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Capítulo 7

Al llegar a la entrada mi humano se acercó al guardia y le susurró algo al oído, yo me oculté dentro de la mochila.

-¿En serio? ¡Vaya! Tendremos que llamar a la policía amiguito -dijo el guardia de seguridad en tono bromista para después reír.

-¡Hablo en serio señor! -intentó persuadirlo pero el tipo solo rió y al asomarme por una rendija del cierre de la mochila vi que le ofreció una paleta y después le alboroto el cabello en muestra de afecto.

-Yo te conozco... ¡por supuesto! eres el hijo de Clarita, la cajera -dijo entre risas poniéndose a la altura del niño.

-Pero señor... -intentó hablar Abdiel siendo interrumpido otra vez.

-Sí, ya sé que vienes a buscar a tu mami, ella no tarda en salir pero puedes ir a verla a caja, te doy permiso -comentó el individuo. Lo único que faltaba, un guardia de seguridad lo suficientemente estúpido como para no conocer esa famosa frase que dice «los niños y los borrachos siempre dicen la verdad».

-Es que yo... -

-Anda, anda ve a verla, después jugamos a los policías y ladrones -dijo obligándolo a dar la media vuelta y dirigirse a línea de caja. En ese momento salí nuevamente de la mochila asomándome por encima del hombro de mi humano.

Sin más alternativa, Abdiel caminó hacia cajas buscando a su madre entre tanta gente que se arremolinaba para pagar y salir de la tienda con sus carritos llenos de mercancía, algunos con más papel higiénico que alimentos, me pregunté si eso era demasiado indispensable para sobrevivir una cuarentena, en fin, conociendo la limitada inteligencia de la raza humana no es de extrañarme.

Tras un par de minutos Abdiel alcanzó a reconocer a su madre quien parecía demasiado estresada pero trabajaba con ímpetu, corrió hacia ella pasando por debajo de la baya y jalándola del mandil para que esta notara su presencia. La mujer se sobresaltó y bajó la mirada.

-¿Abdiel?¿Pero qué se supone que haces aquí? -preguntó anonadada por la presencia de su pequeño hijo.

Abdiel jaló nuevamente a su madre para que ella se agachara y poder decirle al oído lo que estaba pasando, así lo hizo y al momento de escuchar las palabras del niño la mujer abrió tanto los ojos que parecía que estos saldrían de sus órbitas. Al momento apagó la luz de su terminal y las quejas de los clientes no se hicieron esperar.

Sin hacer caso a los reclamos, Clara corrió hacia la salida siendo detenida por el guardia de seguridad del otro acceso a tienda, el cual no era el mismo que recibió a Abdiel.

-Usted no puede salir por aquí disculpe -dijo el hombre posándose ante ella sin tocarla pero impidiendo su salida.

-¡Es una emergencia! -exclamó Clara.

-Si tiene algún problema diríjase con su supervisor o a recursos humanos para que autoricen su salida por personal -dijo con firmeza.

La madre de Abdiel dio la media vuelta y se dirigió a servicio a cliente acercándose a una de sus compañeras.

-Laura, llama a la policía de inmediato -indicó a la mujer que se encontraba al teléfono.

-¿Pero qué dices? -cuestionó confundida.

-No hay tiempo para explicaciones es una emergencia... -volvió a decir para después correr hacia la gerencia. La mujer al teléfono marco comenzando a entrar en pánico.
En el camino un sujeto de buena estatura que portaba un pesado llavero y el mismo uniforme que ella detuvo a Clara en seco.

-¿Qué se supone que haces Clara? Deberías estar en tu terminal, la gente se encuentra molesta, si no vuelves te harás acreedora a una sanción -dijo el tipo quien supe al momento se trataba de su jefe inmediato.