13. Reglas

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~Shima~

Luego de dialogar con Shiemi nos pusimos de acuerdo respecto al estadía de Samuriem. A pesar de estar todo aclarado y decidido, estaba algo preocupado. Nuestra deducción era descabellada y arriesgada. Pero al mismo tiempo no podía evitar sentir curiosidad. La llegada de Samuriem le dará un giro a nuestras vidas, en especial a la de Rin. Muero por saber cómo va a acabar esto. Cómo su encargado en este mundo, debo hacerme responsable de su seguridad. También de su bienestar y demás. Lo cual me provoca un poco ansiedad. Personalmente, nunca he cuidado de un demonio. Sé que estará aquí con Rin, pero aún así; está bajo mi tutelo. Debo investigar más sobre el destino azul. En estos casos, lo mejor será recolectar la mayor información posible.

—¡Chicos! —Llamé a los demonios, quienes recién terminaban de perseguirse con la sartén. —Hemos tomado una decisión. —Miré a Shiemi y le di un guiño. —Mira esto.

Esperamos a que ambos llegaran y se sentaran frente a nosotros.

—Estuvimos hablando y, creemos que lo mejor es separarlos.

—¿¡Q-QUÉ!? —Gritaron los dos a coro. Yo reí junto a Shiemi.

—Es broma

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—Es broma. —Puse los brazos sobre la mesa. Ambos soltaron un suspiro de alivio. —Samuriem se quedará aquí. Aprenderá a convivir sin tener la necesidad de asesinar todo lo que se mueva.

—¿E-Eh? ¿Quien eres tú para decidir qué tengo que hacer? —Se quejó mientras se cruzaba de brazos.

—No le digas que tiene que hacer. —Pude sentir un aura molesta en su persona.

—R-Rin, tranquilo! —Bromeé un poco para intentar calmarlo. El lazo es más fuerte de lo que creí. —Bien, entonces hay algunas reglas. —Me levanté de la silla, dejándole esa parte a Shiemi.

—Número uno, Samuriem no puede salir del edificio. —Dijo calmada.

—¡¿Y porqué no!? —Volvió a quejarse. —¡Rin! ¡Tráeme la sartén!

—P-Para qué? —Preguntó dudoso al ver su reacción.

—Alguien va a perder los dientes. —Dijo mirando a Shiemi.

—Oye, cálmate. —Todos me miraron. —Todo lo que vas a escuchar debes hacerlo. —Miré a Rin. —Por el bien de los dos.

—Yo puedo protegerla. —Se levantó de la silla.

—Asesinarías a alguien que la tocase?

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