Peppa no pudo dormir esa noche pensando en lo que Kurapika habia dicho. Las intrigas y la preocupación le tenían tan despierta que dio vueltas en la cama sin encontrar una posición comoda. Necesitaba saber mas sobre Kurapika, a que se referia con aquello que habia dicho. ¿De verdad iba a morir? ¿Cómo podía ayudarlo? El único que podria darle información era Harry Styles pero ya estaba endeudada con él, sin mencionar que el pago era su hermano George. No tuvo más opción que llamar a alguien que tenia conexiones en los barrios bajos. Estaba segura que ese perro podia decirle la verdad del asunto.
- ¿Qué quieres? Cerda asquerosa, más te vale que sea algo de vida o muerte. - Esa voz se había escuchado de la otra linea del teléfono. Peppa apreto el aparato entre sus dedos y respiro profundo para armarse de valor y continuar con su plan:- Doki...- Comenzo Peppa con aun muchas dudas en su cabeza.
Doki era su ex novio, habían terminado luego de que los productores de su show la prefirieron a ella en lugar de él. Peppa se habia negado porque no queria dejar de vivir en su tranquilo hogar, una vida en el estrellato era muy problemático pero Doki amaba más su fama y al enterarse de que Peppa sería su reemplazo se enojo mucho y la mando a volar. Fue una tarde de verano donde la música de Ricardo Arjona sonaba en la radio, ahí, bajo un palo de mango Doki le habia dicho adiós a Peppa.
- Tu tienes conexiones con el bajo mundo, quiero saber sobre Kurapika. - Peppa había ido al grano y para su sorpresa Doki fue paciente escuchando todo lo que Peppa tenia que decir. Ella le conto todo lo que sabia y a juzgar por el silencio de Doki significaba que el perro sabia algo que ella no.
- Kurapika... Se quien es. Es el lider de los Calzones rojos. - Peppa quedo muda al escuchar eso, no hacia faltar preguntar porque Doki continuo contando:- Escucha Peppa, existió una fábrica de tangas rojas que se hiso muy famosa en los años 60. Un día, todos los empleados fueron asesinados por la pandilla Mira-culos liderada por Chat Noir, un gato Frances con pulgas que le gusta el mazapan y follar asiáticos. Los pocos empleados que quedaron de la empresa Calzones Rojos se reunieron y juraron vengarse. Kurapika es un descendiente de ellos y juzgando lo que me has dicho, seguramente la pandilla Mira-culos lo está buscando. -
-¡Peppa! Apaga ese celular. - Mamá Pig la había descubierto en plena llamada, asi que Peppa colgó y fingio dormir. Su madre entro a la habitación porque habia visto luz salir de la puerta pero al ver que dormia penso que quiza habia sido su imaginación:- ¿Cariño, que sucede?- Pregunto Dross a Mamá Pig:- Oh, no es nada amor, vamos a mi habitación antes de que Papá Pig regrese. -
Cuando Peppa supo que no habia nadie más, volvio a llamar a Doki pero el perro no atendio. Era obvio que se habia molestado, Peppa ya podia imaginarse a Doki lanzando maldiciones como "Estúpida cerda, me usas para información por tu nuevo novio!" Eso hizo que Peppa hiciera una risita picara por imaginar a Kurapika como novio.
A la mañana siguiente, las cosas estaban normales. Kurapika actuaba como si nunca hubiera dicho aquello:- Buenos días, Peppa. - La voz dulce y amable de Kurapika empapaba su cuerpo y la hacía temblar como gallina cagando. Ella intento ignorarlo, no queria estar involucrada en asuntos tan peligrosos como los que Doki habia mencionado, asi que paso de largo y fue directo al comedor. Kurapika se quedo parado unos segundos y luego la siguió. Mamá Pig ya tenia el desayuno servido.
George estaba con los mismos ánimos de siempre, movia su dinosaurio de un lado a otro:- ¿Cuál es el nombre de tu amiguito?- Preguntó Kurapika, siempre habia sido amable con los pequeños:- ¡Harry! ¡Harry Styles!- Respondió George y Peppa casi se atraganta con la sopa de macaco que Mamá Pig habia servido. Kurapika se levanto y abrazo a Peppa por la espalda para apretar de su abdomen y evitar que la cerdita se ahogara. Peppa entonces escupio un guisante, una pantunfla y tres billetes de $5. Gracias a Kurapika habia sobrevivido.
Ese hombre era perfecto, no podia seguir dudando mas de su amor hacia el rubio:- Kurapika, quedate de esta manera unos segundos, no te apartes. - Peppa sabia que esa era una petición extraña y quiza egoista pero Kurapika sonrio y asintio a lo que ella habia dicho. Se quedaron abrazados por un largo tiempo, Kurapika frotaba su mejilla en la calvicie de Peppa y ella amaba sentir al chico. Kurapika no se comparaba con Doki, el perro siempre habia sido muy tosco y grosero, tenia un aroma a mangos y habian rastros de chanclas mordidas en sus dientes; mientras que Kurapika era alguien muy amable que tenía un aroma a zorrillo sudado:- Perdón Peppa, no me he bañado en dos semanas.- Dijo Kurapika apartandose de ella apenado.
Kurapika quedo en sorprensa cuando Peppa lo abrazo por la espalda:- No me importa, Kurapika. zorrillo sudado es mi aroma favorito. - Kurapika quedo conmovido por las palabras de la cerda. Se dio la vuelta para tomarla en sus brazos y apretarla contra su pecho. Queria besarla, queria tocarla pero una voz rompio la atmósfera:- PERTURBADOR- Dijo Dross quien habia bajado de la recámara de Mamá Pig. Kurapika y Peppa se separaron para volver a sus asientos, ambos pretendiendo que nada de lo anterior habia pasado. Mamá Pig tomo asiento cerca de Dross y todos procedieron a terminarse la sopa de macaco.
Peppa se ocupó de sus obligaciones normales de la casa, limpiar, jugar a la pelota con George, darle de comer a German Garmendia en el sótano y ver a Doki tirar mierda a Chrollo Lucilfer en Twitter porque ahora era parte de los Backyardigans.
Después de un día tan cansado Peppa se sento en el sofá frente a la t.v, de pronto, escucho la voz de Kurapika que provenía del cuarto de George. Ella se levantó y camino en silencio hasta el segundo piso. Una vez que estuvo ahí pudo observar a Kurapika sentado en el piso frente al dinosaurio de George. Peppa se escondio tras una cortina antes de ser vista y escucho lo que el chico decía:- Leorio, estoy esperandote. Ven por mi. - Peppa no entendía lo que estaba pasando pero se dio cuenta que el peluche estaba sobre un dibujo de pentagrama en el piso. Kurapika estaba haciendo un ritual satánico. De pronto el peluche se movio y se puso de pie. Peppa tuvo que cubrir su boca para no gritar y más aun cuando el peluche comenzo a responder a Kurapika:- ¡Por tu culpa estoy muerto! ¡Me asesinaste, Kurapika! -.
-Leorio, calmate, no quiero que nadie nos escuche. - Kurapika tomo al peluche y cubrio su boca. Una vez que lo vio mas calmado lo dejo libre:- Te extrañe, Leorio. - Kurapika tomo al peluche y lo beso directo a sus labios de felpa. Leorio correspondió en seguida y con su nuevo cuerpo rompio la camisa de Kurapika:- Quiero tocarte como antes, como antes de que te convirtieras en el lider de la Tanga Roja. - Kurapika se sonrojo y lo apreto en su pecho. Peppa estaba devastada, no podia creer que Kurapika ya tuviera un amante y en cima fuera el peluche de George. Salio corriendo de la habitación y Kurapika lanzo a Leorio aun lado cuando noto las lágrimas de Peppa. Leorio quedo molesto, se dio cuenta que Kurapika quiza habia encontrado un nuevo amor en su ausencia, fue por eso que no lo detuvo.
Peppa salio de casa corriendo de prisa, no queria ver a Kurapika pero una larga cadena la sujeto de la cintura y la arrastro de regreso. Llego con lodo en toda la cara y con raspones por la tremenda arrastrada en el suelo pero sus lágrimas no eran por el dolor de eso, sino por haber visto a Kurapika con alguien más:- Peppa, nada de lo que te dije era mentira. Necesito tu ayuda- Peppa ya no quería escuchar lo que Kurapika tuviera que decir:- Por favor Peppa. Escuchame. Mirame a los ojos - Peppa se armo de valor y sus ojos se encontraron con los suyos, ese color caramelo que tanto le gustaba brillaba latente en sus pupilas pero no duro mucho porque noto que el color de sus ojos estaba cambiando a un tono rojo carmesí, entonces Peppa se dio cuenta que no era a ella a quien miraba sino a alguien que estaba a su espalda. Kurapika lucia molesto con el enemigo misterioso. Peppa no tuvo que girarse para saber de quien se trataba por el acento frances que escucho de esa voz desconocida que le puso la cola de punta:
- Bonjour, my lady . -
