La boda Malfoy Granger

11K 633 30
                                    

Draco P. O. V.

Se veía preciosa, como un auténtico ángel.

Mi ángel.

Cualquier rastro de nervios se había alejado de mi cuerpo cuando la vi caminar sobre los suaves y claros pétalos de rosas esparcidos en el camino, con una sonrisa radiante y una belleza inigualable; porque si, así era, la belleza de mi prometida es simplemente inigualable.

Aquel vestido que resaltaba su figura a la perfección, ese maquillaje y peinado elegante que resaltaban aun mas -si eso era posible- su belleza.

Ese andar elegante y firme con el que caminaba, acompañada de su padre, hacia notar que verdaderamente ellos dos pertenecían a una familia aristócrata y poderosa, y así era. Me enamoraba el tan solo mirarla caminar.

Y sin duda ella es la mujer de mi vida, con quien quiero pasar mis días hasta que el fin de mi cuerpo mortal se presente.

Ya esta a unos pasos de mi, me mira sonriente y mientras ella se acerca extiendo mi mano para que ella la tome.

Su padre me entrega su mano con una sonrisa y se aleja.

Beso la mano de quien será mi esposa y sonrío, me acerco a su oído y le susurro:

-Te ves como un auténtico ángel, princesa. -ella se estremece y luego me mira y sonríe.

-Y tu como un auténtico príncipe, mi príncipe amor mío. -sonrío con ternura y aun tomados de la mano giramos para quedar frente al Ministro.

El nos ve con una sonrisa y comienza.

-Estamos reunidos aquí, para presenciar la Ceremonia de Unión matrimonial del señor Draco Lucius Malfoy y la señorita Hermione Jean Granger... -el ministro dio inicio a la ceremonia y después de un rato en que hablo sobre el matrimonio, llego el momento.

-¿Señor Draco Lucius Malfoy, acepta usted a la señorita Hermione Jean Granger como su legítima esposa, para amarla, cuidarla y respetarla cada día de su vida, hasta el final?

Mire a mi preciosa Hermione y mientras asentía con la cabeza hable.

-Acepto.

Luego el ministro tomo la palabra de nuevo.

-¿Y usted, señorita Hermione Jean Granger acepta al señor Draco Lucius Malfoy como su legítimo esposo para amarlo, cuidarlo y respetarlo todos los días de su vida, hasta el final de estos?

Me miro con una sonrisa radiante que hizo que por un momento me sintiera desmayar, y hablo.

-Acepto.

Nos miramos cómplices y luego de colocarnos los anillos, decir los votos y todo lo necesario para nuestra unión, llego el final de la ceremonia, el tan esperado por mi, debo admitir.

-Así pues, y visto vuestro consentimiento, y en virtud de las facultades que el Ministerio de Magia me ha otorgado, yo los declaro, marido y mujer. Puede besar a la novia. -se dirigió a mi, y yo sin dudar la tome con delicadeza de la cintura y con mi mano libre levante su rostro con cariño, nos fundimos en un beso lleno de amor y felicidad, uno que jamás olvidaríamos.

Notamos como los anillos de compromiso brillaron con mas fuerza y en ese momento nos dimos cuenta que ya nos los podríamos quitar, pero yo no tenía ganas de hacerlo, así que los dejamos donde estaban.

-Le amo como no tiene idea Señora Malfoy... -sonreí contra sus labios.

-Y yo a usted, tanto que no podría imaginarlo señor Malfoy. -dijo con una sonrisa.

Nos separamos y miramos a los invitados quienes aplaudían sonrientes y algunas mujeres con lagrimas en los ojos, -el caso de mi madre, mi suegra (que bien sonaba), Astoria y Pansy- mi padre y mi suegro nos miraban con una sonrisa llena de felicidad.

Caminamos tomados de la mano, sobre el campo de flores que inundaba el camino, para dirigirnos a la mansión, ya que la fiesta de celebración seria hasta en la noche.

De pronto todos se acercaron a felicitarnos.

-Felicidades hermano, ya estas encadenado a esa chica. -dijo bromista Blaise que se acercaba para darme un abrazo. Mi esposa lo miro fulminante y mi amigo sonrío y la abrazo. -Ya, lo siento Herms, fue una bromita. -se acerco a su oído lo cual me inquieto un poco y le susurro algo que el pretendía que no escuchara, pero lo hice. -En realidad la que ahora tiene problemas eres tu. Te ataste a una serpiente con mal humor y demasiado posesiva. Pero igual, felicitaciones. -dijo entre susurros que escuche a la perfección, los dos rompieron a carcajadas mientras yo, cruzado de brazos les observaba indignado.

-¿Terminaron de burlarse? -pregunte arqueando una ceja.

-Tranquilo amor. -mi esposa se acercó para darme un suave beso en los labios, no tuvo que ponerse de puntillas como solía hacerlo, porque aquellos tacones favorecían su altura que la hacían quedar tan solo pocos centímetros más baja que yo. Cualquier rastro de molestia se fue al sentir sus labios sobre los míos, pero volvieron a interrumpir.

-¡Herms! -ambas chicas, las mejores amigas de mi novia y también amigas mías se abalanzaron -casi literalmente- a mi novia. -¡Felicidades!

Luego me miraron y se acercaron para darme un abrazo a mi.

-Felicitaciones Draco. -dijo sonriente Astoria.

-Gracias. -conteste con otra sonrisa.

Luego Pansy se volvió a acercar a mi, intimidante debo decir.

-Mira Draco, eres mi amigo y todo, pero debo decirte, mas bien aclararte que si llegas a lastimar a Herms, a mi mejor amiga, ten por seguro que te quedas sin descendencia. -yo la mire horrorizado a lo cual ella sonrió. -Tranquilo Draco, felicidades. -dijo ya mas tranquila para luego abrazarme.

-Tus amigas me asustan. -susurre en el oído de mi novia.

-También son tus amigas amor. -contestó ella dándome un beso.

-¡Chicos! ¡Felicidades a ambos! -dijo Theo abrazándonos a los dos.

-Gracias amigo. -respondimos con una sonrisa.

Luego Theo me miro serio.

-Oye Draco. Quiero decirte que como me entere que lastimaste a esta chica, mi mejor amiga debo decir, ya sea emocional o físicamente, yo mismo me encargo que no veas la hermosa luz del día en tu vida. -dijo él intimidante mientras pasaba un brazo sobre el hombro de mi Herms, lo mire con el ceño fruncido.

-¿Y a mi quien me defiende? -pregunte indignado.

Prosiguieron todos a felicitarnos, entre amenazas -para mi- , abrazos, besos y sonrisas fuimos saludando a todos.

Daphne, Marcus, amigos del colegio y compañeros de casa, mis padres, los Parkinson, mis suegros, los Greengrass, los Nott, los Zabinni, mis familiares por parte de los Malfoy y los Black, toda la familia de mi novia, los Granger y los Ross; algunos profesores del colegio como nuestro padrino y profesor favorito, entre otras personas de familias poderosas y ricas del mundo mágico nos desearon una vida feliz en nuestro matrimonio.

Luego poco a poco comenzaron a retirarse, ya que solo familiares y amigos cercanos habían sido invitados a la ceremonia, ya en la noche volverían para el banquete de celebración, o sea, la fiesta.

El tiempo pasó rápido y ya eran las tres de la tarde cuando mi madre con Jean se acercaron a mi esposa.

-Querido yerno, -sonreí. -Nos llevaremos a Hermione unas horas para prepararla para la fiesta de esta noche.

Yo asentí sin muchas ganas y bese a mi esposa con amor. Luego ella se alejó junto a esas dos mujeres que tan importantes eran tanto en mi vida como en la de mi esposa.

Me fui a mi habitación y me recosté un poco para descansar.

La fiesta comenzaba hasta las ocho de la noche así que tenía tiempo para dormir por lo menos un rato y despejar mi feliz mente.

Con una sonrisa me dormí un rato.

Amor entre serpientes (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora