EL Observatorio

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Tan pronto como suena la última campanada del día, todos salen corriendo del salón. Como siempre, yo y mis amigos nos demoramos más en salir.

— ¿¡Qué plan para hoy, chicos!?— exclamó eufórica Ellena mientras recogía sus libros

— Tranquila guapa, apenas ayer tuvimos diversión en la fiesta de Sarah — contestó Joe dándole una amistosa nalgada.

— Por cierto, ninguno de ustedes mentirosos se quedó a ayudarme a limpiar luego de la fiesta como lo prometieron — dijo Sarah con su dulce tono de voz y haciendo pucheros.

— ¡Mierda! Lo olvidé por completo Sarah. Yo solo quería regresar a casa lo más pronto posible — traté de justificarme, pues me sentía mal por haberla dejado.

— Oh, no te preocupes Oli. Cuando todos se fueron, el chico lindo de la clase de arte se quedó conmigo un rato— respondió la dulce Sarah con una sonrisa y un suspiro.

— Al parecer no fuiste la única, Oliver también tuvo un encuentro con alguien ayer — interrumpió Mike señalándome con la mirada.

— ¿Ya nos vas a contar qué fue lo que pasó con Adam? — preguntó Ellena con voz seria y fuerte.

— Lo vi luchando con un poste de luz en medio de la nada, al principio no sabía que era él. No podía dejarlo ahí, así que decidí llevarlo a un lugar seguro, eso fue todo — me sinceré con mis amigos, pues tal vez así lograba que dejasen de hacer tantas preguntas.

— Bueno ya chicos, sabemos que Oli se puede cuidar solo— habló Joe dirigiéndose a los demás— Únicamente pedimos que tengas cuidado. Los del área de ciencias sociales se enteraron y no están muy felices — dijo Joe, ahora dirigiéndose a mí, mientras me tomaba de los hombros.

— Lo sé, escuché una conversación un tanto ofensiva de unas chicas de Ciencias políticas cuando estaba en la cafetería — respondí y les conté a mis amigos sobre lo que esas desagradables chicas dijeron de mí.

— ¡Agh, esas perras! Siempre hablando de más. Son muy estúpidas — Gritó molesta Ellena. Ella siempre cuidándome la espalda.

— ¡Ellena!, no deberías usar esas palabras. Son muy ofensivas, muestra tus modales señorita — dijo Sarah con toda la elegancia y con su tierna voz.

— Bueno chicos, vámonos o nos quedáramos encerrados aquí — advirtió Mike mientras apagaba la luz del salón.

Al salir de la escuela, cada quien tomó su camino a casa. Yo me dirigí hacia mí auto, estaba tan casado que no recordaba dónde lo había estacionado.

Luego de una pequeña búsqueda, lo encontré. Pará mí sorpresa, había una persona posada en la puerta del coche: era Adam.

— ¿Por qué los doctorcitos tardan tanto en salir? ¿Acaso duermen en la escuela?— dijo Adam mientras me veía acercándome al coche.

Hizo el mismo chiste que todos en la escuela hacen para molestar a los del área de la salud.

—¡Qué puedo decir, nos gusta estudiar!— le respondí de forma burlesca — ¿Por qué estas parado aquí junto a mi auto?¿Necesitas que te lleve? — pregunté un tanto confundido.

— En realidad, me preguntaba si querías acompañarme a un lugar. — dijo con voz débil y convincente.

— ¿Ahora? No lo sé Adam, es muy de noche — traté de justificar mi respuesta—Además, no has llegado a tu casa desde ayer, tus padres deben estar preocupados— dije con tono de regaño.

— ¡Por favor Oli! Quiero agradecerte por lo de anoche — insistió cada vez más.

Finalmente terminé aceptando su invitación. Lo dejé conducir mi auto, pues según Adam, nos dirigíamos a un lugar secreto y sólo él conocía el camino. Debo admitir que el viaje fue un tanto tardado, pero entretenido con sus bromas.

Al llegar a tan misterioso lugar, pude observar que en realidad se trataba de edificio abandonado. Honestamente no era tan agradable a la vista por fuera.

Nos bajamos del auto. No sabía qué decir así que simplemente me quedé en silencio mientras él me daba un tour por el lugar.

En el interior del lugar, en lo que parecía ser un antiguo jardín, se encontraba una bella y antigua fuente de agua. Alrededor habían unas sábanas, almohadas y una radio.

Parecía como si él hubiese estado frecuentando este lugar durante mucho tiempo. Sorprendido, me senté en el borde de la fuente.

— ¿Qué es este lugar? — no pude aguantar más y decidí preguntar.

— ¡Bienvenido a El Observatorio! — respondió muy orgulloso.

Él lo había llamado así debido a que el jardín era el único lugar del edificio que tenía vista a las estrellas.

— ¿Este lugar es tuyo? — dije muy sorprendido.

— Mío y solo mío. Aquí vengo casi todos los días después de la escuela. Me ayuda a olvidarme de todo el caos de mi vida. — dijo mirando a las estrellas, mientras se sentaba junto a mí.

— ¿Caos? Un chico blanco, clase alta, privilegiado, estudiante de una de las mejores preparatorias del país. — le respondí en tono de ironía.

—... Borracho, solitario, sin futuro, sin amigos.. — dijo interrumpiendo y continuando con mi comentario anterior 

— Oye, yo soy tu amigo —lo detuve—Bueno, al menos tú lo eres para mi — dije con voz leve.

— ¿Cómo en los viejos tiempos? — preguntó mientras me miraba a los ojos.

— Como en los viejos tiempos — le respondí sonriendo y tomándole del hombro.

Esa noche hablamos durante horas, poniéndonos al día sobre estos 7 años que estuvimos distanciados. Honestamente, ya no me sentía tan cansado.

Yo podría quedarme sentado en la fuente escuchándolo hablar hasta el amanecer.

¿Y él?

Estoy tratando de hacer los capítulos más largos :)


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El Chico de las Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora