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[Dirigirse hasta la central de policia de Detroit]

A las afueras de Detroit cierto castaño caminaba por las desoladas y frías calles de la ciudad.

No supo en que momento ni por qué, pero había tomado la espontánea decisión de abandonar lo que había sido su vida esos últimos dos meses.
No sabría como explicarlo en palabras, pero si tuviera que utilizar una eligiría...¿vacío? Si, esa. Así se había sentido ese último tiempo.

Perdido en sus pensamientos, toma el autobus en la parada y se sienta entre humanos y androides que también viajaban hacia el mismo destino.

Connor se dirigía hacia donde todo había comenzado. El lugar que lo hizo despertar y darle razones para vivir.

Hace exactamente dos meses y tres días la manifestación de los androides había triunfado, dando lugar a la abolición de la esclavitud de éstos y a la apertura del debate acerca de sus derechos como seres vivos.

Obviamente la sociedad aún seguía en proceso de asimilación y con algo de inseguridad ante la convivencia con estos seres de inteligencia artificial, pero a pesar de ello la calidad de vida de los androides había mejorado considerablemente.

En cuestion de minutos Connor baja del autobús, e inmediatamente empieza a dudar sobre haber venido.
Se encontraba a tan solo unas calles de la central de policía.

"¿Hank estará allí?" se preguntaba, siendo esa la cuestión que lo había conducido hasta el lugar.

La luz en su led de torna amarillenta de repente. ¿Cómo reaccionaría  el teniente a su regreso?
Por lo poco que conocía a los humanos y a Hank en particular, seguramente estaría enfadado por no haberse quedado. Sabía que el mayor había desarrollado un cierto cariño hacia su persona.

A decir verdad la última vez que lo vió fue en aquel puesto de comida rápida donde se despidieron al dar por concluido su trabajo.
Recuerda como Hank lo rodeó con sus brazos, dándole el primer y único abrazo de su vida.
Aquel día el teniente le ofreció estadía en su casa hasta que pudiera conseguir oficio u encontrar un lugar para quedarse, pero él se negó, argumentando que ya no tenía nada que hacer allí y que ya tenía un lugar para hospedarse y una nueva misión que cumplir.

Aunque fuera mentira.

Sus únicas opciones en aquel momento eran o retornar a Cyberlife o intentar comenzar su vida independientemente. Optó por la segunda opción.
Aquellos últimos meses convivió junto a los amigos de Markus, quienes curiosamente se habían convertido en sus amigos también, o bueno, eso creía.

Constantemente veía como Markus y Simón estaban experimentando aquello que los humanos llamaban amor, y algo en ese asunto le asombraba mucho y le llamaba poderosamente la atención.
¿Él, siendo divergente, también podía llegar a sentirlo? Por algún motivo esa pregunta le inquietaba bastante.

En menos de lo que se da cuenta, ya se encuentra parado frente a la estación de Policia.

Decidido, ingresa hacia el edificio a pasos seguros.

—Busco al teniente Anderson. —habla a la recepcionista, directo.

—¿Identificación?

El androide niega con la cabeza.

—Trabajé aquí un tiempo. —se toma una pausa. —Necesito hacerle llegar un comunicado importante. —miente.

La humana detrás del mostrador parece pensarlo unos minutos y se fija en la pantalla de su ordenador.

—El teniente no se encuentra en el departamento en este momento. —dice apenada la muchacha, haciendo una mueca.

Connor bufa, dando un leve golpe al mostrador. —Esta bien, gracias de todas formas.

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⏰ Última actualización: Jun 19, 2020 ⏰

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