Aunque las nubes lloren

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Podía sentir como las templadas gotas de agua caían sobre sus mejillas, se encontraba sentado bajo un cielo grisáceo, las lágrimas de vez en cuando se fundían con la lluvia haciendo que el maquillaje de sus ojos corriera manchando su rostro cubierto de pecas, el cuerpo le temblaba pero sabía perfectamente que no era por el frío, no era porque había pasado toda la tarde bajo el diluvio con la ropa completamente empapada, era algo más, era un frio que le corroía hasta los huesos y se extendía por todas sus venas, lo consumía lentamente, era un doloroso vacío que hacía presión sobre su pecho y le revolvía el estómago, sus ojos miraban directamente a las copas de los árboles tratando de perderse en el verde opaco de las hojas, tratando de distraer a su cuerpo de lo que escondía bajo las muñequeras, odiaba cada maldita emoción desbordante, sentía como si su ser se consumía en el deseo de algo más, lo inalcanzable e irreal de la perfección. Los dedos le dolían por las gruesas cuerdas de la guitarra, y las palabras le quemaban por dentro, aún recordaba con exactitud ese momento, todo había quedado plasmado como un escena en blanco y negro, tan vívida que sentía que si estiraba un poco las manos podría tocar las frases. Se sentía inútil, jodidamente inútil. ¿Era acaso eso verdad? Solo tenía que arder junto a su inconformidad, y dejar que los que si nacieron con brillo propio tomen su lugar en el escenario, acaso debía acostumbrarse a vivir bajo la sombra de alguien que había nacido para algo que el sentía muy adentro, debía solo arder junto a sus esperanzas, y dejar que hagan los destrozos que sean necesarios adentro hasta que los sueños del ayer se conviertan en cenizas que no quieres ni volver a mencionar incluso en las noches en que la almohada no es tu confidente. ¿Para qué intentarlo? Nunca sería ni la mitad de bueno de lo que alguien con luz podría. Había un vacío, como si algo hubiera sido arrancado, no sabía exactamente qué, pero aún seguía allí, latiendo en carne viva, el frío le quemaba, más que cualquier tipo de cigarrillo

   Todo el lugar era llenado nada más que por las pequeñas y finas gotas encontrando su fin contra el suelo, el olor de la tierra seca siendo finalmente humedecida llenaba completamente la atmósfera, no había nadie en el parque, no había nadie alrededor en las otras bancas, solo estaba él y sus pensamientos, solo él y aquel sentimiento gélido extendiéndose tortuosamente por cada rincón..

-Dee?!- escucho a lo lejos junto con las fuertes chapoteadas de las zapatillas contra el asfalto mojado. Sus ojos se abrieron de par en par, clavando su mirada en un pelirrojo que corría con dificultad hacía él con un paraguas negro enorme cubriendo todo su cuerpo de la llovizna. De pronto toda la oscuridad se había esfumado. Rápidamente se enderezó y limpio con brusquedad su rostro con sus mangas húmedas dejando algo rojas las mejillas.

-Dee, te busqué por todos lados ¿Que haces aquí bajo la lluvia?- no hubo respuesta alguna, ni siquiera una mirada molesta, o un desdén de frustración, Heavy intento buscar los ojos azulados de su hermano, pero estos estaban cubierto de un manto que parecía haberlos opacado totalmente, no podía reconocer que clase de sentimiento era ese, no era tristeza, no lo era.

-Dee?- llamó nuevamente el menor esta vez acercándose un poco más, con las manos fuertemente aferradas al mago de mental del paraguas, tratando de que la ventisca no se llevara lejos nuevamente -¿Estas bien? ¿Te sientes enfermo? Yo puedo llevarte a casa y darte un poco del té que siempre nos da papá para los resfriados- dijo con una pequeña sonrisa, tratando de hacer contacto visual, pero los ojos de Dee se encontraban perdidos en otro lugar, parecía estar tan lejos de ese parque -Dee?- el menor ya estaba empezando a preocuparse, y trago un poco de saliva intentando tragarse los nervios de paso. Rodeo el viejo banco de madera hasta quedar atrás del rubio, su pelo esponjoso parecía una mortal tela de arañas donde las gotas quedaban atrapadas. -¿Dee? ¿Me escuchas?- con un poco de esfuerzo solto el mango sosteniéndolo solamente con una mano, y la otra se dirija hacía el hombro de su hermano mayor, estaba preocupandolo, cosa que no era característico para nada en él, usualmente Heavy era el niño del que los adultos dicen a sus hijos que deberían alejarse porque su actitud y aspectos eran preocupantes. Sin previo aviso recibió un fuerte manotazo, haciendo que este retrocediera un poco casi perdiendo el equilibrio

Dee x Heavy one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora