Capítulo 14 Parte II

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Cuando Sylene salió del depósito en el que estaba con sus hermanos, se sorprendió al ver la oscuridad en el que estaba inmerso todo el colegio. Era un poco escalofriante hasta para ella. Su cometido era ir a buscar a la directora, buscar su celular y llamar para que le fueran a buscar, pero todo estaba cerrado, absolutamente todas las puertas. La única que estaba abierta era la de la dirección. Obviamente tocó antes de entrar, pero al no recibir respuesta, se adentró en la misma. Esta estaba más oscura que el pasillo principal, así que se dispuso a encender la luz. Al hacerlo, apenas alumbró una tenue lucecita que empezó a titilar fuertemente hasta que se apagó.

—Genial, ahora se quema el foco de esta cosa. –Respiró profundo- Ni modo, a agudizar estos hermosos ojos que mis padres me dieron. –Como podía buscaba los celulares. Era increíble lo que estaba pasando ¿Qué clase de persona se va dejando a tres de sus estudiantes básicamente encerrados en la institución? Y lo peor es que los había dejado incomunicados. - Vamos Sylene, tienes que encontrar esos teléfonos. –Abría los cajones sin importar nada. Hasta que los divisó en el fondo del último cajón- ¡Bingo! –Tomó los tres, y se dio cuenta que estaban apagados. Cuando intentó encender el suyo, no encendía. - Lo que faltaba. –Intentó con el de los demás, pero tampoco pudo. - Esto ya no me gusta. –Dijo con preocupación, a la vez que intentaba alcanzar el teléfono de la oficina, cuando alzó la bocina, sonaba cortado- Sí, esto claramente está mal. –Se dispuso a salir de la oficina, pero al abrir la puerta, casi choca con alguien. Era tanta la alerta que tenía que lanzó un pequeño ataque a esta persona solo para alejarle. Y esto sin saber quién era-

—¡Auch! –El hombre en cuestión se quejó ante el impacto- ¿Y eso por qué fue?

—¡Alexander! ¿Qué haces aquí?

—Me enviaste un mensaje. –La respuesta hizo que Sylene frunciera el ceño- Me dijiste que pasara a buscarlos porque se les había pasado la hora haciendo un proyecto. Y yo no podía dejarte… dejarlos aquí. –Sylene aguantó las ganas que tenia de sonreír-

—No, no, no. Yo no te envié nada. En toda la tarde no tuve mi celular, ahorita es que lo estoy teniendo y… -Se lo enseño- Ni enciende. –Se pasó las manos por la cabeza- Todo esto está mal, pero, me alegra mucho que estés aquí. –Fue hacia él para abrazarle. Él correspondió a aquel abrazo, pero un poco nervioso. Cuando ella se separó le miró con pesadumbre- Lo siento, me dejé llevar. Mejor vamos por los chicos y salimos de aquí.

—Sí, es lo mejor que podemos hacer. –Los dos se dirigieron a la puerta que dirigía a la otra parte del pasillo y así poder cortar camino hacia el auditorio, pero estaba cerrada-

—¡No puede ser! Yo acabo de pasar por aquí. –Suspiró- Vamos por el otro lado. –

Y ahí empezó esa pequeña odisea por encontrar una puerta abierta que les pudiese llevar hasta donde estaban los chicos, ya que increíblemente, todas estaban cerradas. Todas, menos la que daba hacia la cancha principal.

—Ven, vamos por acá. El camino va a ser un poco más largo, pero podemos llegar. –Decía con firmeza, y bajo la mirada atónita de Alex- ¿Qué? ¿Por qué me ves así?

—Me sorprende lo dedicada que eres cuando alguien te importa.

—Te sorprenderían muchas cosas más de mí. –Respondió como quien no quiere la cosa, sin dejar de caminar. Pero tuvo que detenerse al ver que a lo lejos alguien se acercaba, cuando le divisó se sorprendió- ¿Qué haces aquí?

—Por fin los encuentro. –Era Jor quien intentaba recuperar el aire- Tengo todo el día intentando comunicarme con ustedes, pero mi preocupación no me dejó razonar en que podían estar aquí antes de ponerme a caminar por todos lados ¿Acaso no recibieron el mensaje que les envié a todos ustedes?

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