—¡Genial! Nos vemos el viernes, te enviaré un mensaje para avisarte a qué hora paso por ti —espetó dulcemente antes de girar sobre sus pies e irse.

Debía interpretar mejor cada segundo que había pasado.

Graham Crawford esperándome en la puerta del salón.

Se comportaba nervioso y todo por el hecho de que quería invitarme a salir.

Este día no podía ser mejor.

O tal vez podía ser peor.

Después de mis minutos en shock, parada en la puerta mientras sostenía mi pecho con la mano para calmar mi corazón. Al entrar al salón todos se encontraban llevando sus cuadernos al escritorio de Warren, era una montaña de libretas. Hoy no podía ser la revisión. ¿Por qué las entregaban? Mierda, mierda, mierda. Y Wells ni siquiera se encontraba aquí, hoy muy temprano me escribió que faltaría porque debía ir al médico hacerse unos chequeos en la rodilla, le ha estado molestando un buen tiempo.

—James, dime que hoy no toca la revisión de libretas —le supliqué con esperanzas de que dijera que no, al pelirrojo que escuchaba música desde su asiento, encorvó los labios y negó. Creo que me he salvado.

—Warren mandó una investigación la semana pasada, vale más que la revisión — me informó.

No, no me había salvado.

Carajo.

¿Ahora qué haría? Ni siquiera me daría tiempo de copiarla, ella llegaría en pocos minutos. Si me odiaba, ahora me terminaría de odiar para el resto de la vida. Esa investigación la mandó el día que me mandaron a dirección, maldición. Ya estoy viendo su rostro en mi mente al notar que le falta mi libreta, porque siempre se daba cuenta de cada detalle que olvidaba.

Fui hasta mi asiento dejándome caer en este, cubrí con mis manos parcialmente mi rostro. Este día comenzaba muy bien para ser verdad. Wells ni siquiera tuvo la decencia en recordarme de una existente investigación, mis notas en la materia de Warren no eran las mejores a pesar de que me esforzaba y esto solo arruinaría mi buena calificación para la universidad.

—Hoy te ves realmente miserable, me sorprendes —musitó un chico con diversión, al descubrir mi cara vi a Hult en frente de mí, olvidaba que ésta clase era la que compartíamos. Su cara era apenas visible por la capucha de su suéter que llevaba puesta, se dirigió y se sentó en el puesto vacío que quedaba detrás de mí.

Bien ahora tendría que soportarlo a él por una hora completa.

—No estoy de humor, así que cualquier insulto puedes guardarlo para otra
ocasión —susurré haciéndole saber mi obstinación. Gracias a dios que no hubo ninguna respuesta por parte de él.

A lo lejos escuché los tacones de Warren causando un eco por los pasillos, hasta dejar ver su cuerpo esbelto entrando por la puerta con mucha rectitud. Con la descripción cualquiera pensaría que es una señora con más de cincuenta años, cuerpo rechoncho y un par de gafas. Al contrario, Warren no pasaba de los treinta, y era muy hermosa, casi como una Barbie de largo cabello extremadamente negro. La bulla que antes había en el salón se había disipado de inmediato, todos le temían. Colocó su maletín en la silla de su escritorio y de el sacó una lista con nuestros nombres. Se sentó y analizó las libretas que había como si fuese una especie de robot con rayos X. Quizás si lo era. Inició a revisarlos uno por uno para anotar cada nombre que lo había traído y calificarlo. Podría suplicarle y decirle que me diera otra oportunidad de entregarle la investigación, sin embargo, Warren nunca cedía oportunidades. Si me quedaba su materia tendría que repetir el año, me lo ha recordado miles de veces. Y por supuesto que no iba a repetir año solo por una materia, además no estaría en la secundaria por más tiempo del debido.

Ángel 234(I&II)Where stories live. Discover now