Cuadrigésima sexta anécdota:

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¿Cuánto tiempo había pasado desde que había entrado a la sala de operaciones donde estaban atendiendo la operación de Park JiMin? Ver el cuerpo del menor, inconsciente, tendido en la camilla no le hacía gracia; peor aún sabiendo que los doctores primeros que habían empezado la operación no habían hecho nada. A pesar de las horas que habían pasado de la operación, los doctores iniciales ni siquiera habían logrado mucho. Sudor en las frentes, manos frías tratando de trabajar mientras el doctor Min miraba fijamente el rostro del paciente en la camilla.

No era una imagen que cualquiera quisiera ver. No era una imagen que cualquier persona quisiera gozar y observar. No era lo que Min YoonGi quería ver luego de saber quién era de verdad esta persona que estaba en la camilla, quién era de verdad la persona que estaba detrás de aquellos misteriosos mensajes de texto. Había pasado ya media hora desde que nuevos doctores habían entrado a la sala, entre ellos el doctor Min, quien desde el primer paso dentro de la sala había tomado entre sus manos el portafolio de información y de historial médico del paciente en operación en ese momento. Lo analizó, lo releyó y cerró sus ojos con fuerza, sintiendo como todo a su alrededor daba vueltas en ese momento. Había un novato trabajando en JiMin, en ese momento, se veía nervioso, sus cortes eran irregulares, su frente sudaba a montones y sus ojos se movían de un lado a otro, sin estar estables en ningún momento y aquello hacía que YoonGi no pudiese estar tranquilo.

"N-no puedo extirpar el tumor." Murmuró aquel novato mientras sus brazos comenzaban a temblar, lleno de miedo. El doctor Kan frunció su ceño y volteó a ver a la pantalla que marcaba el ritmo del corazón de Park JiMin.

No contó el tiempo, tampoco sus acciones pero lo siguiente que supo es que ahora se encontraba él siendo el doctor cabeza de la operación, mientras aquel novato salía temblando de la sala, siendo seguido por una enfermera. El corazón de Yoongi latía con fuerzas en ese momento, pero trataba de mantener su profesionalismo firme, poniendo en práctica todo lo que había aprendido, todo lo que era él, todo lo que había estudiado, y sobre todo, manteniendo firme el pensamiento de siempre mantener con vida a la persona que estaba operando. Su mirada de vez en cuando se desviaba hacia la mano de Park Jimin, hacia la palma abierta que en ese momento se encontraba recostada en la camilla, inconsciente, casi sin vida.

"Doctor Min, usted guíenos." Y así fue como la operación de Park JiMin, a manos suyas, inició.

Era difícil poder identificar correctamente donde estaba aquel tumor, a pesar de que ya se sabía un poco en qué zona se encontraba, era demasiado difícil poder llegar hasta allá, en especial, porque se encontraba en una zona demasiado delicada del cerebro, cualquier pequeño error podía convertirse en algo más grave. En ese momento todo era borroso, nada se diferenciaba, y entre más profundo iba para poder encontrar y para poder lograr ver, más temía que las consecuencias fueran graves. Su frente se llenaba de sudor, sus manos temblaban ligeramente pero sus ojos se encontraban enfocados en los que hacían y sus dedos se movían hábiles, siempre buscando lo que era mejor, improvisando en ciertos movimientos pero siempre poniendo en práctica todo lo que sabía.

Ser doctor era algo difícil, en especial porque sabias que en ese momento la vida de una persona estaba completamente en tus manos. Muchas personas dicen que ser doctor, muchas veces, es jugar a ser Dios, pues en ese momento se decide quién vive o quién muere. Ser doctor era difícil, no por todo lo que se tenía que aprender, por las muchas horas de vida que se vivían estudiando, sino por las consecuencias de todo el arduo trabajo. La muerte era algo con lo que siempre se jugaba a la hora de ser doctor, en especial, la muerte de alguien inocente, de alguien que tiene una vida por delante. Saber que alguien murió en tus manos, bajo tu mando, en tu operación era lo peor y habían muchos doctores que no se perdonaban a sí mismos luego de cometer un error y que se haya pagado con la vida.

"Doctor, estamos aquí." Escuchó la voz lejana de una enfermera que sostenía más de cerca la lámpara para que alumbrara de forma correcta la zona que estaban rodeando. Fue en ese momento que el doctor Min subió la mirada y observó, para tener mejor visión, la cámara enfocando la zona del tumor. Aspiró fuertemente, pues venía la parte más difícil: la extirpación. No supo cuántas horas pasaban, o tal vez sólo pasaron minutos, no lo sabía porque no las podía contar, no mientras muchas cosas en ese momento estaban pasando por su mente. El primer mensaje de texto que habían compartido, las miles anécdotas que alguna vez habían compartido, el vacío de su memoria... una pequeña punzada se sintió fuertemente en su cabeza, por lo que decidió dejar de pensar en aquello y concentrarse en lo que estaba haciendo.

"¡Doctor Min, más cuidado!" Su mente se encontraba en ese momento entrando en pánico. Su mirada se movía de un lado hacia otro, de la cámara hacia la imagen real, de sus manos hacia las enfermeras que estaban tratando de hacer lo mejor que podían para reparar cualquier pequeño error, para tomar en cuenta cualquier cosa que en ese momento estaba pasando. "Doctor Min." Escuchó una voz más calmada y alzó la mirada para encontrarse con los cálidos ojos de una enfermera, la cual lo miraba un poco preocupada. "Tiene que enfocarse, esta es la operación que le salvará la vida a este paciente, le ruego que respire y luego piense en sus acciones. Un error más y lo perderemos."

Lo perderemos.

Lo van a perder.

¿Qué había pasado exactamente? Ni él lo sabía, en ese momento se encontraba sentado en un sofá, con sus manos cubriendo su rostro, tratando de recordar qué había sido de la operación, tratando de recordar aquel pequeño momento, pero sabía que el shock emocional que había vivido en ese momento no le estaba permitiendo recordar. Aspiró profundamente, sintiendo náuseas, como su estómago se revolvía peligrosamente.

"¿Doctor Min?" Se encontró frente de él al enfermero que reconoció como Kim Namjoon, además del nombre bordado en su uniforme. "¿Va a entrar a la habitación?" Sus ojos se encontraban rojos, como si hubiese llorado por horas, mientras sus manos temblaban suavemente mientras llevaba algunas sábanas dobladas en sus manos. "Aún tengo que arreglar un par de cosas, la habitación está un poco... desarreglada, por todo lo qué pasó. Pero... si usted desea puede entrar."

Asintió un par de veces. "G-gracias." Murmuró.

Observó y observó aquella puerta que lo atemorizaba tanto, mientras observaba como el enfermero Kim hacia una pequeña reverencia y se iba alejando poco a poco. Pensó en si levantarse en ese momento y simplemente caminar hacia la puerta, pero realmente no sabía que iba a hacer una vez se encontrara con lo que había ahí. Con todo lo que tenía que enfrentar en ese momento. Se recostó una vez más sobre donde estaba sentado y luego de pensarlo unos segundos más, simplemente se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta. Inútilmente, recostó su frente contra ella, tratando de adquirir fuerzas, de simplemente hacerlo.

Finalmente, abrió la puerta.

Se encontró con una ventana enfrente de él, una ventana que dejaba entrar la luz de la luna, pues era de noche en ese momento. Una ventana que dejaba ver todas las estrellas en el cielo esa noche. Aspiró fuertemente y luego simplemente se volteó y se encontró con una camilla. Una camilla adornada con sábanas blancas.

Y un cuerpo debajo de ellas. Un cuerpo conectado a un monitor que marcaba los signos vitales. Una máquina funcionando, porque el cuerpo que estaba debajo de las sábanas estaba vivo. Sus piernas reaccionaron sin antes saberlo, y pronto se encontró con el cuerpo sereno de la persona que descansaba ahí. Park Jimin. Pequeñas lagrimas comenzaron a brotar de los ojos de Min YoonGi en ese momento, sintiendo como todo su cuerpo temblaba en el momento en el que la realidad lo había golpeado. En el momento en el que se había dado cuenta de lo que había vivido, de lo que estaba viviendo y de lo que la persona que en ese momento descansaba en la camilla significaba para él.

Llorando. Le tomó la mano.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2021 ⏰

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