En casa de Sofía

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Soy Liliana y a mis catorce años (casi quince), estaba comenzando el primer grado de preparatoria o bachillerato como en muchos lugares le llaman, mi nueva escuela era extraña pero genial, nos permitían utilizar el pantalón de nuestra preferencia, y sólamente tres días debíamos llevar la playera del uniforme, además de que parecía que todos eran amigos y las materias, aunque difíciles, se hacían más llevaderas por la diversión.

Había un chico que se llamaba Ryan que era de otro mundo. Tenía 15 años pero parecía de 18 al menos, su cuerpo estaba muy marcado, al menos así lo había visto en instagram, pero no era necesario entrar al celular para entenderlo, pues en la playera que usara se le marcaban los brazos y el pecho.

Gracias a Ryan conocí a Sofía, mi mejor amiga, y es que ambas nos pasábamos un buen rato hablando de chicos y en especial de él, pese a que en toda la secundaria fui tímida y ni siquiera admití que algún chico me llamaba. De alguna manera lo extrovertida de Sofía me hizo soltarme un poco y platicar de eso y de más cosas, además, le gustaba la misma música que a mi, nos la pasamos mucho tiempo escuchando Imagine Dragons y Coldplay, y por cierto, Sofía era muy bonita, también parecía ligeramente mayor para su edad, además se maquillaba muy sutilmente, pero su rostro se veía magnífico. Me motivaba mucho ser su amiga e incluso me gustaba sentirme cada día más bonita, aunque muy lejos de llegar a ser como ella.

Quizá todas esas coincidencias nos llevaron a ser equipo en las materias, y un día en particular que nunca olvidaré, se juntaron tres trabajos en equipo y uno en pareja. Sofía ofreció su casa y trabajamos junto a Valeria desde que salimos de la escuela hasta las 9 de la noche, pero también nos divertimos, pues almorzamos Pizza y cenamos baguettes con frappé, todo cortesía de su papá, que por cierto parecía tener algo de dinero.

Fueron por Valeria y yo estaba a punto de llamar a casa para que mamá fuera por mí, pero recordamos que aún faltaba la tarea en equipo. Aunque era viernes, pensamos que lo mejor era terminarla, y Sofía me pidió que me quedara a dormir, e incluso me ofreció prestarme ropa y comer algunos postres. Llamé a mi mamá que pensé no me daría permiso, pero para mi sorpresa se rió, me comentó algo sobre su preparatoria, para luego decirme que sí.

Era emocionante, pues aunque me había quedado antes en casa de amigas, todo era más una niñería, ahora la amistad con Sofía era mucho más madura y ella era verdaderamente genial. Tanto que terminamos nuestro trabajo en poco más de una hora, mientras comíamos sin temor a engordar helado con galletas. Estaba terminando la portada cuando ella me dijo que se iba a bañar, así que me recomendó que subieramos a su habitación, que era un sueño. Muy amplia, con una cama grande, una televisión de al menos 50 pulgadas, aire acondicionado, un enorme estante de ropa, un tocador con luces, una guitarra y varias cosas más que no me alcanzó la vista para registrar.

Me recosté en la enorme cama y terminé de adornar la portada y la carpeta, pues siempre he sido talentosa en eso. Quizá pasó algo de tiempo porque Sofía salió del baño, ya lista para dormir, y debo decir que si con uniforme se veía linda, sin él. rayaba en la perfección. Llevaba una blusa corta y holgada que dejaba ver un lindo abdomen delgado y solo ligeramente marcado. Sus shorts eran realmente cortos pues eran para dormir, y sus piernas que normalmente estaban cubiertas por lindos pantalones, eran de verdad perfectas, pues aunque Sofía no era muy alta, lucían largas, y perfectamente depiladas hasta donde se podían ver.

Mientras se peinaba en su tocador y me platicaba de que había sido su regalo de cumpleaños, miré su trasero que era envidiable, cuánto habría deseado tener la genética de Sofía, que de verdad seguramente era irresistible para cualquier chico. En lo único en lo que yo le ganaba ligeramente era en los pechos, y eso que los tengo de un tamaño normal, pero de algún modo, ella los lucía de manera increíble, y su blusa blanca no dejaba mucho a mi imaginación. Jamás me había gustado una chica, pero siempre fui buena apreciando su belleza, a veces inspirándome y a veces envidiando, pero es que ella lo tenía en verdad todo.

Relato Erótico: Liliana y Sofía JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora