Capítulo 1

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Cr. img: travel.gaijinpot.com

¡Hola! ¡Ali está de regreso por este fandom! 

Ahora vengo con un KiriBaku todo bello, todo precioso. 

¡El fluff reinará aquí! Habrá un poquito de drama, pero... Love is in the air~

Este es mi nuevo proyecto y espero les agrade *corazoncito*

Nota: El apellido de Katsuki será Midoriya, no Bakugou, ¿vale?

Sin más a leer~

~*~*~*~

Shizuoka-shi, Aoi-ku, Shizuoka-ken.

Estación Shizuoka, 6:40 am.

En la entrada de la estación se encontraban los integrantes de la familia Midoriya: Yagi, Inko, Izuku y Katsuki. Los dos últimos con maletas y bolsos en mano; todo lo necesario que podían llevar a su nuevo destino.

Inko se encontraba especialmente nerviosa y algo triste. Yagi había intentado calmarla por todos los medios, pero ni el enlace había funcionado. De cierta forma sabía que era normal que se sintiera así. Los omegas eran muy apegados a sus cachorros y cuando estos alcanzaban la edad adulta y abandonaban la casa, padecían el famoso Síndrome de Nido Vacío. Yagi podía entenderlo y hasta él mismo sentía tristeza por la partida de sus dos hijos: Izuku y Katsuki. Aunque no fueran sus propios cachorros, los había adoptado y criado como suyos.

Justo ese día ambos partirían a sus destinos: Katsuki iría hacia Tokio-to, al norte, e Izuku hacia Mie-ken, al sur. Ambos ya con dieciocho años, y habiendo pasado los exámenes de admisión de sus respectivas universidades, comenzarían a labrar su camino. Uno estudiaría para fisioterapeuta y otro para intérprete.

Inko percibía por su enlace con Yagi, las emociones de éste y sus intentos por calmarla. Aquel hombre sumamente delgado, de rubios cabellos y ojos azules vibrantes, era su alfa. Un alfa que no tuvo reparo en aceptar criar cachorros que no eran suyos —y sabiendo que Inko no podría darle uno propio—, que le demostraba cada día su amor, que cumplía su promesa de estar a su lado en todo momento. Yagi había sido un buen padre para aquellos chicos-problema. Uno amoroso y paciente, que reprendía cuando era requerido y alentaba a sus chicos para ser mejores personas; no importando la casta.

Haciendo retrospectiva, Inko tuvo unas inmensas ganas de llorar al percatarse lo rápido que habían pasado los años. Tenía frente a ella su mayor proyecto de vida, el culmen de todas sus noches en vela cuando enfermaban y el fruto de sus enseñanzas. Sus dos hijos, sus retoños... Aunque Katsuki no hubiera nacido de ella, era su hijo, lo amaba como tal y él lo sabía.

—Inko —llamó Katsuki con el ceño fruncido al verla derramar lágrimas—, volveremos en las vacaciones —aseguró mientras la miraba a los ojos. Sus orbes eran similares a los rubíes. Tan rojos y únicos.

—¡Sí, madre! —secundó Izuku con voz cantarina y sonrisa deslumbrante—. También trataremos de hablar cada semana, ¿cierto, Katsuki?

El rubio simplemente asintió, haciendo un sonido similar a un gruñido al recibir el codazo amistoso del joven alfa.

—¿Traen todo? —inquirió con voz entrecortada, limpiándose sin éxito sus lágrimas con su pañuelo—. ¿No se les olvidan sus papeles? ¿Sus pases? ¿Sus carteras?

—Sí, Inko —replicó con fastidio el rubio—. Traemos todo.

—Katsuki —llamó Yagi—, en cuanto llegues no olvides...

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⏰ Last updated: Nov 29, 2020 ⏰

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Pedacito de cielo - [KiriBaku]Where stories live. Discover now