— Deberías descansar un poco y despejarte —

— No hay tiempo, el partido es mañana —

— Pero tampoco ayuda si te sobreesfuerzas — recojo el balón del suelo y le sonrío levemente. — Vamos a casa y mañana podrás practicar otro rato, ya casi oscurece —

— Solo unos minutos más —

Abrí la boca para apelar pero un ruido entre los arbustos me impidió hacerlo, ambos, la castaña y yo, giramos en esa dirección sin ver nada, volvimos a ponernos atención. Si. Los dos lo escuchamos. Le hice una seña para irnos de ahí, tenía un mal presentimiento y por la mirada que me devolvió, ella también.

Pero antes de que ninguno dijera algo, vi como un objeto brillante y pequeño se dirigía a la chica, en un instante me arrojé a la castaña callendo ambos al suelo, intentaba cubrir su cuerpo con el mío mientras veía en dirección donde había sido disparado aquel objeto.

— Tiempo …— susurró la chica debajo de mí y chasqueando los dedos sobre nuestras cabezas, la miré un instante, se veía asustada pero también concentrada y decidida en lo que iba a hacer — Celestial — esperé el momento en que dejaría de moverme, era la mejor opción, mientras ella estuviera a salvo no me importaba nada. Por un momento pensé que su técnica había fallado porque aún podía moverme y escuchaba su respiración, comencé a asustarme tratando de idear otra manera de poner a la chica a salvo hasta que ella habló — Debemos irnos, Kido-san —

Me levanté un poco desorientado y ayude a la castaña a hacer lo mismo. Podía moverme aunque las aves sobre nosotros no lo hacían, y aquel sujeto, también estaba inmóvil, como si al correr se le pusiera en pausa, con la vista enfocada en donde antes estaba recostada la chica, con una expresión fría y seca.

— Mi técnica no durará mucho — no necesitaba preguntar porqué. Al esttar ambos moviéndonos, su tiempo se reducía drásticamente, Afuro me lo explicó una vez, podía mantener la técnica para él unos cinco minutos, pero si incluía a alguien más solo lo podría hacer cerca de minuto y medio.

— ¿Cuánto tiempo tenemos? — pregunté sabiendo que, quizá, se aumente el tiempo al ser ella la creadora original de la técnica. Tomé su celular del bolso de entrenamiento y lo guarde en el bolsillo de mi pantalón mientras ella sacaba un objeto pequeño y brillante parecido a un labial color negro. No pregunté porqué era importante, si lo llevaba debía significar algo.

— Unos ocho minutos — la respuesta me sorprende aunque intento no demostrarlo, que increíble y sorprendente fuerza tiene la chica — pero si nos alejamos el perimetro que controlo tambien cambiará, se reducirá y nos alcanzará pronto.— Recorrí el lugar con la mirada y una idea alocada surco mi mente.

—Espero no te den miedo las alturas — dije tomando su mano comenzando a correr hasta la salida del campo directo al limite entre la orilla del barranco y el mar. Eran unos diez metros a lo mucho.

Creo que la chica grito mientras la obligaba a saltar conmigo, la verdad no lo sé con certeza porque el viento en mis oídos al caer y el sonido del oleaje me impedían escuchar bien lo que pasaba a mi alrededor. Solo sé que ambos saltamos, que rodie a la chica presionando su cabeza en mi pecho para poder sentir que ella estaba bien mientras ambos caíamos en picada sobre nuestras cabezas directo al mar. Aguanté la respiración unos segundos antes de hundirnos en el agua. Gracias a los lentes, pude ver lo que ocurría a mi alrededor, la chica seguía aferrada a mí y también contenía la respiración. Ambos nos soltamos y comenzamos a nadar lejos de la piedra de donde habíamos saltado por si aquel hombre nos quería seguir, estaba pendiente de que la chica siguiera junto a mí y cuando ninguno de los dos aguanto más sin aire, salimos a la suerficie tosiendo por la falta de oxígeno.

Luz En Tu Alma -Inazuma ElevenWhere stories live. Discover now