Hult contuvo una pequeña risa y levantó una ceja —Me gustaría. Sin embargo, eso es cuando tú lo desees y te sientas lista —dejó un beso en la comisura de mis labios —Y si quieres que sea yo.

Me he puesto a pensar muchas veces el tema de mi primera vez. Las personas hacen ese tabú de que lo tienes que hacer con la persona indicada y cuando lleves tiempo conociéndola. Las personas hacen de un tabú el tiempo. Si quieres puedes casarte con alguien con tan solo dos meses de conocerlo. Puedes besar a alguien la misma noche en que hablaron por primera vez, y te puedes enamorar de una persona en tres días. No es cuestión del tiempo. Una persona te puede hacer sentir en un mes, lo que alguien no te hizo sentir en un año. Eso es lo mágico de la conexión, que no implica el tiempo ni el orden de los momentos.

Pensar en mi primera vez, y pensar con quién llegaría a ser. Mi mente decía Hult por todas partes.

—Quiero que seas tú en todo —dije en un tono muy bajo. El chico agarró mi mano y beso cada uno de mis nudillos.

—No me hagas quitarte la ropa ahora mismo —me miró divertido. Reí y me acerqué hasta su mejilla para besarlo ahí.

—¿Con cuántas chicas has estado?—indagué.

—¿Te refieres con cuántas chicas he tenido sexo? —hizo énfasis en esta última palabra. Y volví a ruborizarme por algo tan estúpido. Sabía que quería molestarme.

—¡Sabes a lo que me refiero Hult Sullivan!

Lanzó una carcajada al aire. Ladeando de un lado a otro la cabeza. Dejó su cuerpo caer a mi lado, me jaló suavemente para que me recostara en su pecho. Descansando mi cabeza en él. Podía oír su corazón latir, era un sonido hermoso, realmente hermoso.

—Es más gracioso cuando tú lo dices —me empujé hasta su hombro, donde me quedé para poder mirarlo. Nuestras caras se encontraban a centímetros, y nuestras respiraciones se mezclaban.

—No es gracioso.

—¿Podrías decir "sexo" por mí?—hizo una mueca de súplica con sus labios. Rodé los ojos y reí.

—No haré eso — me negué.

Lanzó un suspiro vencido mientras se mordía el labio inferior —¿Por qué quieres saber con cuántas he estado?

—No lo sé —me alcé de hombros—No quiero ser tan inexperta, creo — Hult sonrió y me tomó del mentón para acercar mi boca a la suya y besarme. Perdí la cuenta de cuántas veces nos hemos besado esta noche. Quizá miles.

—No te enfoques en eso, no importa— aseguró y asentí. Los ojos de Hult estaban entrecerrados, luchando por seguir abiertos, en algún momento se quedaría dormido.

—¿Exactamente qué quieres de mí y qué somos ahora?—cuestioné.

—Quiero estar contigo — murmuró—Porque te quiero. Y toda tú, me hace enloquecer. No me gustan las etiquetas, solo hay que dejar que esto fluya— posé mi mano sobre su mejilla y con mi pulgar tracé pequeños círculos en ella.

—Gracias por ser sincero—susurré.

—Lo que siento por ti es real —musitó muy bajo y en un instante sus párpados comenzaron a caer hasta cerrar sus ojos por completo. Sumiéndose en un profundo sueño, sabía que no podría permanecer despierto por mucho tiempo. Deslicé un cojín debajo de su cabeza para que tuviera una mejor posición. Me quité los zapatos y los acomodé a un lado del mueble. Yo también estaría por quedarme dormida. Volví a donde Hult, y me acurruqué junto a él. Cubriendo su torso con mi brazo y mi cabeza en su pecho, nuevamente escuchando la melodía de su corazón golpetear en mi oído. Su olor me cubría, sentí mucha tranquilidad. No sabía cuánta paz se podía sentir al dormir con alguien a quien quieres, era una intensidad de sentimientos acumulados en mi estómago. Esta versión de un Hult dormido, me gustaba. También parecía estar en tranquilidad.

Ángel 234(I&II)Where stories live. Discover now