Capítulo 8

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Durante aquella cena, se podía sentir la tensión, una tensión que no estaba ahí antes. Sylene podía notar que había algo raro en su hermano, sobre todo por la forma en la que miraba a todos los presentes. Jor era muy bueno para ocultar cosas o mentir, pero ella tenía ese don, esa conexión con la que podía ver cuando él ocultaba algo. Y era por eso mismo que a Jor le molestaba que a Sylene se le metiera en la cabeza el hecho de que alguien tenía algo oculto, porque sabía como se ponía hasta lograr llegar al centro del conflicto.
Agnes, estaba como si nada, ella se sentía bien, se sentía parte de una familia. Y no quería perder eso, así tuviera que mentirles a todos, por lo menos hasta que los recuerdos aparecieran. Luego estaba Ethan, que no dejaba de mirar nerviosamente a todos los presentes, trataba de estar tranquilo, pero no podía hacerlo. De esto se dio cuenta Alexander, pero no se adentró en el tema. Ante tanto silencio, Luna quiso crear un tema de conversación, uno que le llamaba peculiar atención, y a la mayoría de los que estaban ahí,  también tendría que llamarles la atención.

–Oigan ¿Alguno de ustedes ha hablado con mamá? -Ante la pregunta de Luna, todos los involucrados se miraron buscando alguna respuesta- ¿Ninguno? –

—No, al parecer ninguno ha hablado con ella. -Respondió muy relajado Jor-

—¿Y esto no se les hace raro? -Luna dejó de un lado sus cubiertos para enfocarse en lo que hablaba-

—A mi sí -Comentó Alex- No voy a negártelo, no es normal que ella se desaparezca tanto tiempo así, y mucho menos existiendo un problema de por medio.

—Bueno, evidentemente tenemos imágenes diferentes de mamá. -Hablaba Sylene- Sí, tampoco es que se desaparece así como así. No, esas cosas no pasan. Pero a ella le gusta mucho viajar, y lo hace.

—Entonces ¿Ustedes se quedan solos? -Preguntó Agnes-

—Sí, se supone que ya estamos grandes y sabemos cuidarnos. -Respondía Jor sin quitar la mirada de su plato- A veces es divertido.

—Ya quisiera yo que mis papás me dejaran sola. -Comentó Agnes-

—Cuando esto pasa, cuando se va ¿Cómo hacen para contactarla? -Luna seguía-

—No la contactamos, esperamos a que llegue y ya. Tampoco es la gran cosa -Respondió Jor- Ella también tiene derecho de viajar y distraerse, al igual que lo está haciendo ahora. No pasa nada. Tienen que dejar la dependencia de mami. -Esto último lo dijo en tono burlón.-

—Que gracioso eres. -Lanzó Luna riendo sarcásticamente. Antes de que alguno pudiese decir algo más, el timbre de la puerta sonó-

—¿Quién puede ser a esta hora? -Se preguntó Alexander a la vez que veía su reloj. Se levantó para ir hacia la puerta, y ahí llevarse una sorpresa- ¿Qué haces aquí? -Aquel hombre que siempre les congregaba, estaba ahí y entró rápidamente-

—¿Qué hago aquí? Pues básicamente vine a ver qué pasaba con ustedes, me hicieron salir de mi zona de confort -Se detuvo al verles a todos sentados en el comedor- ¡Oh miren! Una adorable reunión familiar.

—¿Qué hace acá? -Preguntó Agnes- .

—La misma pregunta me la hizo Alexander -Se acercó a la mesa- Y le decía que, vine a ver cómo estaban ustedes, porque -Se sentó en el lugar que antes estaba Alex- No volvieron a asistir a ninguna de las llamadas.

—¿Para qué más o menos? —Seguía hablando Agnes- Solo estábamos perdiendo tiempo. Míranos, estamos bien.

—¿Si? Los veo, están muy contentos, muy sonrientes. Me alegro por ustedes. -Tomó un trozo de Focaccia y se lo comió- Pero, ustedes tenían algo que averiguar.

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