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Era un nuevo día en Midgard; el clima estaba bastante cálido, pero agradable. Podía escucharse el canto de las aves a lo lejos, indicando que había amanecido ya.
Los rayos del sol se filtraron en la habitación de cierto Dios del Trueno, el cual se encontraba profundamente dormido hasta que la luz lo obligó a abrir sus ojos con algo de pesadez.

Thor parpadeó unas cuantas veces, para acostumbrarse a la intromisión de la luz.
Visualizó a su lado al encantador Dios del Engaño, que aún dormía. Su pálida piel expuesta dejaba en evidencia lo que habían estado haciendo la noche anterior. Los chupetones y marcas plasmaban su piel tanto como las cicatrices de su tortura. Thor frunció el ceño al recordarlo, quería borrar cada una de esas cicatrices, así como su pasado, para que su amor no hubiese sufrido.

Continuó observando su rostro, que se mantenía sereno. Veía sus delgados pero rosados labios, invitándole a probarlos una vez más. Y vaya que Thor sí quería, ahora que por fin lo había besado, no habría manera en la que pudiera sobrevivir sin besarlo de nuevo. Se había vuelto adicto a esos labios.

Loki pestañeó constantemente para  abrir sus ojos y acostumbrarse a la luz. Pudo ver frente a él al tronador, que lo veía con adoración y le sonreía de manera cálida y amorosa, mientras posaba su diestra en la cabeza del azabache.

—Buenos días.

—Buenos días, Thor.— el azabache se sonrojó de inmediato cuando escuchó su voz tan ronca de tanto gemir y jadear la noche anterior, lo cual terminó causándole gracia al tronador. —Oye, no te rías, eres el culpable de esto.

—Perdóname, pero no hay duda de que lo volvería a hacer.

La cara de Loki parecía un tomate, el rubio si que estaba empeñado en hacerlo sonrojar tanto como fuera posible. Escondió su rostro en el pecho de Thor, haciéndole reír más.

—Eres tan tierno cuando te pones nervioso, Loki.— el tronador envolvió sus brazos alrededor del cuerpo del hechicero, aquella figura que lo había llevado hasta el delirio.

—Eres un torpe.—dijo Loki en voz baja para luego besar el pecho de Thor hasta ascender por su cuello y su mandíbula, donde se tomó su tiempo para degustar la piel que tanto había deseado probar.

—Ven aquí.— le pidió Thor con suavidad y juntó sus labios en un tierno beso de buenos días.

Se separaron unos minutos después para, con pereza y algo de esfuerzo, levantarse de la cama y tomar una ducha juntos. Tardaron más de lo esperado porque Thor tuvo la necesidad de tomar a su ahora consorte incluso en la ducha. Se volvió un adicto al increíble aroma de Loki, a su piel suave y blanca, a su cabello sedoso, su escultural y curvilíneo cuerpo, su hermoso y perfecto rostro; todo de Loki lo hacía enloquecer, no había parte de Loki que Thor no amara.
El azabache también se había vuelto adicto al musculoso y bien formado cuerpo bronceado de Thor, lo había deseado por mucho tiempo y lo había observado en silencio durante sus entrenamientos. Amaba deslizar y enterrar sus dedos en las doradas hebras del Dios del Trueno, y amaba perderse en sus hermosos ojos azules que tanto lo habían cautivado. 

Hicieron el amor dos veces seguidas en la ducha, ambos terminaron cansados pero una sonrisa cargada de amor se posaba en sus rostros. Finalmente se ducharon; ayudando al otro con su respectivo cabello o dando suaves masajes en la espalda y cuello para aliviar el dolor y tensión de los músculos. Compartieron unos cuantos besos suaves y pausados, con el firme propósito de demostrar todo el amor que había entre ellos.

Salieron y se vistieron de manera casual, querían ir por comida, pero Loki estaba preocupado por Phoenix, así que le preguntó a Viernes por su localización. Se encontraba en la sala de entrenamiento.

Carry You -Thorki- Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon