Me levante rebosante, desayuno con mi mama - ya que mi papa nos abandono cuando yo era un bebé -. Salí vestido y peinado - si... claro... peinado... - y camine a la casa de Rigby accidentalmente. Quería ver si estaba, así que toque el timbre.
- ¿Quien es? - al parecer era la mama de Rigby.
- S-soy Mordecai, amigo de Rigby.
- ¡Mordecai! - abrió la puerta de golpe - ¿vienes por mi Rigby?
- Bueno, si.
- ¡Rigby! Mordecai vino a buscarte. - grito hacia adentro.
- Ya voy mama.
- Mordecai, te tengo que agradecer por hacerte amigo de Rigby, no muchos son sus amigos.
- ¿Porque siempre está solo?
- No lo sé. Le gusta. Pero no se lo que pasa contigo, te conoció y no para de hablar de ti.
- ¿A si? - creo que me sonroje.
- ¡Mordecai! - apareció Rigby abrazandome.
- ¿Estas listo para irnos castaño?
- Si Mordo, vamos.
Me agarro de la manga de la chaqueta azul que tenia y empezamos a caminar.
En la entrada de la escuela estaba Jeremy.
- Te has demorado - miro de reojo a Rigby - ya veo porque.
- Entremos - Rigby seguía sosteniendome de mi chaqueta.
- ¿Porque el castaño esta así? - al decir eso Rigby me soltó y se sonrojo.
Entramos y cada uno para su clase - Jeremy y yo en una y Rigby en otra -. En las clases me aburría mucho.
- Señor Mordecai, ¿puede explicar la clase?
- ¿Porque?, ¿usted tampoco la entiende?
- ¡Vaya a lavarse la cara para ver si se le pasa lo chistosito!
Salí de la sala mientras era aplaudido. De camino al baño me encontré con Rigby, traía unos papeles.
- ¿Porque estas aquí moreno?
- Bueno, la directora me dijo que pegara unos volantes.
- ¿De que?
- De un taller de natación, creo que no les va muy bien.
- A mi me gusta la natación, me gusta nadar.
- Bueno... Yo... No se...
- ¿No sabes nadar?, ¿porque no vas a natación?
-Porque termina muy tarde
- No te preocupes, yo te iré a dejar a tu casa.
- ¿Harías eso?
- Pues claro, eres mi amigo - amigo, amigo, amigo...
- Gracias.
- ¿Te ayudo con los volantes?
- Si quieres
- Claro que quiero ayudarte.
Estuvimos pegando volantes, estábamos terminando cuando Rigby término con el silenció.
- Mordecai, ¿porque me ayudas tanto?
- Bueno - sentía mis mejillas arder - p-porque eres mi amigo.
- Dime la verdad Mordecai, nadie quiere ser mi amigo, a nos ser que sea una apuesta - vi como comenzaba a llorar - muchos me dañan siem... - no lo deje terminar, le di un abrazo.