Cap .: 6

223 22 4
                                    

Parecía que el sueño lo había abandonado, empezando a fantasear con los ojos abiertos, no apartaba la mirada esmeralda de su hija, quien descansaba a su lado acurrucada entre las sábanas, esbozando una leve sonrisa; se dejó invadir por un aire de tranquilidad, perdiendo la noción del tiempo, no se dio cuenta cuando en un abrir y cerrar de ojos la puerta de su cuarto se abrió causando un leve y torpe sobresalto en él.

-Ah...Eres tu Leo -Comentó mientras se reincorporaba y se quedaba sentado en la orilla de su cama sin alejarse ni un centímetro aún de al lado de su hija, quien, al sentir el sutil movimiento de la cama, optó por cambiar de posición, abrazando más su osito de peluche-...-Suspira aliviado al saber que Irilia aún permanecía profundamente dormida- ¿Qué ocurre? -Preguntó con cierta felicidad enmarcada en su rostro.

Su hermano mayor se percató de ese "repentino" gesto, si bien ya estaba acostumbrado a verlo feliz cuando estaba con su hija, esta vez, era diferente, como si se hubiera enterado nuevamente que sería padre. No tardó en comprender el porqué de esa sonrisa tan marcada que se hallaba presente en sus verdes labios; pero sus intenciones, esta vez, no eran quedarse hablando con él sobre su sobrina.

-Localizamos la nueva guarida del Pie, tenemos que ir...-No pudo terminar su frase, fue interrumpido de manera repentina por su hermano, no quería dejar a la pequeña híbrida ni si quiera un segundo, estaba consiente de eso, pero en sus ojos la alegría que reinaba hacía solo segundos, se comenzó a reflejar ¿Miedo?, era incompresible esta vez ese sentimiento que tenía; no entendía porqué lo sentia.

-No cuenten conmigo Leo, no iré, vayan ustedes si quieren, no voy a dejar a Irilia sola -Exclamó firme, mientras su mirada se dirigía a un lado donde la mencionada dormía plácidamente; con las manos temblorosas se dispuso a cubrirla con supremo cuidado con una cobija de una claro color rosa con los bordes un poco más oscuros, la misma manta que tenía ella en su llegada a la Tierra, dentro de aquella capsula.

-Rapha, no seas terco, te necesitamos, una de las chicas puede cuidar de ella, Shini por ejemplo -Se lo escuchaba persistente, su hermano menor y sabía que no podría llevarle la contraria esta vez, y mucho menos estaría presente su hija -...- No se tuvo que hacer esperar, pudo notar como el dueño de roja bandana se levantaba de la cama y acomodaba a su hija para que no cayese al suelo- Te espero en la salida ...- Comentó antes de marcharse .

***

No apartaban sus miradas de la ciudad; el clima en solo un par de días había cambiado de manera repentina, se notaba en el aire que las frías brisas invernales eran remplazadas por cálidas correntadas que llevaban consigo las fragancias de mil y una plantas en flor. Nada malo parecía ocurrir dentro de una viejo y abandonado almacén de comida que había cerrado sus puertas hacía ya mas de 3 años; estaban dispuesto a marcharse, pues no creían que nada fuera a ocurrir a altas horas de la noche. Pero se ve que nunca ay que pensar y actuar antes de tiempo, en menos de un minuto las luces de ese lugar se encendieron de manera repentida, dejando ver a quienes ingresaban.

Parecían discutir, pero eran inaudibles sus palabras, desde lejos se podía contemplar aquellas extrañas anatomías que poseían. Un tigre humanoide, quien carecía de cola, de su mano derecha y su ojo izquierdo, amenazaba de muerte con una daga a un hombre que era llevado a la fuerza, sus manos estaban encadenas detrás de su espalda, caminaba temeroso, rogando por su vida, al borde del llanto. A su izquierda se encontraban un rinoceronte humanoide, que apenas si había podido pasar por la puerta principal y un jabalí también humanoide, quien parecía estar ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor. Mientras que a su derecha un perro, si es que aún se podía llamar así, empezaba a hacerse presente una vez pasado el umbral de la puerta. Para quienes los observaban desde el tejado del almacén, no era algo nuevo verlo a esos mutantes, pero para quien estaba siendo su rehén, el miedo ya había llegado a sus huesos.

***

No bastan las palabras para dejar en claro que una horrible batalla se había desatado. Fueron descubiertos en el acto, no pudieron hacer mucho por ese hombre quien suplicaba por su vida de rodillas como si fuera esa su obligación, frente a sus ojos vieron como de un golpe su cabeza fue cercenada de su cuerpo, segundos antes de que intentaran hacer lo mismo con ellos. Mentalmente se lamentaban por ese pobre sujeto que seguramente era padre, idea que a Raphael le dolía en lo mas profundo; se imaginaba a él en su lugar, la idea de abandonar a su hija, de dejarla huérfana de padre, y posiblemente de madre también se apoderó de su ser, dejandolo fuera de combate en menos de cinco segundos.

***

-Ya chicos...Estoy bien, puedo caminar solo -Se quejaba con sus hermanos quienes lo ayudaban a mantenerse en pie, sus heridas eran profundas y si no se trataban de inmediato, podrían agravarse, cosa, que nadie quería, ni si quiera podían desearle eso a su peor enemigo- Ya, basta -Estaba cansado de recibir tanta atención, solo quería ir con su hija quien aguardaba con ansias volver a ver a su padre, sin saber y mucho menos tener idea alguna de que era lo que le había pasado en solo media hora.

-Claro que no Raph, mírate, te dieron una paliza y si fuera poco te arrojaron de la azotea del almacén...No se en que estabas pensando al bajar la guardia de esa manera, pero no vuelvas a hacerlo, a no ser que quieras perder el caparazón hermano...-Se animó a conferzar Miguel Ángel, mientras lo acompañaba al sofá, para que así pudieran atender sus heridas.

-No quise bajar la guardia, solo... Me desconcentre y ya -Dijo de manera vaga, sabiendo que sus hermanos no le creerían ni la más mínima palabra de lo que había dicho. Empezaba a desesperarse, ya quería ver a su pequeña, a quien se alcanzaba escuchar desde la entrada de su hogar. El solo hecho de poder escuchar su voz ya le devolvía el alma al cuerpo, y no le importaba para nada que sus heridas estuvieran sin ser curadas como correspondía. Las fuerzas que perdió en aquella batalla, le regresaron al cuerpo, al ver como Irilia se acercaba a gatas hacía donde su padre estaba.

Apenas si la llamaba, animándola a acercarse al montón, se mostraba curiosa, miraba a sus tíos y luego a su padre, como si intentase buscar una explicación lógica a esas heridas. Pero estaba en claro que su motivo no era ese, Poniendose de pie, dando apenas un paso el cual la hizo tambalear, pronunció sin bacilar esta vez "Papá". Si, ahora estaba al 100% seguro que lo que escuchó horas antes no había sido producto de su cansancio, en verdad, Irilia, su hija, esa pequeña híbrida de brillantes ojos esmeraldas, iguales a los de su padre...Había dicho sus primeras palabras, el mismo día que aprendió a caminar, a tientas, pero con alegría.

********************

Hola

Que hubo como esta el mundo?!

Espero que bien y que les haya gustado :3, creo que la terminaré antes de seguir con otra historia :v...por cierto, mi cel expiró gente...así que se terminaron las portadas nuevas :"c. Dejando eso de lado, si termino pronto, durante las vacaciones de invierno, me verán mas activa.

Bey! :·3

¿De donde soy papa?Kde žijí příběhy. Začni objevovat