Capítulo 1

1.5K 89 4
                                    


—Y... por último, si traes a alguien para follar, procura no hacer mucho ruido. Aquí se escucha todo —advirtió la pelirroja enarcando una ceja.

Era mi nueva compañera de piso, Scarlett. Me comentó que también había un chico, pero aún no tenía el "gusto" de conocerlo. Tampoco me interesaba mucho sociabilizar. Simplemente no podía permitirme pagar un departamento yo sola, y me vi obligada a compartir piso. No tenía intenciones de molestar a nadie, así que esperaba recibir lo mismo de ellos.

—No pienso traer a nadie —expresé, frunciendo mis labios. En lo último que pensaba era en sexo. Se había convertido en algo repugnante para mí desde que viví con Hunter.

—Pues bien, eso es todo —dijo abandonando la que sería a partir de ese momento mi habitación. Solté un suspiro y me senté en la cama, mirando un punto fijo. Ese mismo día había finalizado mi contrato de seis meses en la tienda de ropa. Necesitaba encontrar un empleo cuanto antes, no podría mantenerme con mis pequeños ahorros por mucho tiempo.

Determinada, me di un baño y me cambié para estar presentable. Observé mi reflejo en el espejo y toqué mis ojeras. Cada vez se notaban más, pero nada que un poco de maquillaje no pudiese disimular.

Salí del apartamento dispuesta a recorrer el centro de la ciudad. Entré en numerosos restaurantes y tiendas; no obstante, en ninguno de ellos requerían personal. Estaba agotada, pero no me iba a rendir tan fácilmente. Como última opción, me dirigí a un club nocturno. Sabía por experiencia lo duro que era el mundo de la noche, pero no me importaba, trabajo era trabajo.

—Hola —saludé a una chica joven, aproximadamente de mi edad, que estaba sola en la barra —¿Se encuentra el jefe?

—No, pero yo soy la encargada —respondió mientras se acercaba y me escaneaba de arriba a abajo —¿En qué te puedo ayudar?

—Solo quería saber si necesitan a alguien —mencioné, nerviosa —La verdad es que me urge el trabajo.

—¿Sabes servir copas?

Asentí, recordando mi primer trabajo cuando vivía con Hunter.

—Sí, estuve en un pub varios años.

—Perfecto, empiezas esta noche —comentó, y no pude evitar alzar las cejas. Vaya, eso fue rápido —Cuando vengas tendré listo tu vestuario. Por cierto, soy Keira.

¿Vestuario?

Solo esperaba que no fuera muy extravagante. Odiaba sentirme expuesta.

Después me explicó todo lo relacionado con el local y el tema del salario, que para mi sorpresa era bastante bueno. Salí del club un poco más tranquila, dirigiéndome de nuevo al departamento. Lo único que deseaba era tumbarme en mi cama y dormir un rato.

Cuando llegué, me quedé congelada al ver a un chico semidesnudo en la sala. Solamente llevaba una toalla rodeada en su cintura. Era evidente que el chico se cuidaba, sus abdominales lo demostraban.

Supuse que ese chico tan atractivo era mi otro compañero. Él, al igual que Scarlett, eran mucho más jóvenes que yo.

—¿Te gusta lo que ves? —murmuró en tono burlón. Hice una mueca por su arrogancia.

—No te emociones, no es nada del otro mundo —respondí seca, antes de caminar hacia mi cuarto.

Una vez dentro, cogí una foto vieja de mis padres y me senté en la cama, apretándola contra mi pecho. Una oleada de recuerdos regresaron a mi mente. Los extrañaba tanto. Quería tragarme mi orgullo, pedirles perdón por haber sido tan estúpida, por haber dejado todo por Hunter, pero el miedo a que me rechazasen me frenaba. Seguramente para ellos estaba muerta.
Además, regresar al pueblo suponía recibir miradas acusatorias de nuevo.

"—¿Piensas largarte con ese hombre que apenas acabas de conocer? ¿Te has vuelto loca? —gritó mamá con histeria. La ignoré y seguí ordenando mis maletas. Estaba harta del pueblo, de que me juzgasen todos. La culpa me atormentaba, y mis padres no me apoyaron ni la mitad de lo que lo hizo Hunter.

—¡Es un drogadicto, maldita sea! —intervino papá, su potente voz me hacía temblar. Él podía llegar a ser muy intimidante cuando se enfadaba —¡No te va a traer nada bueno! ¡Lo tendrás que mantener tú sola!

—¡Él es bueno conmigo! ¡Y me quiere! —exclamé, defendiéndome. La ira surgía a través de mí con cada palabra —¡Al menos no me juzga con la mirada como hacéis vosotros! ¡Me equivoqué, joder! ¡No soy estúpida, la conciencia me lo recuerda cada día! ¡Pero hubiera dado todo por que me apoyáseis y no me sintiera tan sola!

El dolor cruzó sus miradas, ambos se quedaron en silencio. Sin perder más tiempo, me fui con la intención de dejar todo atrás, ignorando que había tomado una decisión de la que me arrepentiría toda mi vida. El dolor me perseguía allá donde fuera, y se hizo más fuerte cuando los abandoné."

El rugido de mis tripas me sacaron de mis pensamientos, recordándome que no había comido nada desde que me instalé en el piso. Suspirando, limpié mis lágrimas y me dirigí a la cocina a por una manzana. No tenía ganas de cocinar, solo quería dormir para no pensar.

—Hice pasta, sobró bastante —comentó una voz detrás de mí, sobresaltándome —Por si te apetece.

Me giré con el ceño fruncido, viendo al chico de la toalla. Afortunadamente ya se había vestido y era menos incómodo. Este me observó con curiosidad, esperando una respuesta.

—Eh... gracias —contesté, dejando a un lado la manzana —La probaré.

—Soy Jordan —se presentó antes de cruzarse de brazos. Los bíceps se marcaban debajo de su camiseta, pero me obligué a apartar la mirada —¿Y tú eres...?

—Isabella —dije con timidez. Su expresión se endureció al instante, y abandonó la cocina murmurando algo que no entendí. ¿Qué problema tenía con mi nombre? Aunque, pensándolo bien, ya nada podía sorprenderme.

Mi vida era un imán de problemas.


¡Hasta aquí el primer capítulo! Espero que les haya gustado 🖤

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


¡Hasta aquí el primer capítulo! Espero que les haya gustado 🖤

La perdición de Isabella ©Where stories live. Discover now