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Capítulo 4

Abdiel aún sollozaba en el comedor mientras comía lentamente su sándwich, por mi parte me mantenía a su lado pero mirando hacia la recámara de la odiosa de Odalis, quien parecía batallar para sacar lo que había rodado bajo la cama, claro, con ese volumen nadie podría entrar en un espacio tan reducido.

—¡Demonios! —maldijo enfadada y arrodillada junto a su cama acomodándose el cabello. Luego de varios intentos noté que se puso de pie y miró hacia donde Abdiel y yo nos encontrábamos. Instantes después se dirigió hacia nosotros y tomó de los hombros a su hermanito.

—Chaparro, quería pedirte una disculpa por lo que te dije hace un rato, a veces no sé que me pasa en realidad, pero sabes que te quiero mucho —dijo abrazándolo por la espalda y dándole un beso en la mejilla.

—Mamá dijo que no quería que peleáramos —sollozó mi humano aún sin dirigirle la mirada.

—También por eso vengo a pedirte una disculpa y espero la aceptes, a mamá no le gustaría vernos disgustados el uno con el otro —dijo Odalis con su clásico tonito hipócrita.

Abdiel no dijo nada y solo se giró abrazándola y cambiando totalmente su expresión a una de felicidad, me agrada el hecho que no sea como el resto de los humanos, rencorosos y orgullosos, si otro fuera seguramente le habría dejado de hablar por días, semanas o tal vez meses después de lo que ella le dijo, pero mi humano es la muestra de humildad y amor que necesita la gente para cambiar su mundo, por eso me alegra que me haya elegido como su compañero peludo.

—¿Vienes conmigo un momento chaparro? Tengo algo para ti —dijo Odalis tras finalizar su momento de reconciliación.

Abdiel sonrió y camino detrás de ella volviendo a dirigirse ambos a la habitación de la susodicha. Lógicamente los seguí para comprobar mi siguiente teoría. 
La chica abrió un cajón de su ropero y de este sacó algo que parecía una diadema y un aparatito similar a un teléfono celular pero más pequeño.

—¿Recuerdas que hace un par de años me dijiste que de grande querías tener un MP3? Pues tu espera terminó, quería guardarlo para navidad pero aun falta mucho y creí que te serviría de entretenimiento ahora que no estarás yendo a la escuela. —dijo la chica entregando aquel regalo en manos de Abdiel.

—¡Es fantástico hermanita!¡Muchas gracias!¡Eres la mejor! —exclamó emocionado volviendo a abrazarla.

—No es nada chaparro, sabes que todos aquí te amamos.

Me parecía increíble la forma en que esta chica quería ganar la confianza y comprar a su hermano menor aprovechándose de su inocencia ¿acaso lo hacia solo para tenerlo de su lado?¿O realmente había algo de ese amor de familia en su corazón? A cada momento me surgía una nueva pregunta a la que quería encontrarle respuesta.

Mientras Abdiel estrenaba aquel aparato, Odalis intentó nuevamente sacar lo que había rodado bajo la cama. El niño, al darse cuenta se quitó sus audífonos y se dirigió a su hermana.

—Descuida, yo te ayudo a encontrar lo que buscas —comentó colocando el aparato sobre la cama.

—¡Excelente idea! Tu cabes muy bien ahí abajo —respondió la joven aceptando la propuesta. —¿Sabes? Mis brazos cortos no me ayudan mucho —dijo riendo.

Abdiel se colocó de panza y se arrastró hacia abajo de la cama mientras Odalis se puso de pie.

—¿Es la botella de agua lo que buscas verdad Odalis? —preguntó agarrando la misma con una mano.

—¡Si!, ¿ya la alcanzaste?¡Buen trabajo chaparro! —exclamó contenta de haber recibido el favor que quería y conseguido la disculpa.

Pude notar que mientras mi humano se deslizaba para salir de abajo de la cama, su mano libre alcanzó a tocar el cigarrillo, así que se detuvo y lo miró intrigado.