—Para la próxima esfuércese en mantener su atención — recordó con severidad antes de dar un portazo detrás de mí.

Arrastré mis pies en recta al campus. Si antes era despistada, hoy subí de nivel. Desviaba mi atención cuando Freeman comenzaba a explicar. Normalmente era por sueño. Tengo que mejorar mis últimas calificaciones con él. El caso es que, mis notas son buenas, pero en responsabilidad he bajado mucho. Cualquier trabajo que mande, exámenes o informes, cada uno lo hago sin falta ni errores. Mi nota no baja de 18. Sin embargo, se me hace difícil concentrarme cuando habla.

Alcé mi vista al cielo, disfrutando el viento cálido que golpeaba mi rostro. Por lo menos era un buen día soleado, de esos donde el cielo se encuentra despejado y aun así no hace calor ni frío. Simplemente perfecto. Me gustaba el olor a césped recién podado. Cada dos semanas cortaban la grama del campus, la mantenían en un estado increíble. Lo que más me gustaba del instituto era esta parte, era un lugar cómodo, al aire libre, sin tanto ruido, muy pacífico. Y ese olor... Ese olor a...

¿Cigarro?

Miré a cada lado para ver de dónde provenía, pero nadie estaba cerca del área en que caminaba. Parecía seguirme, haciéndose más intenso. Al fijarme en el suelo, una sombra mucho más larga que la mía, se cruzaba con mis pies. Me detuve por un instante para girarme. Y dos manos me sostuvieron por la cintura con una pequeña sacudida.

—¡Gwen! — gritó Hult detrás de mi apenas giré. Haciendo que soltara un grito ahogado de susto. Sostuve mi pecho con mi mano para tratar de calmarme. Alteró por completo mis sentidos.

—¡Casi me matas del susto Hult Sullivan! — refunfuñé con mucho enojo. Pero luego él se echó a reír. Fruncí el ceño mientras me soltaba. Continuó riéndose un rato.

—Deberías haber visto tu ... cara... —dijo a través de su risa.

—¡No es divertido!— chillé.

-—¡Eres muy graciosa, no es mi culpa!— defendió apuntándose con el dedo inocentemente. Lo miré una última vez con ganas de asesinarlo para darme la vuelta y seguir por mi camino. Ni siquiera sabía a dónde me dirigía. O qué podía hacer con dos horas libres. Escuché pisadas apresuradas siguiéndome. Por supuesto de Hult —¿No deberías estar en la clase de Freeman?

—Me sacó —confesé en seco. Una risa comprimida provino del chico.

—Eres toda una mala conducta Gwen Trainor — espetó divertido. Lo miré.

—¿Tú no deberías estar en clases?— se llevó el cigarrillo a la boca. Con unas cuantas caladas lo volvió a sacar.

—No me provoques Gwen— noté que me quedé unos segundos mirando fijamente sus labios. Sacudí la cabeza para desaparecer la imagen de estúpida que le di. Mis mejillas soltaban fuego —Y no. El profesor de matemáticas tuvo que ausentarse — respondió a mi pregunta.

—Ah ya — sentí la sensación de que Hult me miraba. Mi atención estaba fija en el camino, tenía vergüenza de volver a mirarle como estúpida. A simple vista Hult te atrapa, es realmente hermoso. Su cabello ondulado, el cual siempre lo lleva despeinado, lo hacía lucir muy tierno. Su tono de piel era perfecto y sus labios siempre estaban de color carmesí. Cuando reía, era un conjunto de cuatro cosas, sus hoyuelos, la forma en que sus labios se delineaban, sus perfectos dientes y la manera en que su voz era expulsada, ronca, aterciopelada y profunda. Hasta como caminaba me encantaba. Mierda.

—¿Te encuentras bien?—preguntó. Tal vez era notable mi falta de emoción que mostraba mi cara.

—He estado teniendo muchos malos días últimamente— confesé junto a un suspiro.

Ángel 234(I&II)Where stories live. Discover now