I: Warming up

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Toda la vida se había aferrado al sufrimiento del aislamiento, en un masoquismo emocional que aún hoy no reconoce como tal. Creía firmemente que ser diferente era una condena innata y no un concepto auto-impuesto debido a un solo factor... ¿Pero qué podía hacer que un muchacho de diecisiete dejase la terquedad? Nada, por supuesto.

Terquedad que continuaba llevando a Noriaki a senderos cuestionables. En su mente, había encontrado la invaluable amistad que tanto había anhelado en el pasado, y aunque desconocía muchas normas sociales para estos escenarios trataba de integrarse al grupo como mejor podía.

Joseph al principio negó que los dos adolescentes bebieran del alcohol comprado para tener una suerte de celebración por el bienestar de todos en viaje, a lo que Jotaro le restó importancia pues prefería fumar a emborracharse como preveía su abuelo y Polnareff iban a hacer. Abdul, tan paciente y cortés, afirmó que solo tomaría con mesura mientras les hacía compañía.

A Kakyoin le parecía interesante como, descartando al beta francés, los tres hombres eran arquetipos muy diferentes de alfa; el estadounidense era enérgico, vivaz, ocasionalmente infantil, cariñoso y dispuesto a tomar el liderazgo; el egipcio era más prudente, amable, preocupado, prefiriendo ser la voz de la razón a tener el spotlight como tal; el japonés era rudo, poco dado a expresarse con palabras, incluso algo tímido, reservado.

—¡¿Por qué no es así conmigo?! — escuchó sollozar al de cabello platinado. —Mirenlo, con su horrible cara...

Su queja se debía a que Iggy estaba echado en el regazo de Abdul, como rara vez lo permitía, con el moreno acariciando su pelaje de manera tranquila. O así fue hasta que el perro se fastidió del escándalo y se marchó gruñendo, quizás a esconderse en algún mueble o a morder el equipaje de Polnareff.

—Porque eres una molestia — respondieron los dos adolescentes casi al mismo tiempo. 

Joseph empezó a reirse soltando algunas burlas al hombre más joven en cada pausa para tomar aire. Abdul no agregó nada, su sonrisa oculta en el vaso semi vacío que llevó a sus labios para disimular.

—Iré a darme una ducha — anunció Kujo, probablemente aburrido. —No regreso. Traten de dormir para mañana.

—¡No te vayas tan temprano, hijo! ¡Convive con nosotros! ¿No crees que es un amargado, eh Kakyoin?

—Bueno, si no quiere no creo que tenga mucho caso insistir, Joestar-san.

Algunos pasos y despedidas escuetas después solo quedaron cuatro miembros del grupo en torno a la mesa baja, cada uno en un extremo. El pelirrojo se había apoderado de una bolsa de snacks al no poder tomar con el resto, escuchando atento la conversación para dar pequeñas intervenciones o, de a ratos, reírse con sus ocurrencias.

Había asumido que de todos el francés sería el primero en presentar los síntomas tempranos de la embriaguez, si bien esperar lo peor de Jean-Pierre ya era una costumbre razonable, se sorprendió un poco al notar que Joseph fue quién ocupó ese lugar.

—Hey, Kakyoin — le llamó la atención. —Se que eres un muchacho maduro para tu edad pero ¿de verdad estás bien con todo esto? Has dejado a tu familia, a tu vida usual, con tantos peligros y sin mucho tiempo para procesarlo.

—Yo... opino que las prioridades no son estáticas, y que así como los tiempos cambian estas también se ven afectadas por elementos que-

—Madre mía, este niño es demasiado serio. Pasé por cosas peores a tu edad y aún así trataba de divertirme un poco.

Polnareff y él estallaron en una odiosa carcajada, mientras que Mohammed trató de reconfortar al pelirrojo al ver la expresión rígida que compuso, claramente incómodo y apenado, con una cálida mano acariciando sus hombros. Le agradeció el gesto con un asentimiento breve y fingió desinterés en las burlas de los otros dos.

四 「PolKak + JoseKak + AbKak」Where stories live. Discover now