Capítulo 17. Nuevo plan.

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HanGuangJun se alejó para poder apreciar su obra de arte, mirando como el rostro de WuXian ya estaba ruborizado además de respirar pesadamente.

En este punto la mirada de Lan WangJi ya estaba perdida y sus orejas tenían matices rojos.

Wei Ying recuperó el aliento y sonrió. —¿Ya estás ebrio? —preguntó burlón, después tomó de nueva cuenta la jarra de vino y dio un largo trago, podía sentir los ojos dorados mirarle en todo momento. Estaba a punto de volver a besar al HanGuangJun cuando este habló.

—Wei Ying, te amo.

El Patriarca no escupió el vino nomas para no salpicar el bello rostro de jade que había enfrente, pero no pudo evitar ahogarse un poco y que el vino se deslizara fuera de su boca para descender por su cuello y pecho.

—¿Qué? —Wei Ying seguía aturdido. No lo veía venir.

—Yo amo a Wei Ying—. Si bien Lan WangJi lo demostraba en todo momento, ya fuera con acciones y de vez en cuando palabras dulces nunca se lo había dicho tan directamente. —Yo amo a Wei Ying —repitió para asegurarse que Wei WuXian lo había escuchado.

Wei Ying rio suavemente. —Pensé que yo sería el primero en decirlo —con una sonrisa traviesa se acercó para jalar con la boca la cinta de la frente del Lan. —Si me amas entonces no te contengas —susurró en voz baja mirando directo a los ojos de HanGuangJun.

De un rápido movimiento, Lan Zhan empujó a Wei Ying sobre la mesa, con inquietud y torpes manos amarró por enfrente las extremidades del temible Patriarca.

WuXian estaba emocionado y excitado, por lo que en cuanto sintió que sus manos estuvieron bien sujetas las elevó para envolver con sus brazos el cuello del Lan.

—No te dejaré ir Lan Zhan —dijo con voz ronca.

El Lan terminó dando unos pasos y apoyó a Wei Ying contra la pared, la fría estructura hizo que el caliente cuerpo de WuXian temblara. Las manos de Lan WangJi terminaron retirando la poca ropa que aún quedaba de ambos, así entre roces y besos, el Lan tomó entre sus manos ambas erecciones que se rozaban una y otra vez.

—Lan Zhan ahh... te necesito... —suplicaba Wei Ying con voz entrecortada.

Pero Lan WangJi seguía acariciando y besando, ignorándolo.

En este punto lo único que podía hacer el Patriarca era abrazarle fuertemente con las piernas de la cadera y gemir en su oído. Estaba tan sumergido en sus sensaciones que no se percató cuando dos dedos empezaban a moverse energéticamente en su interior.

—La-Lan Zhan por favor... —sus ojos empezaban a inundarse de lágrimas y una leve capa de sudor empezaba a surgir.

Lan WangJi lamió desde el pecho hasta el cuello, justo donde el vino se había derramado, dejando a su paso un dulce sabor. Realizó esa acción una y otra vez, mientras tanto con una mano seguía acariciando estimulando las erecciones y con la otra preparaba a Wei Ying. Después de limpiar todo el vino depositó besos y hacía pequeñas succiones, decorando la piel con nuevas marcas rojizas, como última decoración mordió con fuerza el área de las clavículas.

—¡Ahh! ¡No tan fuerte! —se quejó al sentir el estallido de dolor.

El Lan aprovechó ese momento, por fin se adentró en el suave y caliente interior de Wei Ying, pudo escuchar como el aire se le cortaba al de ojos grises. Wei Ying quiso decir algo pero las palabras no salían de su ser, por lo que en silencio soportó las fuertes embestidas.

Por un lado sentía la fría pared en la cual tenía la espalda apoyada, mientras que por el otro lado estaba el ardiente cuerpo del Lan, cuya hombría arremetía sin parar en su interior, dos fuertes manos lo sujetaba de las caderas para alzarlo y bajarlo en un ritmo feroz. Trató de soportar la mayor parte del tiempo, pero llegó un punto donde sentía arder su interior, además de que la dura pared empezaba a incomodar, ya que los rápidos empujes hacían que se friccionara contra el muro.

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