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Nunca había respondido tus cartas... Pero aquí voy.

Antes de nada, quisiera que me dijeras tu nombre, me parece innecesario que me digas estas cosas por carta pudiendo hacerlo a la cara.

Primero, protejo a mi hermana de posibles pervertidos que haya en su clase (como es el caso del chico con cabello de uva, ¿Mineta, puede ser?).

Segundo, no, nunca ví ese tipo de posibilidad en el hecho de usar un traje de esa forma, aún que si es cierto que podría distraer a cualquiera. Ayer, por ejemplo, en el entrenamiento a conjunto con las otras dos clases me distraje por culpa del traje de una chica a la cual considero la mejor persona en esta vida. Era tal, que incluso, recibí un puñetazo en el ojo izquierdo. Ahora mismo estoy a ver si se me pasa el color morado.

Quisiera poder contestarte más a tus cartas, si eso no es problema.

Hitoshi Shinsō.

Bendita tu suerte de tener un Quirk como el tuyo, Psychic Mind[¹], el cual dominabas casi a la perfección.

Releíste la carta tantas veces que te fue imposible no sentirte feliz por una parte, y mal por otra. A él ya le gustaba otra chica, eso sí que nunca te paraste a planteártelo.

Con los hombros caídos, dejaste que tu rostro se estampara contra tu pupitre, maldiciendo todo a tu alrededor.

Esa acción no pasó desapercibida por la peliblanca y el bicolor, los cuales se miraron entre ellos e intentaron idear un plan.

-¡T/n! -Exclamó Todoroki, pasando el brazo por los hombros de la menor, abrazándola en el proceso. -Vayamos juntos después de clase a por un helado. -Te dijo, y aún estando algo deprimida, asentiste.

-Bueno chicos, he de deciros que el festival deportivo se acerca, así que debéis preparaos.

-Aizawa-sensei siempre con exigencias.~ -murmuró la pelirrosa hacia la peliblanca y la pelinegra.

-Ashido, ¿alguna queja o comentario que quieras compartir con tus compañeros de clase? -La retó con la mirada Aizawa.

-N-no~ -Atemorizada Mina jadeo ante el terror que el profesor le dió.

-Juju~ Mina se acobardó~ -La peliblanca rió por lo bajo, provocando que esta vez la atención de su tutor se posara sobre ella.

-¿Y usted, señorita Shinsō? -Esta vez su mirada se posó en la ojivioleta.

La de ojos violetas sonrió, para después sentarse cómodamente sobre su mesa, cruzando los pies y observando al profesor.

-Creo que desde el entrenamiento con la clase de su hermano se ha vuelto una irresponsable.

-¿Está seguro de ello? Yo sigo siendo la misma Yūgen de siempre, el caso es que he aprendido a soltarme más y hacer más cosas en conjunto. ¿No lo vé usted como un gran paso hacia mi carrera?

-¿Como heroína o como futura militar? -Preguntó serio el mayor, entrecerrando los ojos.

-Como las dos cosas, hay veces en las que es mejor quitarse las máscaras y renovarlas con más fuerza, ¿no crée, Shōta? -Lo retó la joven.

Vaya día estába dando hoy tu compañera, pero había alguna razón en general.

-Quiero verte después de clases.

-Mejor veámonos en tu casa, cariño.

Y así transcurrió la clase de hoy, entre coquetéos por parte de la peliblanca hacia el tutor de su clase.

Cuando sonó la campana para salir de clase, Shōta comenzó a hablar con Yūgen, ella explicándole que tiene que hacer un pequeño cambio para poder lograr un plan al que él mismo se ofreció. Quería poder demostrar que todos merecían estar en la clase 1-A incluso teniendo ese tipo de comportamientos. Quería que Shinsō estuviera aún que sea un pequeño tiempo en su clase para que T/n y él pudieran verse más.

En cambio, por otro lado, el bicolor se encontraba cogido de la mano con la pelinegra. Iban en dirección a una heladería, por el camino ella observaba el lugar, y suspiraba.

¿Porqué se ponía triste? Sí, te gustaba, pero él ni siquiera sabía que eras tú la de las cartas.

El heterocromático a tu lado suspiró de igual manera, sabiendo que algo había ocurrido. Tiró levemente de tu mano hacia sí, para abrazarte con fuerza y acariciarte la cabeza con su mano libre.

-¿Qué te pasa, T/n? -preguntó, preocupado por su mejor amiga.

—Creo que le gusta alguien más. —tu voz salió quebrada, claro que dolía joder, llevabas desde la prueba de acceso queriendo saber de él.

¿Te había atrapado? Sí, pero aún no sabías con exactitud el cómo. Suspiraste y revolviste tu cabello, frustrada.

—Pregúntale quién le gusta.

—No.

—Deberías hacerlo.

—No puedo.

—Sí puedes.

—Tengo miedo.

—Pues no deberías tenerlo.

—Me gusta demasiado.

—Y quizás eres tú la que le gusta.

—Lo dudo.

—Deja de ser así, T/n.

El bicolor se cansaba de que la joven pelinegra no viese lo buena que podía llegar a ser, le dolía ver como su mejor amiga no sabía valorarse.

—¿Cómo así, exactamente?

—Así de negativa, no te pega nada.

—Siempre lo he sido.

—Nunca lo has sido.

—Que sí.

—¿Te digo cómo has sido siempre? Fuerte, decidida, valiente, siempre fuiste una chica capaz de vencer cualquier temor que tuvieras, pero no entiendo como un chico pudo derribar de esta manera tus paredes, pero debes hacer algo. —suspiró, sonriendo de lado y acariciando nuevamente tu cabello.

Todo sería difícil si tú no querías ver esa pequeña posibilidad.

Cartas. [Hitoshi Shinsō]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt