Abrí los regalos uno por uno, cuidando tomar fotos que Gemma había quedado en enviar. Abrí primero el de mis hermanos gemelos, los chicos me habían mandado un hermoso peluche de un tigre de Bengala bebé y un extraño libro que al verlo casi lo tiro, era el libro de cocina de la abuela de papá, Fiorella Capaldi, me llenó de emoción que los chicos decidieran arreglarlo para mí.

Stella la hermana mayor de Gemma me había mandado una pluma fuente de punta de diamante, deseándome lo mejor en este nuevo inicio con una nota que guardaría siempre.

Lo más difícil siempre es tomar la decisión, tú ya lo has hecho, ahora toma esa pluma, y escribe un nuevo inicio.

Mi nana me había mandado una muñeca Lele nueva, supuse hecha a mano por ella. Había tenido muchas de esas durante mi infancia, y tener una ahora era como tener a mi nana cerca mío.

Luisella se había decantado por un libro y una caja de mis chocolates favoritos, con una nota de reclamo por no haberle avisado que me iría de Grecia de una hoja entera, y justo al final del reclamo del año, estaban dos renglones de felicitación por ser un año más sabia.

Andy me había mandado una libreta hecha por ella, la cual tenía algo escrito en la primer página, en la cuál decía que escribiese allí cualquier cosa que resultara importante para mi y que no quisiese compartir con nadie. Gemma rió cuando recordó nuestra mala experiencia con los diarios.

De parte de Ethan y Alethia tenía una bolsa y zapatos a juego para la temporada de Invierno de Areli Mejía

Mi papá había mandado un paquete realmente pequeño, me extrañó, pero al abrirlo me sorprendí, era una tarjeta, también tenía una nota.

Tu madre me mataría si se enterara, pero confío en que este será nuestro secreto mi pequeña. Adminístralo bien, y úsalo como mejor te convenga. Llámame cuando puedas amor, y cuídate mucho, te quiero mi niña consentida.

Amor, papá.

Mi padre acababa de mandarme dinero básicamente, no sabía cuánto sería, pero seguro me ayudaría a los gastos mientras encontraba un trabajo. Sonreí con cariño.

—¿Qué es? —preguntó Gemma al ver que no le mostraba nada.
—Mi salvavidas, como siempre —dije enseñándole la tarjeta, ella la tomó y sonrió también.
—Tu papá no es parte de la Legión de Horror, nunca lo ha sido, de hecho ya se me había hecho raro que no te buscara.
—Supongo que mamá lo tenía bien vigilado... pero me alegro que aún con todo pueda ocultarle ciertos detalles.
—¿Vas a llamarlo?
—Supongo que se lo debo Gem.

—Bien, has las llamadas que necesites, pero solo hasta después de que abras mi regalo. Lo tenía desde hace algún tiempo, pero siempre lo pensé para tu cumpleaños.

Cuando lo abrí, ví que eran dos brazaletes con varios Charms que enseguida me trajeron recuerdos, cada brazalete tenía un Charm que lo unía con el del otro brazalete.

—Siempre hemos estado unidas, nos gustara o no... y es mi forma de guardar nuestras trayectorias... agregué el de la Estatua de la Libertad antes de venir... a pesar de que no sabía si me acompañarías, pensé que igual sería una forma de recordar que sin importar que tan lejos estemos, siempre puedes encontrar en mí a tu mejor amiga.

Al ver los brazaletes idénticos me dieron ganas de llorar, había vivido demasiadas cosas con Gemma, algunas buenas, otras no tanto, pero sin importar que el cielo pudiese caércenos encima, ella siempre estaba ahí. Separé los brazaletes y le entregué uno a ella y yo me puse el mío. Luego me levanté para abrazarla.

La Ilusión de una Verdad |ECAP 1|Where stories live. Discover now