Capítulo 3

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—Oye... Elizabeth te encuentras bien?—Preguntó Diane viendo a su amiga gravemente.

—S-si! No te preocupes Diane, me encuentro en perfectas condiciones. —Dice Elizabeth con una media sonrisa.

—Bien... —Es lo último que comunica Diane para después irse con King.

La chica albina se queda estática en el lugar, cada segundo que pasaba era como una cuchilla nueva. Se negaba a creer aquello que me contaba Ludociel, sin embargo, aún a pesar de que Meliodas jamás se la menciono, ella siempre supo que estuvo ahí. La sombra de una chica que la hacia ver más pequeña.

—Oye Gowther... ¿no que los arcángeles eran 4 y no 3? —Pregunta Hawk,viendo desde lejos a Elizabeth y a los tres reclutados arcángeles.

-Bueno...el cuarto superior de ellos era Mael, el cual realmente no se sabe con certeza su posible causa de Muerte,pero se dice que se le trató de asesinar por el mismo motivo por el cual se maldijo a Elizabeth. —Explicó con la sabiduría que siempre lo había caracterizado.

—Y ese motivo es... —comienza esperando que el otro culmine.

—Se enamoró de una demonio del bando enemigo. —Dice Gowther.

-—¿Es eso posible? —Comenta el shock —Pensaba que Meliodas y Elizabeth-sama eran los únicos capaces de cometer tal locura.

—Toda la vida en el clan de las diosas pensaron que Mael amaba a Elizabeth, pero no era así, el asumió la posición de Meliodas y traicionó a su clan por amor. Su corazón fue robado por una mujer demonio, pero nunca se supo con certeza de quien se trataba, aunque si tuvimos nuestras sospechas.

—¿Esos cerdos viven de traicionar a sus clanes o que rayos? —Pregunta el cerdito.

—Aprentemente es el sentimiento de seguir al corazón —Acomodó sus gafas.

—Aunuqe a veces tendemos a confundirnos al respecto —Dice Ban pensativo.

Todos lo observaron, el también se encontraba en una encrucijada de sentimientos.

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Aurora observaba el cielo nocturno y Meliodas la observaba a ella.

Eran uno de esos pocos momentos de paz que había en sus ajetreada vidas. Tan sólo una noche de felicidad.

El cielo estaba hermoso, brillando, cubierto de estrellas, la luna los iluminaba, reflejandose en sus miradas. Sin duda todo era perfecto.

Ella se encontraba entre las piernas de el, de espalda a su rostro, con los brazos de Meliodas rodenadola u brinda

—Meliodas... —Lo llamo para mirarlo a través del hombro —¿Qué crees que ocurra cuando se acabe la guerra?

El rubio suspiro con cansancio y resignación.

—No lo sé, posiblemente deba ascender al trono.

—¿Y no se te ha ocurrido pensar que tal vez perderemos? —Dice con una risilla.

—Que extraño es que tu preguntes eso —Alzó una ceja pero igual sonrió —Pues si, se me han pasado por la cabeza mil formas distintas de perder.

—Entonces... ¿Cómo estás tan seguro de que ganaremos —Vuelve a preguntar para ser abrazada con más fuerza.

—Porque en todas te pierdo, y pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, yo no voy a permitir que nos separen ni que te pase nada. Por eso no permitiré que nadie que no sean los demonios gane está guerra.

WʜɪsғᴜʟWo Geschichten leben. Entdecke jetzt