033

11. Decide

Wen

Habia pasado una semana desde la última vez que le hablé a Lucas y Chris.

Noté un cambio drástico en la personalidad del asiático y estoy segura de que todos en el aula de clase también. 

Odiaba admitirlo, pero Lucas era la chispa alegre del salón. Siempre hablando, interrumpiendo a los profesores, soltando comentarios graciosos, siendo inquieto y desde aquella madrugada en la fogata en medio del campo de limones algo pareció cambiar. 

Está apagado, rara vez habla en clase y se mantiene quieto en su banca hasta la salida cuando se va con Chris. 

—Dejaré en el escritorio los grupos que seleccioné para el trabajo final —escuché a la profesora de Análisis Económico a lo lejos y dejé de mirar a Lucas para prestar atención a lo que decía—. Recuerden que las vacaciones están cerca y este trabajo representa su examen. 

La profesora dejó una página sobre el escritorio y tomó su maleta para salir del aula y dejarnos libre por este día.  

—Odio los trabajos grupales —susurró la chica que se sienta a mi lado y se puso de pie para ir hasta todos nuestros compañeros que se habían aglomerado frente al escritorio para ver con quien fueron asignados.  

Compartía su disgusto, yo también detesto hacer trabajos grupales.

Tomé mi maleta del suelo para llevarla a mi hombro y con mi agenda en brazo y me levanté de la silla. 

—Que suerte tienes, Wen —dijo la misma chica al regresar a su lugar—. Te tocó con el chico más inteligente de este salón.

Miré a Lucas rápidamente leyendo la página que la profesora dejó. Se la entregó a Chris y en seguida subió la mirada para encontrarse conmigo observándolo.

—Sí, qué suerte tengo —comenté sarcástica y avancé a la salida del salón.

❁❁❁

Lucas

El aroma a rosas dejó un rastro cuando Wen salió del salón.

—Me toca hacer el proyecto con Cory —dijo Chris y seguido hizo una mueca—. Si quieres, podemos hablar con la profesora para cambiar de compañeros.

—No, déjalo. Le diré a Wen que haré el trabajo y pondré su nombre. Así no tengo que verla y... De todas maneras siempre es así en los trabajos grupales, yo haciendo todo.

Chris hizo un puchero fingido.

—Lo sé, por eso quiero ir contigo.

—Ya —rodé los ojos y le di un empujón—. Debo irme, tengo que ir al supermercado.

—Bueno, me escribes cuando llegas y nos conectamos para jugar Call Of Duty.

—Si te mueres en este nivel te juro que Tyler, Nate y yo buscaremos a un compañero nuevo en línea —lo amenacé con una sonrisa burlona. 

Chris se llevó una mano a su pecho de forma dramática, pero no dijo nada ya que me alejé para salir del salón.

Saqué el celular de mi bolsillo para revisar la lista de compras que mi mamá me mandó hace unos minutos junto con la captura de pantalla de que ya me depositó el dinero para el super de esta quincena.

Ser hijo único significa: el que hace todos los mandados de la casa.

Voy tan distraído viendo la lista y deprimiendo un poco más al ver escrito que no debo olvidar las gomitas ácidas de Asher para su viaje, que cuando me toman del brazo y me jalan hasta una esquina del pasillo mi cuerpo entero parece flaquear ante el acto.

—Wen... —susurré al darme cuenta de que era ella.

—Ya dilo.

—¿Auch? —pregunté confundido y ella me libera.

—No, imbécil —sus ojos esmeraldas tenían un brillo que no creo haberle visto antes—. Ya dime que es lo que te pasa, ¿por qué has cambiado esta última semana? 

—Yo no he cambiado, no sé de qué estás hablando —me hice el desentendido. 

—Zhing, eres una persona muy irritante. 

—Tú también lo eres y no por eso estoy recordándote ese hecho. 

Wen se quedó en silencio, mirándome con atención. Yo no tengo ni ánimos, ni ganas de seguir aquí así que proseguí a caminar. 

—¡¿A dónde vas?!

—Tengo cosas que hacer, Wen.

Puse mi atención en el celular mientras camino a la salida evitando a la gente del pasillo.

—¿Qué cosas? —preguntó a mi lado ya que viene siguiéndome el paso.

—¿Ahora te interesa lo que hago? —la miré de reojo.

—Me preocupas —susurró.

—¡Ja! —me reí por lo bajo.

—Intento tener una conversación, Lucas.

Me detuve en medio del estacionamiento para mirarla nuevamente. Su cabello rubio brillaba bajo la tenue luz del sol ya que estamos entrando en invierno y por ello el ambiente ahora es medio opaco y un poco frío. 

—Y yo intento llegar al supermercado para hacer mis compras.

—¿Qué te sucede? —preguntò ignorando lo que he dicho—. Ya no eres el mismo. Odio admitirlo, pero extraño al Lucas parlanchín, el salón es horrible ahora que perdió su chispa.

—¿Tanto te interesa saber? Bien, mi hermano fue expulsado del colegio y mañana su padre lo enviará a Ocean Hills. Descubrí que mi mejor amigo es hechicero y en esta última semana he aprendido que su reino es el más peligroso de los cuatro que existen y... Que estar marcado dentro de sus tres límites me vuelve un peligro para su vida. Quiero cuidarlo, Wen. Necesito estar bajo perfil, el Lucas de antes ya no existe. 

—No sabía que tenías un hermano.

—No de sangre, Asher es mi vecino y los años de amistad nos volvieron hermanos.

—Oh entiendo, pero en cuanto a lo de Christian... Él tiene veintiún años, sabía lo que hacía cuando decidió ponerte dentro de sus tres límites.

—Entonces yo tengo que ser igual y decidí estar tranquilo. Soy nuevo en esto y lo que menos quiero es morir en la hoguera. 

—No, no —Wen frunció el ceño—. Ese es un chiste de brujas, tú no puedes usarlo.

—Cómo sea —bufè y seguí mi camino hasta la parada de buses.

—¡¿Cómo haremos el trabajo?! —preguntó a lo lejos y me detuve. No me giré a verla. Wen ya estaba a mi lado nuevamente.

—Puedo hacerlo todo y poner tu nombre.

—No sería justo —dice seria.

—¿Sabes lo que no es justo? Que la chica que me comenzó a llamar la atención es una bruja y ahora me confunde más que nunca. Decídete, Wen. ¿Me alejas de ti o me aceptas? No puedes un día estar mandándome a la mierda y otro mostrando repentino interés.

—¿No hay un punto intermedio? —cuestionó en un susurro.

—No. Así que cuando tengas una decisión hecha, me buscas.

Esta vez no me siguió.