".

"Sí ... lo hace ..." Dijo bostezando, delatando su necesidad de dormir un poco, algo que su compañero no pasó por alto. Un pequeño beso se presionó contra la frente del hombre más joven, haciéndolo ronronear suavemente y cerrar los ojos, esperando caer dormido de una vez por todas.

"Te amo", susurró en voz baja, a lo que América sonrió cálidamente y acarició su cabello con cuidado.


"Lo sé bebé ... yo también te amo".

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⏰ Última atualização: Jul 13, 2020 ⏰

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