Capítulo 1: El contrato

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Lydia

¿Por qué demonios él me hace esto? Yo solo intentaba ayudarlo como buena compañera de universidad. Pero no, él tenía que venir y cagarla para salirse con la suya ¿verdad? ¡Pero él no sabe con quién carajos se metió!

14 de Febrero del 2011

Otro estúpido Día de San Valentín que pasaría sola porque mis queridas amigas ya tenían novios, parejas, citas y esas idioteces. Siempre me consideré una persona bastante cohibida en los temas del amor, no era virgen, pero tampoco me gustaba andar de cita en cita; mucho menos me interesaba mantener una relación seria con alguien. Es por eso que estas fiestas las pasaba de la mejor forma posible para alguien como yo, en mi habitación viendo un maratón de películas de horror con suficiente comida chatarra como para doblar mi peso corporal.

Ya estaba lista para iniciar mi velada cuando de repente tocan mi puerta. Era Zach Carter, éramos compañeros de clase, habíamos entablado una que otra conversación No obstante, estas no tendían a ser muy largas, su presencia me ponía los nervios de punta y estar a su lado me hacía actuar como una adolecente hormonal. Decidí abrir la puerta, ya que asumí que se trataba de necesitar una taza de azúcar o un poco de sal.

-¡Lydia! Disculpa que te moleste. - Dice agitado. Los primeros botones de su camisa se encontraban sueltos, su cabello era un desastre y sus ojos lucían cansados. Sin embargo, seguía siendo uno de los hombres más guapos en el campus universitario. - Necesito un favor de tu parte.

- ¿Es sumamente importante? - Si, estaba siendo grosera, pero en mi defensa no podía controlar mis hormonas cuando este estaba a menos de un metro de distancia de mí, viéndose tan sensual y atractivo. - Estoy algo ocupada.

- Es rápido. - Me hace a un lado y entra a mi habitación. - Verás, debo entregar un trabajo para mi curso de Teoría General del Contrato.

-¿Y qué pinto yo en eso? - Preguntó mientras intentaba bajar un poco mis pantaloncillos de pijama. El chico me parece atractivo, pero tampoco quiero enseñarle el culo.

- Pues debo entregar un contrato de mentiritas firmado por dos partes. Lo que necesito es tu firma y listo. -Dice mientras me tiende unos papeles. - Mira, lo puedes leer si deseas.

- Bien. -Digo mientras tomo el folio y empiezo a leer. - Señorito Carter, ¿en serio? - Se encoge de hombros.

Cinco minutos más tarde

-¡Lydia, no quemes mi folio! - Grita mientras enciendo la estufa de gas y acerco el monto de hojas a la llama. - ¡Debo entregar el trabajo en media hora!

-¿Cómo se te ocurre pensar que yo voy a firmar algo así? ¿Acaso estás demente? - Chillo acercando el documento a la llama de fuego.

-A ver Lydia que es un trabajo, ese contrato no es real. - Dice cauteloso observando las hojas cerca del fuego. - Es un contrato falso para una clase de derecho, no es nada serio.

- ¿Y se supone que confíe en ti? - Pregunto entrecerrando los ojos con desconfianza. - ¿Qué demonios me asegura a mí que no vayas a venir a cobrarme diez millones de dólares de aquí a diez años? ¿Acaso estas demente?

- A ver Lydia, que yo no necesito dinero. - Se pincha el puente de la nariz, quitando sus anteojos. - Ya te dije que no haría algo así, solamente necesito pasar esta clase y ya. Es más, firma eso y te prometo que no vuelves a verme ni en pintura.

- ¿Y por qué yo? ¿Acaso no hay nadie más en este lugar que pueda firmar tu contratito?

-No Lydia, todos están celebrando la estafa capitalista más grande de la historia del mundo. - Lo observo confundida por su comentario, pero este me ignora y continúa hablando.- Escucha, llevo más de dos días sin pegar un ojo, esto es lo que me falta entregar para poder descansar hasta mañana. Estoy desesperado, ¿si?

Me mira con un gesto cansado. Viéndolo así, el sentimiento de culpa me consume; así que tomo la decisión más alocada de mi vida.

- Bien, firmare el estupido contrato ese. -Digo mientras asiento y apago la llama de la estufa. El alivio recorre su rostro en ese instante. - Con una condición.

-¡Lo que quieras!

-Quiero que me compres una pizza de pepperoni con doble queso. -Digo mientras tomo un bolígrafo y empiezo a firmar. Él asiente rápidamente. - También quiero un pastel de chocolate que diga "Reprobé Química Orgánica I por segunda vez" y una botella de vodka. ¿Entendido? -Le entrego el contrato.

-Entendido. -Me mira confundido.- ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Estás abusando de mi benevolencia, Carter. -Me cruzo de brazos y lo observo con una ceja alzada. - Pero adelante.

- ¿Reprobaste Química Orgánica?

-No pienso hablar del tema. -Chasqueo la lengua.- Ahora, ve y cumple con tu parte del trato señorito "no necesito dinero" Carter. -Señalo la puerta de mi pequeña habitación.-

-¡Lo haré, gracias Lydia!

Zach

14 de Febrero del 2021

Sentí los rayos de Sol abofetearme la cara ¿Por qué el Sol no se podía retrasar unas cuantas horas más? De repente sentí un peso en mi pecho. al bajar la mirada veo una gruesa melena de cabello rubio. ¿Cuál era su nombre? ¿Juliette? ¿Mariah? ¿Taylor? Mierda, mierda, mierda. ¡No recuerdo su nombre! ¡Jennifer! ¡Su nombre es Jennifer!

-Buenos días Zachy, ¿cómo amaneciste? -Dice risueña mientras sus pequeñas manos recorren mi abdomen.-

-Mira Jennifer, te voy a... - Detengo mi discurso de golpe. La rubia se levanta como un resorte con un gesto indignado. Lo podía ver en su mirada. Su nombre no era Jennifer.

-¿Jennifer? ¿¡Jennifer?! ¡Mi nombre es Maya! ¿Sabes que? -Empieza a llorar.- Llegué a pensar que eras diferente, que no eras como los demás, que me valorabas de verdad. Pero no, como siempre los hombres me tienen que decepcionar.

- A ver Maya, yo dejo siempre las cosas claras -Pincho el puente de mi nariz y la observo con un gesto cansado mientras me empiezo a vestir.- Esto solamente era sexo sin compromisos. Así que muy amablemente te voy a pedir que recojas tus pertenencias y te marches lo antes posible.

-¡Maldito imbécil! ¡Me has utilizado! - Grita mientras golpea mi pecho.- ¿Cómo te atreves a hacerme esto?

Y hasta ahí llega la poca paciencia con la que cuento. Le agarro los brazos para que deje de golpearme y la encaro enfurecido.

-Lárgate porque si no voy a llamar a la policía. Ya me has agotado la paciencia. -Digo entre dientes.- Tienes cinco minutos para largarte.

-Pero...

-¡Muévete! -Le grito mientras salgo de la habitación.-

-¡Te vas a arrepentir Zach! -Seca sus lagrimas y comienza a vestirse- Puede que yo no esté ahí para verlo, pero una mujer va a llegar y te va a hacer el corazón polvo de lo mucho que te va a joder la vida.

-¿Me estás amenazando?

-Corrección, te estoy advirtiendo. -Dice mientras tira la puerta principal.-

Mi departamento se sumerge en el silencio sepulcral que lo caracteriza. A veces siento que hace falta algo, o alguien, pero la realidad es que el que sea así me reconforta. Si no le das la entrada a las personas a tu vida, no pueden herirte. Prefiero morirme en soledad que morir en tristeza y desengaño.

-Malditas mujeres. -Digo mientras entro a la ducha para iniciar otro día.-

Legalmente míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora